No eliges
tus orígenes ni el lugar del mundo en que te encuentras. Pero un día el destino
o quizá esas casualidades que determinan la vida, lanzan frente a ti una
estrella, y si la atrapas y la cuidas, te regala la felicidad más intensa que
un hombre pueda conocer. Aparecen en tu trabajo, en tu intimidad, o en una amistad
que duradera o efímera, perfilan tu vida para siempre. Son esos ángeles que
hacen de nuestras miserables vidas masculinas un paraíso. Benditas mujeres, el
único regalo de la vida.
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