sábado, 23 de agosto de 2008

Crespones ciegos

Somos humanos, y como tales imperfectos. Por lo que la parca siempre nos encuentra, sobre todo cuando alguien nos la envía. Y eso ha ocurrido en Madrid hace unos días. Solo quienes hemos sufrido la muerte de un ser querido de manera tan súbita y evitable sabemos bien el inmenso dolor que nos lacera. Pero en la vida llorar no lo es todo, y no podemos abandonarnos a nuestros sentimientos más primarios, por muy comprensibles que sean. Los que han perdido deben llorar, el resto debemos trabajar para protegerles y evitar su soledad el resto de sus días, que la muerte es un instante, pero el llanto por ella es eterno, aun cuando sus lamentos se oigan cada vez más bajos.

Inesperadamente la muerte

Hay momentos en la vida para llorar, y otros más adecuados para apretar los dientes y gritar de rabia. Hoy es más propio hacer lo primero, apagando todos los sonidos que hay alrededor, para que el llanto reine, y así la pena se expanda, y el alma se alivie, aunque solo sea un poquito. Pero en nuestra sociedad, ese silencio que permite oír a los muertos, es imposible, para eso están los medios de comunicación.

lunes, 18 de agosto de 2008

Placeres


Leer es uno de ellos, quizá el más intenso, porque frente a otros en los que regocijas de forma pasajera tu cuerpo, solo tocando la piel de quien te ama, en este penetras en lo más profundo de su corazón. Leer te abre un velo leve y sutil, uno que envuelto en historias, a veces peregrinas, nos muestra a corazón abierto, y con el alma desnuda, por más que la queramos enfundar y cubrir en pesados ropajes repletos de letras. Antes ese placer solo ardía en la cama de los libros, hoy también en pantallas, en ventanas eléctricas que muestran en aluvión, miles de corazones. Uno de ellos decidió hace unos días que este blog colectivo le ofrecía un pequeño placer (cosas de Noemí, que es muy generosa), y hoy me toca a mi descubriros los mios. Algunos ya son propios del mundo, son páginas escrutadas hasta la última esquina. Ya no las puedo premiar, pero no me resisto a agradecerlas en público cuanto palpito por ellas.

domingo, 10 de agosto de 2008

Nat Young



No hay nada más triste en el surf, como en otros deportes, que esas viejas estrellas, pasada su época de gloria, que deambulan por los circos deportivos, arrastrando su dignidad y su incapacidad para adaptarse al paso del tiempo. Young no es una de ellas. El sigue siendo una estrella, un ejemplo y un número uno, aunque ahora en otra cuenta.

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