No puedo
evitar el no entender el mundo en el que vivo. Sospecho que tengo la culpa por
mirar con excesivo detenimiento lo que me rodea, pero es que hay cosas que
rechinan de tal manera que es imposible callarse.
A falta de
esperanzas políticas, la noticia de los telediarios ha sido la nueva campaña
publicitaria del provocador Yves Saint Laurent, pero no por sus cualidades textiles,
que deben ser muchas, sino porque ha servido para sacar a flote toda la
mojigatería y la incoherencia que tenemos por estos andurriales.
La campaña va
de chica escuálida, que tras 20 meses sin probar bocado en embute en unas
tallas imposibles, para tomara otras más imposibles posturas, de esas de “comeme
lo to”. Posturas, por cierto más propias para que a una la azoten o para
demostrar sumisión que para realizar un sexo placentero. Que a la agencia de publicidad encargada de
vender la colección le parezca conveniente poner a una modelo tocándose la raja
(como diría Mónica Naranjo), bajo el encaje de su ropita interior resulta al
menos desconcertante, en cuanto Al mensaje que intenta transmitir.
Varios
periódicos y cadenas de televisión de media Europa, e incluso las agencia
municipales de publicidad que gestiona las marquesinas y los autobuses de varias
capitales se han negado a dar asilo a tamaña cartelería.
Tras el escándalo,
que es un medio publicitario bien reconocido, el contraataque de la casa de
modas ha sido inmediato, acusando a los censuradores de eso, y de atentar
contra la libertad de expresión, etc,etc.
Con lo que
no contaban los creativos era con que la campaña se lanza en las fechas que rondan
el día de la mujer trabajadora y que, por tanto, parte de la progresia hiciera
mutis o criticara abiertamente lo que consideraban una vulgar venta de carne (más
bien hueso) femenina.
Aunque se
han quejado de boicot económico, no se yo si la censura no habrá vendido más
que la campaña diseñada. Y es que, normalmente, cuando la publicidad es tan
agresiva y a lo burro es lo que busca, la notoriedad y la propaganda gratis,
por el hecho, que dirían los anarquistas.
Yo sobre el
tema no entro. Y eso que presentar a una mujer como un cuerpo mono, y proponer
que una mujer de moda debe ser sumisa y provocativa y que la mejor salida a la
crisis es ser más caliente que un edredón de IKea, me parece vil y anti todo,
pero como en este continente, en temas de igualdad de género estamos a por uvas,
pues suma y sigue.
En lo de la
censura de los medios tampoco entro, porque a fin de cuentas son empresas
privadas, y si no les va el rollo de mancillar la dignidad femenina, perfecto.
Eso si,
algunos de los que han hecho sorna de la campaña, son las mismas agencias que han
colocado en las marquesinas de ciudades como Madrid la imagen de Eva Mendes saludando en Bragas,
como si fuera la cabalgata de los Reyes Magos, y eso si que suena un poco
fariseo.
Claro que
lo mismo el veto proviene del mensaje subliminal, no de la imagen. Porque los
responsables de la campaña han explicado que esta trata más que de sexo, de la
soledad de las mujeres, de los silencios de la vida y de la insinuación y la
provocación como forma de conocerse mejor. Y claro, menudo método de
autoconocimiento.
Lo que si
me parece escandaloso son las comparaciones. De forma muy acertada, Valerie
Tasso, la autora de libros eróticos, explicaba hace unos días que le parecía
triste el que la imagen de la mujer se prohibiera por escandalosa, mientras hay
anuncios de videojuegos de gran brutalidad en televisión, o la publicidad de
películas como “asesinos”, de Verhoeven, no tiene ninguna traba. Curioso, por
el sentido tan vaporoso que tenemos de la moralidad, la ética y los valores, no
ya los ciudadanos, que cada uno es libre, sino los poderes públicos, encargados
de velarlos, y los medios de comunicación, responsables de muchas conductas, al
difundir mensajes con, para mucha gente, autoridad.
Pero,
frente a esta historia, que ha levantado una áspera polémica a mi me ha
desconcertado, y me ha provocado mucha inquietud otra, mucho más importante que
la dominación la historia de Andrea Santos.
Tras 18
duros meses de entrenamiento físico intensivo, y de gran dureza, esta madre gaditana,
consiguió superar a muchos hombres, en una dura oposición para obtener plaza en
el cuerpo de bomberos de una gran empresa, contratada por el estado. Lo
consiguió con todo merecimiento, junto a siete mujeres más. Han pasado dos
años, y dos sentencias judiciales que la amparan, pero Andrea y sus siete
compañeras siguen en paro, pues su empresa no les dio la plaza que habían
ganado limpiamente.
La ley es
clara. La Constitución ,
la Ley Orgánica
de Igualdad y el Plan de Igualdad de Género de la Administración General
del Estado la amparan.
La propia
convocatoria de la oposición establecía la existencia de una reserva de un 5%
de las plazas para mujeres a modo de discriminación positiva. Ni siquiera hizo
falta. RAndre levantó más de los 40 kilos que manda la convocatoria, venció en
los 100 metros
a la mayoría de sus rivales, y les dejo en evidencia en una prueba de natación
que ganó con una superioridad insultante, frente a una recua de yogurines de
gimnasio. Pero la empresa hizo caso omiso, y no contempló ni la reserva. Aun
más, la empresa notificó de palabra a Andrea la adjudicación del puesto, de
manera que cuando esta descubrió el engaño, los plazos de reclamación habían
terminado.
No es ni
siquiera una cuestión de ideales, ni de defender igualdades. Es una cuestión de
comer. Ha luchado por ese empleo por que lo necesita. Pero no puede ser. Igual como
no se ha puesto en posición de ataque, como la de la foto, no tiene
posibilidades.
La empresa
ha aducido lo de siempre, “aunque una mujer tenga derecho legal a ejercer un puesto
si no alcanza las condiciones físicas requeridas, pueden poner en peligro las
vidas que tengan que salvar en algún momento, luego no puede ser bombera”. Muy
buena la frase, salvo por el hecho de que Andrea si supero las exigencias del
examen.¿Y que?, os preguntareis. Pues nada, que he buscado ávidamente un
comentario sobre el tema de las asociaciones que se metieron con la campaña de
Yves. Y de momento nada. No he encontrado nada.
Así que
sigo sin resolver la pregunta que me carcome. ¿Pornografía que es, una mujer
esclava de la líbido, o una mujer que no puede alimentar a sus hijas, por que
hasta el gobierno que juró protegerla la niega el trabajo que ha ganado con su
esfuerzo?. Y es que hay muchas maneras de joder al prójimo. Y a la prójima, aun
más.
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