jueves, 20 de noviembre de 2014

Pelayo Díaz llega a la alta costura



En los principios de su carrera, más de un crítico estuvo tentado de desenvainar el gladio y trocear su cuerpo menudo para así defender el orden estético de la humanidad, y su salud visual. Pero Pelayo es de esa gente que, convencida de su camino, marca el paso y no se detiene, por mucho que arrecie el viento. Hoy es el It fashion por excelencia de la moda española y se lo ha ganado.

Era solo un niño, y su familia, su madre y su abuelo, en especial, vieron claro que era un niño especial. Todos lo son, pero este más. Si hubiera sido niño hoy, seguro que el ministro Wert le habría condenado por poco talentoso, y le habría despachado en 3º de la ESO a hacer bridas con una máquina por 50 €. Pero en aquel entonces su abuelo, consciente de su ingenio, le apuntó a un concurso de pintura en Gijón. Tenia 8 años, le pidieron que se dibujase a si mismo de mayor. Y dibujo una sirena tecleando en un ordenador. Y tal cual. Hoy es una sirena de la moda. Un chico entre lo más cool y lo más chic, y uno de los blogeros de referencia en el panorama español, el creador de katelovesme.net, uno de los blogs más seguidos y especiales del mundo de la moda.

Descubrió su lado it asesorando a su madre, entre telas de Chanel y Christopher Kane, metiéndose con trampas en backstage de algún desfile e iniciando su aventura en la prestigiosa Saint Martins. Nunca se ha graduado y su vida universitaria, al menos en lo académico, quizá pueda calificarse hasta de lastimosa. Pero llegó a ser asistente de Giles Decon, que no dejó pasar la oportunidad de fortalecer la plantilla de su estudio londinense con el joven español. En ese estudio trabajo con él y con el sombrerero londinense Stephen Jones. En trabajo en las tiendas del Támesis y en la vida en aquella ciudad Pelayo creció. Siguiente parada Paris, luego Milán y luego … muchos sitios, quien sabe cuantos. Lugares donde aprender a mantener la mente abierta, y “donde las iniciativas son recibidas con una sonrisa y el interés por lo que hacer para aprender y progresar” .

Cuando en 2007 decidió volcar su experiencia vital en un blog, todo parecía indicar que arrancaba uno más. Otro espacio, al uso de fotolog, para poner fotos sin ton ni son, y llenar sus huecos con jerga y nombres imposibles de diseñadores. Pero no. katelovesme.net es un espacio diferente donde un joven que no es fotógrafo cuenta en imágenes y pequeños textos su experiencia en la moda, en la vida y en la creación. Un blog que nació como un diario de viaje y una herramienta para no perder el contacto con sus amigos, y que estos no le dejaran de ver a él. Un testimonio diario, al fin, no de la moda, sino de él mismo.

Sus andanzas por las grandes pasarelas de moda, desde Nueva Cork hasta la Fashion Week de Estambul, sus propuestas de estilo, sus incursiones en el diseño de complementos, y su ingenua naturalidad le han hecho indispensable en los grandes eventos y en la nominaciones de revistas como GQ, Details o Jak & Jill y The Selby que han considerado su estilo único, y su trabajo sincero, apasionado y claro.

No cabe duda, como le contaba Anna Dello Russo en un desfile de Dsquared este año, que el resurgir internacional de la moda está muy vinculado a gente como Pelayo, impulsores de este mundo en Internet y que han conseguido llevar la moda hasta la casa de todos nosotros, y en tiempo, muchas veces, real.

Hoy, el conocido como Prince Pelayo trabaja como asistente de diseño en McQ de Alexander McQueen, trabajando en el estilismo de grandes estrellas, como Rihanna (lo podéis ver en su vídeo Hard).

En los últimos tiempos, su camino había ido unido intensamente al de David Delfín, su héroe, y para el que ha diseñado los bolsos y complementos de sus últimas colecciones. Un riesgo, porque cuando alguien que vive en un mundo tan cambiante y dinámico se encierra en el círculo de un creador, corre el riesgo de mimetizar, de desarrollar un gusto sesgado y, sobre todo, de cerrar su circulo a más influencias. Igual es solo un sentimiento perverso, pero durante el tiempo en que estuvo con Delfín, Pelayo era más serio, más adusto, más gris, quizá menos fresco.

Pese a todo sigue siendo un tipo genial, que despierta ternura, hasta cuando pincha discos con su amiga Miranda Makarof en el exclusivo Sutton Club de Barcelona o hace de maestro de ceremonias en la tienda Duke de Madrid, para presentar lo último en camisetas de Onitsuka Tigre y los últimos collares de Mawi.

Hoy Pelayo Díaz Zapico camina por otros mundo, de la mano de Nicolas Ghesquière, director creativo de Louis Vuitton, en una relación, a todas luces, que trasciende lo profesional, y que ha llevado a muchos medios clasificados en el sector del cotillero a calificar al bloguero de buscavidas, vividor y aprovechado, por la (eso dicen) ostentación y vida lujosa del asturiano, desde que dejó a Delfín (en el amplio sentido del término).

Lo cierto es que su orientación de estilo no ha variado tanto. Prince se ha convertido en un defensor de la entrada de los elementos femeninos en el universo masculino de la moda. Quizá sea el futuro o solo un rizar el rizo de quien, metido en un mundo que crece a velocidad de vértigo y donde cada idea se queda vieja antes de iluminarla, precisa de hacer un triple salto mortal a cada instante. No se, pero es única sombra en la evolución de una gran persona, que sigue inspirado en la rompiente vida de Kate Moss (de ahí el nombre de su blog), en la elegancia de su padre, siempre de traje y en Vespa por la ciudad, y en la rebelde innovación de Tony Ward y Joe Dallesandro, sus dos iconos.


Imagen Prince Pelayo

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