José Luis Rodríguez Zapatero ha puesto al fin fecha a su retiro. Un 20 de noviembre, el mismo que el destino decidió para otro gobernante, aunque de peor pelaje. El viernes, a las 12,30 Rodríguez anunciaba a la nación, a través de los medios, en rueda de prensa., el calendario de su adiós. Se lo decía a la nación cuando ya todos antes lo sabían. Rubalcaba, que lo sabia incluso antes que Zapatero, Rajoy, parte de su gobierno, parte del empresariado y, por supuesto, el País, que lo anunciaba en su web, unas horas antes del anuncio, iniciando una cascada de avisos en todos los medios. Todo un símbolo de quien manda y quien tiene preferencia para ser informado, y consultado.
Ha sido la penúltima mentira de una gran mentira. Hace pocos meses, más aun, semanas, el propio gobierno, a través de su presidente y varios de sus ministros, insistían tozudamente en negar todo adelanto electoral, justo con el mismo argumento que ahora se emplea para defender lo contrario. Hace unos meses y semanas, agotar la legislatura era un signo de normalidad, una señal de credibilidad y sosiego que se daba a los mercados. Siempre los mercados.