miércoles, 24 de enero de 1990

Hablineses



A la semana de entrar en el colegio, en 1988, se formó de manera espontánea un grupo de alumnos (unos 12) que se quedaban los viernes después de clase a hablar conmigo. Fue una fortuna espontánea. Hablábamos de economía, de política y empezaron a surgir ideas y decidimos intentar ponerlas en práctica. Un día, uno de ellos, Alex Pérez, dijo que le recordábamos a una película de John Ford, dublineses, y de ahí hablineses, los que hablan, los que les gusta la tertulia. Nos reuníamos todos los viernes a las 16,30 después de clase. Lo curioso es que se fueron uniendo más alumnos, cambiando y haciendo más locuras, pero aquellas charlas clandestinas en la sala de profesores nunca han dejado de hacerse.

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