miércoles, 22 de febrero de 2017

Hoax, la mentira cambia de nombre



“Llámame gorrión y échame trigo”. Eso solía decir mi abuelo sobre aquellos que hacen de su capa un sayo, los que al socaire de todo viento desatan su vendaval, y encima son admirados.
Del truculento engaño que anida en cada esquina de la red de redes ya se ha hablado mucho. Y desde la llegada de Trump se están editando enciclopedias.

Personas que no existen, bulos virales, personalidades suplantadas y engaño, mucho engaño. Pero lo de esta semana supera todos los cánones de la burla. Eso si, es una genialidad, que más que críticas, ha sido nido de alabanzas.
En 2010 la revista “Quimera”, el reducto de estilismo literario indie que dirige Vicente Luís Mora, recogía, desde la portada hasta el contrarresto, una colección de artículos cuyos autores no existen, o al menos no eran quienes decían ser.

Tal como confesaba en su blog el autor del experimento, amparado en 22 seudónimos y cinco nombres suplantados, el muchacho se redactó, ahí es nada, el solo, una revista entera llena de críticas falsas, libros inexistentes y autores pendientes aun de nacer. Y todo, dijo él, para experimentar, pero en papel, eso que en la red es moneda corriente, la falsedad.
Muchos de los columnistas habituales lo sabían y cedieron su nombre a la trama, con lo que, con tanto testigo, poco ánimo de dolo había, y, aun más, el chico confesó, ración extra de publicidad, con lo que la revista se agotó en los puntos de distribución, al más puro estilo Charlie Hebdo.

Hoy es una pieza de museo, una rareza literaria, la obra de un jeta. El asunto fue tan lejos, que hasta algún lector escribió a la revista para pedir datos de algún libro, irreal por supuesto, que ante tan elocuente critica, deseaba comprar.
Mora explicó que todo se había basado en un juego que pretendía explorar el umbral de la credibilidad. Dado que engañar en la red esta tirado, experimentar en que más medios de comunicación eso es posible. Vamos, que es un juego para averiguar cuan tontos somos, o como seguir engañándonos. La maldad fue aplaudida, y la cara de tontos de los lectores retratada con escarnio.

Y se sigue engañando, digo bien. Porque Mora tuvo el mérito de decir cuan falso es, pero es reincidente. Autor de un ensayo sobre la mentira llamado Pangea, Mora ya viene hace tiempo buscando medios para encontrar engaños eficientes y sostenibles en medios digitales como blogs, tablets o móviles. Hasta el punto de que cinco años antes de publicar su libro "Alba Cromm”, su protagonista, ficticia, claro, tenia un blog desde el que prospectaba a su potencial público, charlando amigablemente con él.
El fenómeno no es exclusivamente suyo. Se llama hoax o fake. El montaje que se vivió poco tiempo después, sobre la película "I'm still here" protagonizada por Joaquín Phoenix, no deja lugar a dudas que es ya un recurso publicitario de primer orden llamado a causar dependencia y avidez en el usuario.

Pero el trasunto es otro, todo hace indicar que hoax ha dejado de ser una moda, si alguna vez lo fue, para convertirse en una parte de nuestra vida. Cine en 3D, realidad aumentada, vidas digitales, mensajes en cadena pidiendo salvar a una niña de Cochinchina que no existe, encuestas del CIS, compañías de seguros que dicen que te protegen, programas políticos ...

Cuanta mentira nos rodea. Mejor dicho, ¿cuanta verdad queda alrededor nuestro?.
Lo decía Carmena con toda naturalidad tras las elecciones, lo suyo no era un programa, sino una retahíla de chascarrillos y ocurrencias. Lo vemos cada día con Aguirre, empeñada en que el Apocalipsis no lo escribió San Juan, si no Pablo Iglesias.
En la antigua Venecia, envueltos en máscaras y sedas, los súbditos del dux se transportaban durante horas a un mundo más liviano, para volver a la realidad más pronto que tarde. Hoy la llamada “inteligencia”, la supuesta élite cultural y política, nos empaqueta como borregos y nos mandan a un mundo figurado y virtual, para que no molestemos y quedarse ellos con las manos libres. Y encima les hace gracia, que el vulgo caiga como un patán en sus sutiles engaños.

Os preguntaréis que a que viene desempolvar una historia de hace cinco años. Viene a que estos días ha resucitado en varios medios que lo han contado como novedoso, corriendo en las redes de pio en pio.

Seria bonito acabar este artículo poniendo el ejemplo de alguien sincero, de una institución noble, de un líder animoso que encauce nuestros anhelos, usando solo la sinceridad. Estoy en ello, en cuanto dé con él os lo cuento.

Imagen aphotoyear

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