lunes, 23 de octubre de 2017

Tema 18. La Guerra de Independencia (1808-1814)



Comenzamos con este tema la Edad contemporánea, en un final del siglo XVIII en el que no solo la nación, invadida por Francia, afrontaba una situación crítica, sino que la monarquía y el sistema daban sintomas evidentes de agotamiento, y de final de una era, la del imperio.


Como siempre, antes de empezar vamos a fijarnos en este vídeo de la practicopedia para situarnos brevemente en el enredo internacional y palaciego que va a desembocar en la Guerra de la Independencia 


1. Carlos IV, el rey de la crisis

El final del AR se fraguó en la incapacidad reformista de los privilegiados. Pero tuvo su marco temporal en el reinado de Carlos IV. Este reinado (1788-1808) fue un periodo de crisis continua motivada por:

a- fue una etapa de crisis económica. El crecimiento económico de las décadas anteriores se agotó, lo que frustró las expectativas de diversos sectores de la población y agudizó la conflictividad social.
b- cambió el contexto internacional con el desarrollo de la Revolución Francesa. La monarquía española se vio inmersa desde 1793 hasta 1814 en un prolongado ciclo de guerras contra las dos grandes potencias mundiales, Francia y Gran Bretaña. La guerra y sus gastos marcaron negativamente al imperio colonial y a la hacienda, paralizando la política de reformas
c- Pero la crisis fue ante todo política y llegó a afectar al propio prestigio de la monarquía. El momento culminante de este desprestigio y desgobierno, se produciría en 1808, cuando mediante los abyectos Pactos de Bayona, el rey, empleando un sentido muy patrimonial, abdico en beneficio de un rey extranjero: Napoleón

La crisis fue, en realidad, y en medio de un proceso internacional liberal, el triunfo de las tesis rupturitas, ante las reformistas, ante los graves problemas del país, y que esencialmente eran:

- Gastos del estado crecientes e ingresos fijos y estabilizados por causa de las exenciones de los ricos, lo que unido al agotamiento de la capacidad de tributaria del Estado llano llevarán a la bancarrota en varias ocasiones.

Disparidad entre la capacidad y posibilidades de la burguesía y el papel político que representaba. La capacidad de la burguesía para generar riqueza, privada y pública, no se correspondía con el limitado papel político y social que desempeñaba. Esta situación la llevó a adoptar posturas muy críticas frente la irracionalidad del sistema, tal como habían puesto de relieve los ilustrados.

Incapacidad nacional de generar recursos materiales e intelectuales para su crecimiento, hecho solo solucionable rompiendo la vinculación de la tierra, y eliminado las trabas al desarrollo educativo, comunicativa y científico.




2. EL INICIO DE LA CRISIS DEL ANTIGUO RÉGIMEN (1789-1808). EL REINADO DE CARLOS IV

A la muerte de Carlos III en 1788 le sucede su hijo Carlos IV, que se había casado con María Luisa de Parma. Inicialmente mantuvo a los ministros de su padre, caso de Floridablanca, lo que dio un cierto aire de continuidad a esos tiempos.
Sin embargo, pronto (1789) la situación internacional marcaría al gobierno, a través de guerras, crisis agrarias y de subsistencias, los gastos militares y la inflación que generaron, las epidemias, así como por un déficit galopante.
Los males venían también del reinado anterior, en el que las reformas no habían llegado hasta sus últimas consecuencias. Los ministros más reformistas, caso de Olavide, Ensenada, Macanaz, etc., terminaron en prisión o desterrados. Carlos IV heredó instituciones como la Mesta, los señoríos, la Inquisición, los municipios controlados por las oligarquías agrarias, los estamentos: las estructuras, en definitiva, que algunos ministros ilustrados trataron de cambiar o reformar en profundidad sin lograrlo. Todos este conjunto de circunstancias, propias y heredadas, contribuyeron a que el sistema se colocara al borde de la bancarrota.

En estas circunstancias, surgió la figura del ambicioso y manipulador Manuel Godoy, de quien se decía que mantenía relaciones íntimas con la reina (e incluso con el rey). Que manejando hábilmente a estos dos , controlaría el reino a su capricho.
Una de las primeras tareas de Carlos IV fue convocar Cortes para jurar al príncipe Fernando, el futuro Fernando VI, como heredero de la corona. En las sesiones se aprobó una Pragmática Sanción que derogaba la Ley Sálica, que impedía reinar a las mujeres. La Pragmática no fue publicada en el diario oficial del reino, requisito absolutamente necesario para que entrara en vigor. Esta omisión traería graves consecuencias al país en 1834.

3. LAS CAUSAS ESTRUCTURALES.

3.1. Crisis económica y política

El crecimiento económico comenzó a frenarse en las décadas de los ochenta y noventa. Las causas fueron diversas según las regiones, pero, en general, estaban relacionadas con el carácter extensivo del crecimiento anterior: la caída de los rendimientos al cultivar tierras menos productivas.
A ello se unió el estancamiento demográfico desde la década de los noventa. La pérdida de las cosechas de cereales provocaba crisis de subsistencia, que daban lugar a hambrunas generalizadas que elevaban enormemente la mortalidad. Junto a ellas la gripe y la fiebre amarilla mermaron el potencial demográfico español. La pervivencia del Antiguo Régimen limitaba el alcance de las medidas que podrían solucionar los problemas de las crisis de subsistencia y la caída de la producción agraria. La superación de la crisis económica dependía de la introducción de métodos intensivos capaces de mejorar la producción. Pero ello requería grandes inversiones de capital.
Los cultivadores campesinos carecían de capital suficiente. Los grupos privilegiados, no se plantearon las inversiones productivas, debido a su mentalidad y a que ello no les reportaban beneficios evidentes sobre una propiedad, que por ley no podían perder, loo que limitaba también su liquidez. Así, la estructura social del Antiguo Régimen condicionaba las posibles soluciones a la crisis.

3.2. La crisis fiscal de la monarquía absoluta

Las guerras tuvieron un elevado coste económico y provocaron la práctica bancarrota de la hacienda real. Los ministros de Carlos III habían puesto en marcha diversas reformas para aumentar los ingresos, pero todas chocaron con la exención de los privilegiados del pago de los impuestos directos, sobre todo en la Corona de Castilla.
Con las guerras, las deudas crecieron y los ingresos procedentes de América se redujeron. La Corona se vio obligada a recurrir a nuevas medidas fiscales, como el aumento de la presión fiscal, la emisión de títulos de deuda pública o la contratación de empréstitos en el extranjero con cláusulas muy exigentes. Finalmente, en 1798 se recurrió a la desamortización es decir, la venta en pública subasta de parte de las tierras pertenecientes a la Iglesia. Los ingresos de las ventas fueron absorbidos por los gastos de la guerra. Esta medida atacaba directamente uno de los pilares del Antiguo Régimen, y abría la posibilidad de eliminar otros muchos elementos del sistema.
Los problemas de la hacienda no se resolvieron y se convirtieron en un factor determinante en la crisis cada vez más profunda de la monarquía absoluta. La población no podía aportar más recursos, sometida como estaba a una grave crisis económica y de subsistencia. Las únicas vías para aumentar los ingresos eran extender la fiscalidad a todos los privilegiados y promover la venta de propiedad amortizada. Pero esas vías atacaban los fundamentos sociales del Antiguo Régimen.

3.3. La crisis del comercio colonial

Como consecuencia de los conflictos bélicos en que se vio inmersa la monarquía de Carlos IV, el tráfico mercantil con América se redujo drásticamente. Fue muy grave la guerra marítima con Gran Bretaña. La armada británica del almirante Nelson derrotó a la española en 1797 y en 1805, en la batalla de Trafalgar. Los británicos, dueños de los mares, controlaron e interrumpieron el comercio entre España y América y entorpecieron las entradas y salidas del puerto de Cádiz.
A partir de 1796, España perdió el monopolio con América y otros países comerciaron directamente con los territorios americanos.
La crisis del comercio colonial afectó a aquellos sectores que hasta entonces dirigían sus productos agrarios y manufactureros al mercado americano y a los ingresos de la hacienda. Mostró también a los comerciantes criollos los beneficios de acceder al mercado europeo sin la intermediación de la metrópoli. La guerra y la incapacidad de la monarquía contribuyeron, de este modo, a estimular ideas favorables a la emancipación de las colonias.


Godoy, el valido



4 LAS GUERRASY SUS CONSECUENCIAS

Los inicios del reinado de Carlos IV coincidieron con el estallido de la Revolución Francesa, que cuestionaba los fundamentos políticos y sociales del Antiguo Régimen.
Inicialmente, la monarquía cerró las fronteras a la propaganda revolucionaria procedente del país vecino y acentuó la censura contra las críticas que se realizaban desde España a la estructura de poder imperante. Pero tras ello, el gobierno decidió atacar a la Francia Revolucionaria, por defender esta los valores contrarios a su sistema. Y he aquí el gran dilema. ¿Atacar al aliado tradicional, el único país que con garantías podría ayudarnos en nuestra lucha permanente con Inglaterra, o mantener l alianza con un país anticatólico, antimonárquico y contrario al antiguo régimen, para así mantener un aliado frente a los ingleses?
Tras la ejecución del Luís XVI en 1793, el dilema se resolvió. España se alió con Gran Bretaña y Portugal, pero, a pesar de esto, los ejércitos franceses invadieron zonas vascas y catalanas en 1794. Ante la inhibición política de la monarquía, los municipios organizaron su propia defensa. La Guerra Gran, como se conoce en Cataluña este conflicto, provocó la formación de Juntas de defensa militar por primera vez en la historia de España, organismos populares que serian protagonistas en las guerras liberales del XIX.
La grave situación militar llevó a la firma de la Paz de Basilea en julio de 1795. Por este tratado Francia obtuvo un trato preferente en el comercio colonial, así como la cesión de la parte española de la isla de Santo Domingo. España se convirtió en la práctica en un Estado supeditado a los intereses franceses. Se retornaba al espíritu de los pactos de familia mediante la alianza hispano-francesa. Pero Godoy intento ir más lejos. La emergente Francia revolucionaria aparecía como el socio ideal para el dominio mundial. Así, en 1796, tras la firma del Tratado de San Ildefonso son Francia, España, mas en beneficio del francés, que del suyo propio, se lanza contra su previo aliado y ataca a Inglaterra en 1796. Esta subordinación política llevó al conflicto naval con Gran Bretaña, la primera potencia marítima mundial. Las hostilidades se abrirían en 1797, y tendrían como hecho mas significativo la derrota naval en el Cabo San Vicente. Visto el abismo al que la política de Godoy conducía, el rey, bajo grandes presiones, relevaría del poder a Godoy en 1798. Ya para entonces la guerra empeoraba, España había perdido Trinidad y varias islas del Caribe frente a los ingleses, y el comercio estaba casi paralizado.
La llegada al poder en Francia, en 1800, de Napoleón Bonaparte, y el deseo de este de controlar Europa, reavivan el interés francés por la Península, su imperio y su flota. Pero controlar nuestro país, el corso precisa de un hombre fiel en el gobierno, lo que hace que presione a España para que Godoy recupere su cargo, firmando el Segundo Tratado de San Ildefonso. La guerra se recrudece España sigue los intereses de Francia y la ayuda en su intento de neutralizar a Inglaterra, pero la derrota ante Nelson en Trafalgar da al traste con todos los planes. Desde ese momento, España queda a merced de su aliado y de sus enemigos, a la vez que Francia, que desconfía de un gobierno sin capacidad, y sobre el que pende la sombra de un golpe de estado que podría hacer cambiar su política de alianzas, planea la intervención militar en España para ejercer un control directo. El Motín de El Escorial, que llevaría al trono a Fernando VII, el Tratado de Fontainebleau, que permitirá a Francia introducir su poderoso ejercito en España, o los Tratados de Bayona, por los que la familia real se entregaba a Napoleón y le regalaba el trono, son elementos que marcan el final de esta crisis.
Además de las pérdidas demográficas, las consecuencias de este ciclo de guerras continuas fueron básicamente dos: el endeudamiento de la hacienda real y la crisis del comercio colonial.







5. LA CRISIS POLÍTICA DE LA MONARQUÍA

Con ser graves los problemas descritos, lo determinante en la quiebra del Antiguo Régimen fue la crisis política de la monarquía, que hemos ido describiendo y que se prolongaría hasta el siglo siguiente.
Las dificultades interiores y exteriores, y la incapacidad para resolverlas, condujeron a una profunda crítica, que llevó al enfrentamiento de la nación con Godoy, ministro y hombre de confianza de Carlos IV, y finalmente con el propio rey. El descontento procedía de distintos ámbitos sociales y políticos:
. Sectores privilegiados de la Iglesia y de la nobleza eran contrarios a la política de Godoy de fortalecimiento de la voluntad real y de medidas fiscales que cuestionaban los derechos de estos grupos (impuestos, desamortización).
. Algunos escritores y políticos difundían clandestinamente desde España y Francia una literatura cercana a los presupuestos ideológicos de la Revolución Francesa.
• En algunas ciudades y pueblos se produjeron movimientos de oposición al absolutismo que, aunque fallidos, no dejaron de inquietar a las autoridades.
. El malestar popular se tradujo en motines de subsistencia y conflictos agrarios contra el pago de derechos señoriales, que jalonaron los años finadles del siglo XVIII y primera década del XIX.
La monarquía comenzó el siglo XIX inmerso en un proceso de pérdida de credibilidad y de crisis de legitimidad. Derrotada en las guerras, era incapaz de garantizar la defensa del territorio. Sin los caudales de América, se cerraba toda posibilidad de reforma. En este contexto de crisis se impuso entre los sectores privilegiados la idea de que la solución a todos los problemas era la eliminación de Godoy, la abdicación de Carlos IV y la entronización de su hijo Fernando. Se produjo, así, una conspiración palaciega en 1807, que fracasó, y en marzo de 1808 triunfó el motín de Aranjuez. Godoy fue encarcelado y Carlos IV fue obligado a renunciar a la Corona a favor del príncipe Fernando.
Al mismo tiempo, España, sometida a las injerencias de Napoleón, firmaba el Tratado de Fontainebleau (1807), que preveía el reparto de Portugal, aliado de Gran Bretaña, y autorizaba la entrada de los ejércitos napoleónicos en España.


Repasemos lo anterior y veamos como se desarrolla la guerra en este vídeo


6. LA GUERRA DE LA INDEPENDENCIA

Como hemos visto en el tema anterior, el Antiguo Régimen, había entrado desde el reinado de Carlos III en una profunda crisis en la que se mezclaban elementos estructurales (parálisis del mercado de tierras, privilegios, crisis fiscal, endeudamiento.), y circunstancias coyunturales asociadas a la debilidad del rey Carlos IV, a la sazón , el que viviría la crisis.
Sucintamente, Carlos IV se había abandonado a los dictados de su favorito Manuel de Godoy, que con una política errática y poco consistente en materia fiscal y de desamortización, se había ganado la enemistad de los privilegiados, a la postre los sustentadores del Antiguo Régimen, con lo que el gobierno se quedaba apenas con apoyo social. El estallido de la revolución Francesa coloco a España en la tesitura de apoyar a su revolucionario aliado o enfrentarse a él, con lo que quedaba sola en la disputa mundial contra Inglaterra. La Guerra contra Francia fue la decisión, formando parte España de una coalición internacional absolutista. El conflicto fue un desastre, y España tras rendirse a los revolucionarios (Paz de Basilea) se unió a estos (Tratado de San Ildefonso), con lo que Europa quedaba dividida en dos bloques, España y Francia (dos países muy heterogéneos) contra el resto. El inevitable choque contra Inglaterra se saldaría con la derrota del cabo San Vicente, que en España fue entendida como signo del mal gobierno, del error de las alianzas y del presagio de un desastre naval que nos dejaría sin flota y, por tanto sin imperio. Lo peor es que la alianza con Francia facilitaba la influencia revolucionaria de este país, que calaba en capas de la población urbana que venían demandando, desde hacia tiempo, una apertura que acabase con privilegios y el atraso económico. La llegada al poder de Napoleón y sus sueños de grandeza solo empeoro las cosas. El Emperador de los franceses ambicionaba dominar Europa, colocarla bajo dominio francés y extender los ideales revolucionarios, y precisaba para ello la flota y el imperio español. La Guerra volvió y España perdió su horizonte americano en Trafalgar. Tras el desastre, el príncipe heredero destrono a su padre y aparto a Godoy del poder en el Motín de Aranjuez. Perdida la flota, la única posibilidad que le quedaba a Napoleón era el bloqueo Continental, el ahogamiento económico de Inglaterra, para lo que debía evitar que cualquier país comerciara con los británicos. Pero el cambio de monarca en España, creaba dudas sobre la fiabilidad de su alianza. Temiendo que España bajo el dominio de Fernando VII cambiase de bando idea un plan para controlar el país. Consigue que el gobierno permita introducir sus tropas en España, so pretexto de que se dirigen a Portugal, país amigo y aliado de Inglaterra (Tratado de Fontainebleau) y la renuncia de los reyes, al intermediar en sus disputas familiares y aprovechando su debilidad (Pactos de Bayona). Así, sin reyes y con su ejército dentro, se hará con el país colocando a su mando a su hermano José I. La negativa popular a aceptar esta situación desatará la Guerra de la Independencia.



7.EL PRIMER LIBERALISMO

Uno de los aspectos más importantes de la guerra que se iniciaba se encuentra en el hecho de facilitar un cambio de régimen, sustituyendo el señorial por un régimen liberal no democrático, que quedaría implantado en España en la primera parte del nuevo siglo
El conflicto modifico las bases de la sociedad estamental y el sistema político, es la revolución liberal
La guerra de la Independencia entre 1808 y 1814 contra Napoleón fue escenario de ensayos políticos diversos, que buscaban solucionar el vacío de poder creada en 1808, tras el motín de Aranjuez y la salida a Bayona de la familia real.
En síntesis debes tener en cuenta que el régimen naciente se sostendría en varios pilares:

-Desaparición de estamentos, privilegios y régimen señorial
-aparición de un sistema legal de igualdad y derechos políticos reconocidos a los ciudadanos (la nación, no el pueblo)
-un régimen monárquico constitucional, esto es una monarquía limitada
-división de poderes, con toma de importancia de las cortes
-régimen constitucional, con una ley escrita, suprema e igual que evitara los abusos y la interpretación personal de la ley
-voto y participación de la población a través de partidos políticos
-aparición de los primeros signos de capitalismo
-desarrollo urbano e industrial
-pero con eso y con todo, es un régimen burgués, hecho a su medida e intereses





8. EL DESARROLLO DE LA GUERRA


La abdicación de Carlos IV en marzo de 1808 y la ocupación francesa del territorio dieron comienzo a la guerra de la Independencia (1808-1814), en cuyo marco se transformarían las viejas estructuras políticas y sociales que habían dado forma a la monarquía absoluta.

En 1808, Napoleón era el verdadero dueño de Europa en aquel momento, escapando de su poder Inglaterra, y Rusia, aunque esta actuaba como aliada. El destronado Carlos IV (1788-1808) Y el nuevo rey, Fernando VII (1814-1833), esperaban contar con su apoyo. Sin embargo, Napoleón obligó a una sucesión de abdicaciones y eligió a su hermano José como rey de España, quien reinó con el nombre de José I (1808-1813). Sin embargo sus planes fracasaron por la negativa de la población a permitir la perdida de la independencia como nación. Sabida la salida de los reyes, y la entrada del ejército del general francés Murat, el pueblo de Madrid dirigido por mandos intermedios como los oficiales Daoiz, Velarde y Ruiz, se enfrento a los franceses el 2 y 3 de mayo de 1808. El levantamiento popular fue un fracaso bañado en sangre, pero el ejemplo se extendió como la pólvora y toda España se levanto contra el francés, que no pudo en esos primeros meses controlar plazas tan importantes como Gerona o Zaragoza, en sus líneas de transporte, bien defendidas.


9. LA FORMACIÓN DE LAS JUNTAS

El ejército y las instituciones del país asistieron pasivamente a la represión francesa contra los patriotas. Así, se creó una situación de gran desconfianza y de vacío de poder que obligo a los sublevados a crear su propia estructura de mando: las Juntas locales y regionales, que en septiembre de 1808 se reunieron en la Junta Suprema Central Gubernativa del Reino.
Las Juntas surgieron al margen de las autoridades tradicionales y asumieron la autoridad en nombre del pueblo, que por primera vez se convertía en protagonista de la acción política.
Las Juntas eran organismos políticos espontáneos que asumieron el poder en su ámbito territorial, al margen de la legalidad establecida. Su programa político inicial consistió en la negación de las abdicaciones de Bayona, organizar la resistencia militar y asumir el poder sin limitaciones.
Las Juntas no tenían un carácter popular en todos los lugares. En muchas partes estaban formadas por nobles, oligarquías locales y grupos mercantiles. Políticamente, sus individuos también eran heterogéneos. Había desde partidarios del Antiguo Régimen hasta liberales. Sin embargo, todos tenían en común la oposición a los franceses y la defensa de la independencia de España y de la monarquía de Fernando VII.

10. LAS FASES DE LA GUERRA

La guerra de la Independencia fue por una parte un conflicto civil interno entre los afrancesados, partidarios de José 1, y los llamados «patriotas». Por otra, fue también un conflicto internacional entre las dos grandes potencias, Francia y Gran Bretaña, ahora aliada de España, que dirimían en la Península su lucha por la hegemonía mundial.
Los acontecimientos militares se sucedieron en tres fases:

• En la primera, hasta finales de 1808, la sublevación popular se transformó en guerra abierta, con episodios victoriosos como la derrota francesa en Bailen y la resistencia tomó la forma de sitio, como ocurrió en Gerona y Zaragoza.
• La segunda, desde finales de 1808 hasta 1812, se caracterizó por la hegemonía militar francesa y por la actuación de la guerrilla, apoyada por las primeras tropas inglesas y aliadas. Pese a ello, la llegada en persona de Napoleón, inclina del bando francés los sitios de Zaragoza y Gerona, la toma de Madrid y la ocupación de  Aragón, Cataluña, Valencia…
• La última fase, entre 1812 y 1813, se definió por la pérdida de posiciones de las tropas francesas, embarcadas también en la campaña de Rusia, y el avance militar español, con la cobertura del ejército ingles de Wellington y de la flota británica. Así, el contraataque de las tropas españolas y anglo portuguesas al mando del general Wellington, vence a un ejército francés en retirada en Arapiles, Madrid, Vitoria y San Marcial.
A finales de 1813 firma del Tratado de Valencia pondrá fin a la ocupación y el reconocimiento de la independencia española, bajo el gobierno de Fernando VII como rey de España, aunque las tropas francesas no abandonaron Cataluña hasta 1814.

El mayor problema militar de Napoleón en España fue enfrentarse a las guerrillas, para lo que sus tropas no estaban preparadas. Las guerrillas eran pequeñas partidas, conocedoras del terreno, que hostigaban constantemente a los franceses y amenazaban sus líneas de comunicación. Formadas de manera más o menos espontánea por la población civil, rompían los esquemas militares. Desde el punto de vista político, los guerrilleros no eran uniformes: los hubo liberales, como El Empecinado o Espoz y Mina, y los hubo absolutistas, como el cura Merino.


Imágenes ABC.es y ellaberintodelahistoriadelcamoens.blogspot



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