domingo, 27 de febrero de 2011

¡Que vienen los rusos!, pero a 110



El argumento de la semana ha sido la energía, no cabe duda. En este terreno, el gobierno ha dado un impulso a sus políticas, a la vez que intentaba transmitir la sensación de que se encuentra alerta ante toda eventualidad, y con plena capacidad de reacción. Una leve insinuación de los mercados (bueno, algo más), sobre los riesgos de aumento de la factura del petróleo, han servido para que el ejecutivo reaccione con un plan de contingencia tendente a reducir el consumo, en este caso corriendo menos con los coches.

La oposición ha reaccionado de manera furibunda, ya se sabe que España es un país de tradiciones, relacionando las medidas de ahorro con un recorte de libertades. “¡soviético!”, le ha llamado el portavoz popular González Pons a Rubalcaba (el ministro de todo), como en los mejores tiempos de Franco, cuando cualquier desliz o fallo llevaba aparejado el calificativo de rojo.

Lo del gobierno hace tiempo que no tiene nombre, pero lo de la oposición si, lo que pasa es que es muy feo. Calificar una norma, por el simple hecho de serlo, de signo de dictadura, arrebato dictatorial, de riesgo de liberticidio es muy grave, porque deja abierta la puerta a cuestionar todo. Si nos ponemos así, impedir que un violador de clases de educación sexual, o que sean pilotos de aviación los ciegos, o nombrar a un tetrapléjico socorrista de playa es un agravio y un ataque a las libertades. Con el agravante de que son frases graves e irresponsables que se sueltan justo en el momento en que duele, cuando el personal esta con un cabreo de mil demonios, y el ánimo listo para no escuchar y solo oír. En este caso al que te calienta aun más.
Pero dicho todo ello, la reacción del gobierno ante los riesgos de abastecimiento petrolero deja perpejlo a cualquiera mínimamente reflexivo (y quedan pocos que hayan sobrevivido a la ESO). Creo yo que no será difícil entender que el problema no es ahorrar un poco de petróleo, si no reducir nuestra dependencia de esa energía. Y tampoco es solución, a largo plazo, solventar nuestros problemas a golpe de prohibición, porque para prohibir algo, debes gastar mucho esfuerzo en controlar que la orden se cumpla.
Que se sepa, el gobierno lleva tiempo diseñando (o eso creíamos) un plan energético, a largo plazo, que siente las bases en España de un consumo sostenible, en lo ecológico y lo económico. Es más, aun se sigue perfeccionando y corrigiendo (lo último ha sido la norma que obligaba a los fabricantes a recomprar los coches no vendidos en los concesionarios, si os acordáis) una ley de economía sostenible, aunque no sabemos en que se va a sostener, que abarca desde el consumo hasta le educación, pasando por la energía.
Pero lejos de construir ese nuevo marco jurídico de forma coherente y mantenerse firmes en la consecución de un fin, España debe liberarse de la esclavitud de la dependencia energética exterior y España debe ajustar su crecimiento (cuando le haya) a sus posibilidades reales y a sus necesidades ineludibles, seguimos dando bandazos y cambiando de opinión cada dos por tres, sin que medie explicación, sin que se vea un atisbo de cordura, y sin que la oposición (y no me refiero solo al PP) de señales de responsabilidad.
Por ejemplo. Pretendemos reducir la factura del petróleo via autopistas, como si en esas largas carreteras nacionales de Castilla, Aragón y Mancha la gente no fuera a todo lo que da el coche. De otro lado, en España se quema petróleo en centrales eléctricas para proveer a la industria, cuando el rescate y modernización de nuestro parque nuclear lo podría evitar o paliar. Como también podría paliar ese consumo apostar por energías alternativas (se han reducido subvenciones, ayudas e inversiones en solar, eólica y maremotriz) y no quemar más carbón nacional en las térmicas). Porque el empleo que se va a perder de todas todas en las minas, no se soluciona quemando el carbón que produce o prejubilando gente, si no creando nuevos nichos de empleo, en las energías alternativas o en la nuclear.
Frente a la reducción de velocidad, que esta por ver solucione algo, cabe impulsar la automoción eléctrica, que crece pero al paso del caracol, y cabe formar una conciencia social y unos técnicos que no tenemos, ni en un caso ni en otro.
Un dato sobre este tema me ha resultado chocante, frente a la preocupación por el consumo de los coches, no ha aparecido una similar por el consumo del tabaco. ¿A que no sabíais que el consumo de queroseno ha crecido desde que se implanto la ley anti tabaco un 7%?. Pues si, gracias a las estufas de terraza para fumadores. Es dato que aporta la Universidad de Barcelona y que completa con otro, un 4,2% ha crecido el consumo eléctrico en restauración, en este breve espacio de tiempo. La razón es que los bares consumen más electricidad al tener que mantener dos locales, el interior, y la terraza.

Con todo, lo más grave no es este conjunto de datos o situaciones, si no una clase política a la que todo esto no le importa, la lucha por el poder, tiene prioridad, y esa si que no respeta los límites de velocidad.

Imagen televisa

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