martes, 9 de febrero de 2016

La desamortización de Mendizabal (I)



La desamortización de Mendizabal es uno de los proyectos clave para la transformación de España en el siglo XIX, sentando las bases del estado liberal.

Es por ello que este es uno de los textos seleccionados para Historia de España. Esta es una forma de comentar y trabajar este texto. Para que veas que una misma idea se puede exponer de varias formas.




TEXTO ORIGINAL

La desamortización de Mendizábal, Gaceta de Madrid, 21 de diciembre de 1836.
"Señora:
Vender la masa de bienes que han venido a ser propiedad del Estado,
no es tan sólo cumplir una promesa solemne y dar garantía positiva a la deuda nacional por medio de una amortización exactamente igual al producto de las ventas,
es abrir una fuente abundantísima de felicidad pública; vivificar una riqueza muerta; desobstruir los canales de la industria y de la circulación;
apegar al país por el amor natural y vehementemente a todo lo propio; ensanchar la patria, crear nuevos y fuertes vínculos que liguen a ella; es en fin identificar con el trono excelso de Isabel II, símbolo de orden y de libertad. (...).
[repite sus argumentos]

               El decreto que voy a tener la honra de someter a la augusta aprobación de V.M. sobre la venta de esos bienes adquiridos ya para la nación, así como en su resultado material ha de producir el beneficio de minorar la fuerte suma de la deuda pública, es menester que en su tendencia, en su objeto y aún en los medios por donde aspire a estos problema, aquel resultado, se enlace, se encadene, se funda en la alta idea de crear una copiosa familia de propietarios, (...) en cuyos goces y cuya existencia se apoye principalmente el triunfo completo de nuestras altas instituciones y el trono de su majestad católica.


Madrid, 19 de febrero de 1836. Juan Álvarez y Mendizábal".


VOCABULARIO

Deuda nacional: (También recibe el nombre de deuda soberana). Son las obligaciones de pago contraídas por un Estado, en este caso el Reino de España, con otros países, con bancos o con particulares. El origen de la deuda de la que habla el texto se encuentra en el reinado de Carlos III, quien creó el Banco de San Carlos únicamente para gestionarla.
En los años posteriores, la deuda nacional asciende, motivada por los importantes gastos del Estado (Guerra de Independencia, guerra con los colonos americanos…). Al hablar de eliminar la deuda nacional, se busca cumplir con esas obligaciones de pago acumuladas y a su vez cubrir los intereses. 

Riqueza muerta: Son todos los bienes y propiedades inmuebles que aún a principios del siglo XIX no generaban renta, ya que estaban amortizados (no podían venderse o comprarse). Pertenecían en su mayoría a la Iglesia, aunque también a otras instituciones (orfanatos…).
Esto impedía que otros dueños se ocuparan de estos bienes e hicieran un uso productivo de ellos. Desaparecieron con las sucesivas desamortizaciones que se llevaron a cabo en el siglo XIX.

Isabel II: Fue la hija mayor de Fernando VII, rey de España desde 1814 hasta 1833 (además de un corto período en 1808). Ella llegó a reinar gracias a la Pragmática Sanción impulsada por su padre, que anulaba la ley Sálica de Felipe V que impedía reinar a las mujeres. Este cambio legal implicó un conflicto sucesorio con los partidarios de su tío (llamados carlistas). Hasta 1843, Isabel II reinó en minoría de edad, bajo la regencia de su madre Mª Cristina y del general Espartero después. Su reinado se caracteriza por la consolidación del Estado liberal en España.
Es considerada la primera reina constitucional y la primera en tener que abandonar el país ante la revolución que la derrocó en 1868.




CONTEXTUALIZACION


Se trata de una carta privada en la que Mendizábal, primer ministro del gobierno de España, pretende convencer a la regente María Cristina para que firme el último paso del proceso de desamortización: la venta de las tierras expropiadas a la Iglesia.

El autor del texto es Juan Álvarez de Mendizábal, presidente del Consejo de Ministros entre 1835 y 1836. Es un político liberal progresista que pretende instaurar plenamente el liberalismo en España. Él estuvo exiliado en Londres durante la Década Ominosa, pues fue perseguido por Fernando VII. Además, Mendizábal es banquero y precisamente por ello, uno de los más capacitados para solucionar el problema de la deuda española, debido al gran número de gente influyente que conoce.

El texto es privado y de carácter económico, aunque con el paso del tiempo, salió a la luz.

Se produce tras la muerte del rey Fernando VII, en plena guerra carlista. Igualmente, se da durante la regencia de Mª Cristina de Borbón, en plena revolución liberal y durante las revoluciones europeas de 1830 (que por tanto crean un marco histórico favorable a las pretensiones del texto).

Su único destinatario es la regente Mª Cristina, madre de la reina Isabel II.

Su intención es vencer la resistencia de la regente a una medida que liquidaría por completo el Antiguo Régimen: la venta de las tierras que ya habían sido expropiadas a la Iglesia, creando de esa forma un libre mercado de tierras.





ANALISIS

En el texto encontramos dos partes fundamentales: el planteamiento del tema (bloque expositivo) y, a continuación, los argumentos (bloque argumentativo).

- El planteamiento se corresponde con las dos primeras líneas. Aquí se expone el problema: la necesidad de la venta de los bienes de la Iglesia, como último paso del proceso de desamortización. Hay que tener en cuenta que el privilegio de la amortización ya se había eliminado y las tierras ya se habían expropiado y nacionalizado.

- A continuación, llegan los argumentos, que son de diverso tipo, tanto financieros, como económicos y también políticos.

En el argumento financiero (desde “no es tan solo” hasta “ventas”) se justifica que es necesaria la venta de las tierras para poder devolver toda la deuda nacional que se acumula desde hace años. Esto es así porque se trata de una “promesa” hecha con los acreedores.

La garantía de poder devolver esa deuda es el dinero que se obtenga con la venta de las tierras. Eso a su vez generaría más confianza y permitiría la obtención de créditos futuros.

Cabe destacar que la palabra amortización está usada aquí con un doble sentido. Por un lado, se refiere a la liquidación de una obligación de pago y por el otro, a la eliminación de un privilegio propio del Antiguo Régimen. En el texto se habla de que los fondos obtenidos se destinarán a saldar la deuda nacional, es decir, a amortizar todos los pagos que han aumentado considerablemente con la guerra carlista. Si no se cubre esa deuda, será imposible obtener más dinero, y por tanto, no se podrá ganar esa guerra.


A continuación, se exponen los argumentos económicos (desde “es abrir” hasta “circulación”). Aquí se habla de la necesidad de poner en el mercado aquellas riquezas muertas que no se utilizan. Es fundamental “desobstruir los canales de la industria”, ya que con el dinero obtenido se podría poner en marcha toda una industria que a su vez reactivaría los demás sectores de la economía nacional. Se pone de manifiesto que si el sector primario no es libre, no se puede generar riqueza para los demás.


Por último, se emplean argumentos políticos (desde “apegar el país” hasta “libertad”). Considera fundamental vincular la venta de las tierras con el sistema liberal, es decir, conseguir que la gente crea que el liberalismo se asocia a la eliminación de privilegios (ya que con la expropiación de los bienes de la Iglesia, se elimina el pago del diezmo y otros impuestos).

Además, expone que se debe identificar la medida con el trono de Isabel II. De esa forma, la reina podrá contar con el apoyo de las masas campesinas, principales perjudicadas por el privilegio de la Iglesia y por no permitir el libre comercio de las tierras.

A partir de aquí, en el texto se reiteran los argumentos anteriores.


COMENTARIO




a)         Marco Histórico.

Esta ley encuentra sus precedentes en la desamortización parcial que llevó a cabo el valido Godoy o en las acciones emprendidas durante el reinado de José I y en la obra legislativa de las Cortes de Cádiz.

Otro antecedente claro del texto lo encontramos durante el reinado de Fernando VII. Este período comenzó en 1808, tras la abdicación de Carlos IV.
Sin embargo, tras las abdicaciones de Bayona de ese mismo año, José Bonaparte ocupó el trono español y comenzó la Guerra de Independencia contra Francia. Fernando VII regresaría tras la derrota definitiva de José I en 1814, en plena etapa de la Restauración. Recibiría sus principales apoyos de los denominados “persas” (absolutistas) y del ejército.
Su régimen absolutista se vio interrumpido durante las revoluciones de 1820, cuando el general del Riego impuso el liberalismo en España. En esa época (el Trienio Liberal), encontramos un precedente claro de la desamortización de la que habla el texto. Se trata de la Ley de Supresión de Monacales, que eliminó ciertas órdenes monásticas.
La intervención de la Santa Alianza restauraría el absolutismo en 1823. Durante los últimos años de su reinado, Fernando VII (por medio de Cea Bermúdez) introdujo un cierto aperturismo hacia los sectores más liberales. Se trataba de conseguir apoyos para que su hija Isabel pudiera reinar a su muerte. Para ello, anuló la Ley Sálica de Felipe V e introdujo la Pragmática Sanción, que colocaba a su hija en la primera línea de sucesión.

Mientras tanto, los persas que le habían apoyado al principio, deseaban que le sucediera un rey capaz de gobernar junto a las Cortes estamentales, respetando los fueros y los privilegios. Por ello, apoyaban al hermano del rey, Carlos María Isidro de Borbón (el infante don Carlos) y rechazaban a su hija. A la muerte de Fernando VII en 1833, comienza la guerra carlista, que enfrentará a los partidarios de don Carlos y de Isabel II (isabelinos). A su vez, comenzaba el período de regencia ante la minoría de edad de la reina. Su madre, Mª Cristina de Borbón, se convirtió en la regente.

Ella intentó mantener el legado de su marido, pero precisaba el apoyo de los liberales para ganar la guerra, que se extendió hasta 1840. En un primer momento, se pusieron en marcha ciertas reformas liberales moderadas, de la mano de Martínez de la Rosa (el primer ministro liberal nombrado por la regente). Sus medidas se plasmaron en el Estatuto Real de 1834, una Carta Otorgada que recoge entre otras cosas una regulación de las Cortes (con unos poderes muy limitados), pero no se refiere ni a la soberanía ni a los derechos.

Ante el poco apoyo que congregaron estas tibias reformas, la regente se vio obligada a nombrar a Mendizábal (perteneciente al ala radical del liberalismo y autor del texto) como primer ministro.





b)         Contenido.

Uno de los temas que aborda claramente el texto de 1836 es el de la deuda nacional. Sin embargo, esta deuda venía arrastrada desde la época del reinado de Carlos III. Se sustenta en los progresivos déficits en que había incurrido España hasta ese momento. Uno de los principales problemas fiscales del Reino era la falta de contribución de los “privilegiados”, aquellos que tenían en sus manos la mayor parte del patrimonio (nobleza y cero principalmente). Esto hacía que los ingresos del Estado permanecieran estancados. En cuanto a los gastos, aumentaron enormemente por el progresivo ciclo de guerras (como la de los 7 años o la de independencia de EEUU), además de por la corrupción (que se vio incrementada durante los reinados de Carlos IV y Fernando VII). Conviene destacar que esa situación se hacía insostenible por los cuantiosos intereses acumulados por una deuda arrastrada durante décadas. *No hace falta extenderse aquí si el concepto de deuda ya se ha explicado en el vocabulario.

Por tanto, el texto habla de que la mejor manera de obtener dinero y poder pagar esa ingente deuda es mediante la venta de aquellas tierras que ya han sido expropiadas y nacionalizadas.

El ministro Mendizábal es el encargado de convencer a la regente de esa medida, pues es precisa su autorización para ejecutar esa operación.
Mientras ella se muestra reticente, pues sabe que si acepta, el Antiguo Régimen se desmoronaría completamente, Mendizábal trata de conseguirlo por todos los medios, tanto por causas económicas como políticas.

Conviene destacar que Mendizábal, conocido banquero residente en Londres que gozaba de buenos contactos, defiende el ala más progresista del liberalismo.
Algunos de los principios fundamentales del liberalismo más radical son la separación de poderes, la igualdad ante la ley y los derechos (y por tanto la eliminación de privilegios como la amortización), la creación de constituciones, el derecho a voto, la separación Iglesia-Estado, el anticlericalismo, el librecambismo, el sistema de representación en partidos o las reformas económicas que defiendan la propiedad privada y la libre empresa.

Por ello, Mendizábal, no duda en proponer los beneficios de la ley de desamortización, para acabar definitivamente con los privilegios sobre la tierra. En el momento en que se escribe el texto, ese privilegio ya estaba eliminado, pues las tierras ya se habían nacionalizado. Para completar el proceso legal, sólo quedaba vender las tierras en pública subasta. Con ello se conseguiría no sólo solucionar el problema de la deuda, sino también generar confianza para obtener nuevos créditos, reducir el poder eclesial (algo que no menciona en ningún caso), liberar el mercado y crear una capa de pequeños propietarios que reactivara la economía (mediante el cobro de impuestos).

El contexto de la situación que plantea el texto se da durante la guerra carlista. La regente necesita ganar esa guerra para asegurar la continuidad del reinado de su hija. Sin embargo, sería imposible la victoria sin la obtención de fondos, necesarios para cubrir los ingentes gastos de la contienda.

En contra de Mendizábal se encontraban tanto los carlistas (partidarios del Antiguo Régimen), como los liberales moderados. Este último grupo venía representado por las clases altas, partidarias de la protección de la ley y el orden por encima de todo. Igualmente, defendían ciertas reformas políticas, la soberanía compartida, el sufragio censitario, el proteccionismo o el establecimiento de un Estado confesional. Algunos de sus máximos representantes fueron Martínez de la Rosa, Narváez o Leopoldo O’Donnell.

Cabe destacar además que, en esta época, Mendizábal no sólo pondría en práctica la ley de desamortización, sino otras muchas reformas. Entre ellas cabe destacar la ley de ayuntamientos (que otorgaba a los vecinos la capacidad para elegir a su alcalde, aunque de un modo restringido); la renegociación de la deuda (cambio de las condiciones); la reforma fiscal; la supresión de señoríos y conventos o la creación de la Milicia Nacional (ejército burgués). Igualmente, conviene resaltar la importancia de la Constitución de 1837, segunda de la historia española, que aún reconocía un Estado confesional. Todas estas reformas supondrían el fin definitivo del Antiguo Régimen, gracias al establecimiento de un amplio sistema de libertades y derechos, donde destacan las Leyes de Habeas Corpus (o de garantía judicial de los detenidos).




c)         Consecuencias.

Los objetivos que Mendizábal se propuso con la venta de las tierras nacionalizadas estaban claros: cubrir la deuda, atender los gastos de la guerra, crear un aval para nuevos endeudamientos, aumentar el peso de las masas campesinas y ganarse su favor, reactivar la economía (y por tanto asegurarse un mayor cobro de impuestos) y, además, quitar poder e influencia a la Iglesia (algo que no se refleja en el texto).

Sin embargo, la realidad fue otra. Finalmente, se consiguió que la regente Mª Cristina autorizara la venta de las tierras de la Iglesia. Con ello, se obtuvo gran cantidad de dinero y se consiguió disminuir la deuda española.
Pese a todo, cabe destacar que muchos de los títulos de deuda habían sido vendidos en el mercado secundario a un precio inferior al de su valor original o nominal, es decir, a lo que una persona había pagado en origen al Estado. No obstante, el Estado aceptó la compra de muchas de las tierras con títulos de deuda que no reflejaban su valor real o de mercado. Uno de los más críticos con esta medida fue Flórez Estrada, quien afirmó que esa forma de pago había reducido el volumen de dinero obtenido.
La explicación para este proceso fue la urgencia con la que Mendizábal quiso acelerar la venta de las tierras, ante un posible cambio de opinión de la regente. Además, accedió al pago con títulos de deuda para favorecer al grupo de banqueros que previamente habían colaborado con España ofreciendo dinero para la guerra carlista.

Por otro lado, no se consiguió crear esa red de propietarios que planteaba Mendizábal, pues la concentración de las tierras se mantuvo. Por aquella época, se creó la figura del testaferro: aquellos campesinos que, dirigidos por los burgueses capitalistas accedían a la compra de las tierras para posteriormente vendérselas a los especuladores. De esta forma, las tierras pasaron de estar en manos de la Iglesia a estar en manos del gran capital.

Uno de los objetivos conseguidos fue que la Iglesia perdió poder, ya que en el siglo XIX se eliminó gran parte de su patrimonio. La Iglesia Católica, a partir de ese momento, dependería económicamente del Estado.

Cabe destacar no obstante que, con la guerra carlista casi finalizada, Mendizábal se estaba tornando cada vez más incómodo e impopular, por lo que la regente lo destituyó. En 1837, los liberales moderados ganaron las elecciones y comenzaron a paralizar la obra progresista (donde se incluía la desamortización). 

Tras el motín de la Guardia Real en la Granja (1836) y varias algaradas, las Cortes destituyeron a la regente María Cristina en 1840. La guerra ya había terminado con la derrota de los carlistas, a causa del poco control de las ciudades y centros económicos y demográficos y del aislamiento internacional. Baldomero Espartero ascendió a la regencia, tras haberse convertido en héroe nacional con el Abrazo de Vergara (que había puesto fin a la primera guerra carlista). Sin embargo, este tuvo que dimitir en 1843 por su actitud poco dialogante y por el tratado de librecambio con Inglaterra. En ese momento, Isabel II es declarada mayor de edad con tan sólo 13 años.

En 1851, se firmó un concordato con la Iglesia Católica por el cual se devolvían al clero las tierras que no habían sido vendidas aún. No obstante, todo el proceso que había comenzado Mendizábal, terminó con la desamortización de Pascual Madoz (liberal progresista) de 1855, por la que también se eliminaron las propiedades y fincas de los ayuntamientos y se vendieron el resto de propiedades de la Iglesia.

Se puede concluir por tanto que el efecto financiero de la desamortización fue limitado, pero mucho mayor en el ámbito económico. En cuanto al ámbito político, el carlismo no desapareció tras su derrota al final de la guerra, pese a que España ya se había consolidado como una potencia liberal.




Imagen jpgsocialclub.blogspot


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