domingo, 8 de marzo de 2009

Grave y trascendental

Me encantaba de pequeña acompañar a mi padre cuando este debía acudir a Bilbao a asuntos del partido. Me recuerdo entrando en Sabin Etxea, caminando entre todos aquellos cuadros y signos de orgullo, entre todas aquellas personas entregadas a la causa de la paz y el bien común de mi pueblo. En una de aquellas esporádicas visitas, mi padre quiso que conociera a una de las personas a las que más admiración he profesado en mi vida, D. José Antonio Ardanza. Yo tan solo tenía 8 años, y él apenas dos de lehendakari. De aquellas, y antes de conocerle, mi devoción corría tras la sombra de Carlos Garaicoetxea, anterior lehendakari, y que en aquellos momentos había salido del partido, tras un agrio enfrentamiento con el aparato, lo que había provocado una de las más dolorosas divisiones internas del PNV.
Yo conocía a Garaicotxea de asistir a algún tedioso acto del partido al que debíamos asistir los niños, a modo de jarrón coral, y porque su amistad con mi tío Enaitz me había permitido estar cerca de él en alguna ocasión. Amable y dicharachero, el nunca había, lógicamente, reparado en mi, pero yo, como otras niñas de mi edad veíamos en él a un ídolo. Alto, guapo, con la labia propia de un buen abogado, elegante, sonriente, siempre con la palabra justa y el gesto apropiado, y líder. Líder de un pueblo que por entonces recobraba su identidad paso a paso, desde que Suárez restaurase el autogobierno. Con tales mimbres y tan pocos años, la pregunta a D. José Antonio Ardanza era inevitable. “¿Por qué le has quitado el sitio a Carlos?”. Ante la mirada atónita y avergonzada de mi padre, Ardanza se echo a reír, y tomándome de la nuca me dio un beso en la frente, al tiempo que al retirar su cabeza me susurraba al oído, “Porque pensemos distinto no somos enemigos. Recuerda que si vivimos aquí, somos vascos, y nos necesitamos todos”. El resto es comprensible. Ambos se fueron a sus asuntos, y la riña de mi padre fue de época. Tan prudente y comedido como es él, aquel desaire no me le perdonó con facilidad.
De vuelta a casa, compartí el incidente con mi tío, y las, para mi, enigmáticas palabras de Ardanza. Era mi tío Enaitz hombre de pocas palabras, así que entre enigmas sobre la naturaleza dispar del hombre, el derecho a cambiar de opinión, la mudanza de estrategias en las organizaciones humanas y la necesidad de colaboración entre los vascos de diferente condición y pensamiento, me entrego un papel, breve y críptico, que bajo el título de “Grave y Trascendental”, encerraba, según él, una lección importante para mi. “Lee esto, cuando seas mayor lo entenderás, y te servirá para que no te engañen sobre como somos, y que queremos”.
Pasados los años, muchas veces he releído aquella vieja cuartilla, y solo hoy, entre los últimos atardeceres del verano austral, y envuelta entre olor a salitre del Plata comienzo a entender.

Corría el año 1902, cuando, tras un duro periodo de cárcel, Sabino Arana, fundador del nacionalismo vasco moderno, había comenzado a defender la idea de disolver el movimiento nacionalista por el fundado, y dar los pasos hacia la creación de una liga de los nacionalistas vascos y españolistas que, admitiendo la soberanía española, creara un movimiento social y político orientado a alcanzar el bienestar y la Paz en Euskadi, en colaboración con el estado español. El rumor, que nacía de una carta enviada por Sabino a su hermano Luís, propicio que el semanario La Patria de Bilbao, bajo el título de “Grave y trascendental”, publicase una carta sin firma el 22 de junio de aquel año, en su número 35, en la que mostraba su estupefacción ante tales proyectos. El artículo tuvo como respuesta otro del propio Arana en que ratificaba punto por punto los planes que habían motivado la incredulidad de los sectores más soberanistas. Tiempo después Don Sabino murió, envuelto en un aura de racista intolerante para muchos españoles y de anciano trastocado para sus seguidores, que se negaron a admitir las nuevas ideas de un viejo senil, manteniendo viva la ideología que ellos habían querido entender o deseaban entender. Aquel testamento vital nunca fue respetado, y así nuestro partido y los escindidos de él han seguido, en el tiempo, cautivos de una vía soberanista e independentista, que a nada nos conduce. Como tampoco esa actitud excluyente de los partidos, hoy llamados constitucionalistas, que ha deambulado entre el victimismo y la intransigencia sectaria hacia el nacionalismo, moderado o radical. Ya no nos tiran piedras, como en las manifestaciones de principios del siglo XX, en las que los llamados españoles (como si nosotros no lo fuéramos) apedreaban batzokis y casas de dirigentes, los gobernadores civiles cerraban locales y los militantes se veían privados de derechos que de aquellas, poseía hasta un anarquista, lo más temido por los gobiernos alfonsinos.

A todos, creo, nos ha pasado desapercibida la frase de Ardanza. Si vivimos aquí, somos vascos, y nos necesitamos. Y la de Arana, todo movimiento social y político debe anteponer el bienestar del pueblo a cualquier otra consideración. Los nacionalistas de principios del XX hicieron oídos sordos a las nuevas consideraciones de Sabino, que era probablemente consciente, en aquellos momentos, de cuanto avanzaban regiones como Cataluña, orientadas por políticos como Cambo, en la colaboración integradora con España. Los actuales también y esa es parte de nuestra miseria. A la muerte de Arana, iluminados ultra ortodoxos como Arriandiaga, irían arrastrando a nuestro partido hacia las posiciones que ahora, tras estas últimas elecciones nos arrinconan, en una decisión que puede ser grave y trascendental.


Podemos decir de Ardanza o de Garaicoetxea que impulsaron el concierto económico, que afrontaron la reconversión industrial, que desplegaron la policía autónoma, que construyeron el sistema de salud vasco, que impulsaron la educación y los medios de comunicación públicos o que favorecieron la colaboración con España a través de gobiernos de coalición con los constitucionalistas (12 años con Ardanza), de pactos de cerco al terror (mesa de Ajuria Enea), de apoyo a las instituciones centrales y entendimiento en aspectos fundamentales de carácter social y económico. Lo podemos decir y con orgullo, rechazando así cualquier acusación rastrera de colaboración con asesinos. Pero, ¿Qué podemos decir de la era Ibarretxe?. ¿En que hemos avanzado?. ¿Cuanto del último pensamiento de Arana se ha hecho en estos años?. Solo nos hemos dedicado a agarrarnos al sillón aun debiendo para ello apoyarnos en partidos de izquierda absurdos y ridículos, que no comulgan con nosotros en nada, o, aun peor, con bandas de matones como ANV o PCTV, que actúan de testaferros de quienes, asesinando y amedrentando a nuestro pueblo, nos hacen cada vez más indignos, y más pobres. Pero los mismos que ante la casa de Sabino tiraban piedras en los principios del XX, hoy también las tiran. Lo hacen cuando lanzan un discurso de enfrentamiento, lo hacen cuando dejan huérfanos y aislados a líderes de verdad, como Imaz, que en su momento precisaron apoyos para reconducir la locura de nuestro partido. Lo hacen cuando desaprovechan la oportunidad, como en este invierno del 2009, de rehacer un gobierno conjunto de nacionalistas y no nacionalistas, que restañe heridas, que siembre colaboración y acerque a dos pueblos que son uno, y que deben vivir unido.

De sobra sabemos que la esencia de la democracia representativa se fundamenta en el gobierno de mayorías, que representan, incluso en su heterogeneidad, la voluntad mayoritaria de una sociedad, y no en ideales abstractos e intocables. De sobra sabemos que la alternancia, en condiciones normales es la salud del sistema. Pero parece que no sabemos que, para nuestra desgracia, Euskadi no vive en condiciones normales. Como también parece que poco sabemos de la historia y de la necesidad transaccional de esta. El sábado 7, la edición digital de El País reproducía un articulo de Antonio Elorza, en el que entre otras muestras de ignorancia política exponía: ” Lamentablemente para todos, Sabino Arana vive, lo cual refuerza la idea de que sólo habrá verdadera democracia en Euskadi cuando deje de imperar la consideración abertzale de que los otros, los que de fuera vinieron, carecen de derecho a la plena ciudadanía, y por tanto al ejercicio del poder. Y eso sólo es posible con el PSE en Ajuria Enea”.
Quizá Elorza debiera conocer un trocito de mi vida, muy parecida a la de otras vascos euskaldunes y nacionalistas, que con 17 años debimos salir de nuestra tierra, en mi caso a Madrid, por “seguridad”. Quizá sea necesario mirar en las listas de muertos y extorsionados por ETA y los radicales, cuantos euskaldunes y cuantos nacionalistas hay, cuantos empresarios muertos de miedo, cuantos concejales peneuvistas cercados en sus pueblos. Una parte del PNV esta equivocada y ciega, pero la mayoría no es el enemigo. El nacionalismo vasco no acaba en HB, ni empieza en Ibarretxe, Anandiaga o Urkullu. Porque no mata, no amenaza, no extorsiona, no coarta, no destruye, no excluye, no odia, no se quiere separar de nada ni de nadie. López y quienes le alientan no deberían construir un gobierno sectario y segregacionista, excluyendo a un amplio sector de Euskadi. Deben aislar la basura humana que mancha nuestras vidas, debe jubilar a los ibarretxes iluminados, y debe integrar en un proyecto común a los Ardanzas y Sabinos cuyo legado quiere ser la vida. Lo contrario puede abocar al nacionalismo moderado a una deriva que puede ser grave y trascendental.

4 comentarios:

elhidalgocaballero dijo...

Una reflexión laudable. El domindo estuve en una mesa electoral en el País Vasco. Si te sirve, los dos interventores del PNV se comportaron estupendamente y por supuesto la mesa. Toda una lección de normalidad y convivencia democrática.

Y añado, José Antonio Ardanza me dejó que le hiciera dos fotos cuando salía de votar. También vi entrar a votar a otro conocido tuyo, Anasagasti. Y al alcalde de Bilbao. Era el Colegio Viuda de Epalza en Bilbao.

elhidalgocaballero dijo...

Una reflexión laudable. El domindo estuve en una mesa electoral en el País Vasco. Si te sirve, los dos interventores del PNV se comportaron estupendamente y por supuesto la mesa. Toda una lección de normalidad y convivencia democrática.

Y añado, José Antonio Ardanza me dejó que le hiciera dos fotos cuando salía de votar. También vi entrar a votar a otro conocido tuyo, Anasagasti. Y al alcalde de Bilbao. Era el Colegio Viuda de Epalza en Bilbao.

Anónimo dijo...

Sí, yo también estuve en el Colegio Viuda de Epalza, pero en las anteriores elecciones, en las generales. Vale, sí, los interventores peneuveros estuvieron correctos en las mesas en las que yo estaba de apoderada, pero eso creo que es lo normal, no?? tan honorable es para ellos como para mí o para cualquier otro. Lo normal también es que los batasunos se comporten como Dios manda, ahora no tenemos que aplaudirles porque no nos desprecien ni nos humillen. Creo que en el País Vasco tenemos un gran problema al determinar lo normal y lo anormal y eso me termina de sacar de mis casillas.
Por otra parte, yo iba de apoderada del PP y sí, los interventores correctísimos, ala! esos sí! los votantes... dejan mucho que desear...
Aintzane, soy constitucionalista y no me lo hago llamar, soy constitucionalista porque apoyo y defiendo la constitución en mi tierra, Euskadi, o donde haga falta!
Y una última cosa más! El PNV no mata ni asesina ni extorsiona ni... pero sí que justifica la violencia, lo ha hecho desde el minuto cero y hasta ahora no ha parado. Necesita de Batasuna porque sabe que sino pierde el poder, y eso es lo que le ha pasado en estas últimas elecciones, por eso les interesa lamer el culo a esa panda de terroristas, apoyar parte de sus iniciativas (que en cualquier otro país europeo serían de risa! y no se dejarían ni presentar), que salgan adelante y así ellos gobernar con su apoyo o sacar iniciativas soberanistas, racistas, y de justificación o tolerancia del terrorismo adelante.
Lo siento, siempre que te leo creo que tienes una doble moral que no me gusta nada. Creo que yo he tenido una vida parecida a la tuya, de hecho ya no puedo vivir en el País Vasco, tengo apenas un cuarto de siglo e intento no moverme desde el rencor, pero mis convicciones las tengo bien firmes, sé que soy ANTI-ETA y todo lo que se mezcle con ella me produce náuseas...

Anónimo dijo...

Sí, yo también estuve en el Colegio Viuda de Epalza, pero en las anteriores elecciones, en las generales. Vale, sí, los interventores peneuveros estuvieron correctos en las mesas en las que yo estaba de apoderada, pero eso creo que es lo normal, no?? tan honorable es para ellos como para mí o para cualquier otro. Lo normal también es que los batasunos se comporten como Dios manda, ahora no tenemos que aplaudirles porque no nos desprecien ni nos humillen. Creo que en el País Vasco tenemos un gran problema al determinar lo normal y lo anormal y eso me termina de sacar de mis casillas.
Por otra parte, yo iba de apoderada del PP y sí, los interventores correctísimos, ala! esos sí! los votantes... dejan mucho que desear...
Aintzane, soy constitucionalista y no me lo hago llamar, soy constitucionalista porque apoyo y defiendo la constitución en mi tierra, Euskadi, o donde haga falta!
Y una última cosa más! El PNV no mata ni asesina ni extorsiona ni... pero sí que justifica la violencia, lo ha hecho desde el minuto cero y hasta ahora no ha parado. Necesita de Batasuna porque sabe que sino pierde el poder, y eso es lo que le ha pasado en estas últimas elecciones, por eso les interesa lamer el culo a esa panda de terroristas, apoyar parte de sus iniciativas (que en cualquier otro país europeo serían de risa! y no se dejarían ni presentar), que salgan adelante y así ellos gobernar con su apoyo o sacar iniciativas soberanistas, racistas, y de justificación o tolerancia del terrorismo adelante.
Lo siento, siempre que te leo creo que tienes una doble moral que no me gusta nada. Creo que yo he tenido una vida parecida a la tuya, de hecho ya no puedo vivir en el País Vasco, tengo apenas un cuarto de siglo e intento no moverme desde el rencor, pero mis convicciones las tengo bien firmes, sé que soy ANTI-ETA y todo lo que se mezcle con ella me produce náuseas...

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