Hoy no me queda más remedio que hablar en primera persona. Como afectada, damnificada y zaherida victima de un sistema educativo incomprensible.
La veda del cabreo la levanto Informe Semanal, ese programa de la uno que cada semana fustiga conciencias con reportajes esplendidos, pensados para gente a dieta, porque normalmente se te quitan las ganas de cenar. La cuestión estaba, en este caso, en los médicos españoles, a lo que se ve pocos y mal pertrechados. En esto de la medicina yo creo que ocurre algo parecido al fútbol, en el que la gente asimila a los cuatro famosos, forrados con sus fichas, esa ingente masa de asalariados de primera, segunda y regional, que sobreviven funcionarialmente. Pues aquí igual. Junto a los doctores famosos, ricos y hastiados de meter dinero al bolso en sus consultas privadas, una ingente masa de licenciados desarrollan una labor sacrificada y extenuante, por mucha menos plata que la que merecen, a tenor de lo que han invertido en años de estudios, mires y guardias.
Pero no voy a eso. Mientras muchos jóvenes españoles ilusionados con ese lado de la ciencia, ven como las puertas de las facultades se les cierran, tras bregar años en el pozo de la secundaria y luego subir a sprint la cuesta del bachillerato, mientras muchos jóvenes, espero no ser uno de ellos en junio, ven como sus ilusiones se destruyen tras sacar expedientes superiores a 8, la administración española proclama a los cuatro vientos, que hay que tener jeta, que en España faltan médicos, que en los próximos años habrá que importar miles de facultativos de otros países y que, de hecho, en zonas como Cataluña, ya ha sido necesario aumentar las convalidaciones de títulos a galenos extranjeros en un 400% en los últimos 5 años. Y todo eso mientras muchos jóvenes motivados, sacrificados y preparados deben estudiar otra cosa por que los números clausus les echan de su vocación, y muchos titulados deben irse a ganar el sustento al extranjero, por falta aqui de reconocimiento y apoyo. Yo hoy no saco conclusiones. Pido, imploro, suplico que algún avezado lector, que alguien con conocimientos, me explique este despropósito.
Pero la cosa no acaba ahí. Terciada la semana hemos sabido que el gobierno ha debido reconocer, a instancias del supremo, que las leyes y reglamentos que desarrollan los decretos que regulan el bachillerato están mal hechos y, por tanto, no se pueden aplicar tal como estaba previsto. El supremo, que no tiene ni idea de educación, se ha fijado y rechazado una cuestión, si me lo permitís, menor. La posibilidad de matricularse en algunas asignaturas de segundo, con hasta cuatro de primero. La ministra, que va camino de convertirse en Magdalena II, ha dicho que encontrará formulas para salvar ese obstáculo y conseguir su propósito, la flexibilización del bachillerato. O sea, de pasarse por los ovarios la sentencia.
Yo, que como vosotros y como mucha gente, estoy metida en este mundo (underworld más bien) , me resulta incomprensible que un nivel de estudios que prepara para el mundo profesional o la universidad, y que debe sentar las bases de eso que ahora llaman la excelencia académica solo tenga dos cursos. Como tampoco entiendo que tan breve espacio para aprender venga después de ese largo desierto del conocimiento llamado secundaria. Como tampoco entiendo que el profesorado este, en esa etapa, tan poco coordinado, y que lo que para unos es el sintagma nominal, para otros sea el núcleo sujeto y para otros el bloque tiriri. Ya puestos a no entender, tampoco la heterogeneidad de los alumnos, con lo que el profesor no sabe si atender a los que aprenden deprisa, a los que lo hacen despacio o a los que no lo hacen, generalmente porque no les da la gana, pero atascan al resto. Tampoco es comprensible la falta de orientadores, programas de apoyo y refuerzo o enseñanzas dedicadas a que aprendamos la técnica de aprender, que no todo es soltar el rollo en clase y luego examinar. En esa línea la falta de medios, eso que ahora llaman tics, es vergonzosa y la dispersión del horario lectivo en asignaturas inútiles, nuevas y reducidas a una o dos horas semanales, patética. Y con ese panorama, en lugar de pensar e invertir mejoras en la formación y la ayuda a aprender, a esta lo único que se la ocurre es un decreto para poder aprobar a plazos, juntando dos asignaturas de aquí, dos de allá, y tres de no se donde. Pero mujer, ¿aquí quien es el adolescente y quien el adulto?. Porque se ve que nosotros vemos evidencias que los gobernantes ni pispian.
El argumento, dice ella, es flexibilizar la matricula para que no sea una carga económica repetir cursos enteros. Bueno, pues eso tiene fácil solución. Primero enseñar mejor en lo técnico y en lo humano, en el saber, en el aprender y en el ser, así gente mejor enseñada, más socialmente protegida y más apoyada afectivamente por su entorno, seguro que no repetía. Y llegado el caso, paga becas. Pero no regales el titulo a plazos, que eso no nos lleva a ningún sitio, salvo a un follón organizativo de no te menees.
La veda del cabreo la levanto Informe Semanal, ese programa de la uno que cada semana fustiga conciencias con reportajes esplendidos, pensados para gente a dieta, porque normalmente se te quitan las ganas de cenar. La cuestión estaba, en este caso, en los médicos españoles, a lo que se ve pocos y mal pertrechados. En esto de la medicina yo creo que ocurre algo parecido al fútbol, en el que la gente asimila a los cuatro famosos, forrados con sus fichas, esa ingente masa de asalariados de primera, segunda y regional, que sobreviven funcionarialmente. Pues aquí igual. Junto a los doctores famosos, ricos y hastiados de meter dinero al bolso en sus consultas privadas, una ingente masa de licenciados desarrollan una labor sacrificada y extenuante, por mucha menos plata que la que merecen, a tenor de lo que han invertido en años de estudios, mires y guardias.
Pero no voy a eso. Mientras muchos jóvenes españoles ilusionados con ese lado de la ciencia, ven como las puertas de las facultades se les cierran, tras bregar años en el pozo de la secundaria y luego subir a sprint la cuesta del bachillerato, mientras muchos jóvenes, espero no ser uno de ellos en junio, ven como sus ilusiones se destruyen tras sacar expedientes superiores a 8, la administración española proclama a los cuatro vientos, que hay que tener jeta, que en España faltan médicos, que en los próximos años habrá que importar miles de facultativos de otros países y que, de hecho, en zonas como Cataluña, ya ha sido necesario aumentar las convalidaciones de títulos a galenos extranjeros en un 400% en los últimos 5 años. Y todo eso mientras muchos jóvenes motivados, sacrificados y preparados deben estudiar otra cosa por que los números clausus les echan de su vocación, y muchos titulados deben irse a ganar el sustento al extranjero, por falta aqui de reconocimiento y apoyo. Yo hoy no saco conclusiones. Pido, imploro, suplico que algún avezado lector, que alguien con conocimientos, me explique este despropósito.
Pero la cosa no acaba ahí. Terciada la semana hemos sabido que el gobierno ha debido reconocer, a instancias del supremo, que las leyes y reglamentos que desarrollan los decretos que regulan el bachillerato están mal hechos y, por tanto, no se pueden aplicar tal como estaba previsto. El supremo, que no tiene ni idea de educación, se ha fijado y rechazado una cuestión, si me lo permitís, menor. La posibilidad de matricularse en algunas asignaturas de segundo, con hasta cuatro de primero. La ministra, que va camino de convertirse en Magdalena II, ha dicho que encontrará formulas para salvar ese obstáculo y conseguir su propósito, la flexibilización del bachillerato. O sea, de pasarse por los ovarios la sentencia.
Yo, que como vosotros y como mucha gente, estoy metida en este mundo (underworld más bien) , me resulta incomprensible que un nivel de estudios que prepara para el mundo profesional o la universidad, y que debe sentar las bases de eso que ahora llaman la excelencia académica solo tenga dos cursos. Como tampoco entiendo que tan breve espacio para aprender venga después de ese largo desierto del conocimiento llamado secundaria. Como tampoco entiendo que el profesorado este, en esa etapa, tan poco coordinado, y que lo que para unos es el sintagma nominal, para otros sea el núcleo sujeto y para otros el bloque tiriri. Ya puestos a no entender, tampoco la heterogeneidad de los alumnos, con lo que el profesor no sabe si atender a los que aprenden deprisa, a los que lo hacen despacio o a los que no lo hacen, generalmente porque no les da la gana, pero atascan al resto. Tampoco es comprensible la falta de orientadores, programas de apoyo y refuerzo o enseñanzas dedicadas a que aprendamos la técnica de aprender, que no todo es soltar el rollo en clase y luego examinar. En esa línea la falta de medios, eso que ahora llaman tics, es vergonzosa y la dispersión del horario lectivo en asignaturas inútiles, nuevas y reducidas a una o dos horas semanales, patética. Y con ese panorama, en lugar de pensar e invertir mejoras en la formación y la ayuda a aprender, a esta lo único que se la ocurre es un decreto para poder aprobar a plazos, juntando dos asignaturas de aquí, dos de allá, y tres de no se donde. Pero mujer, ¿aquí quien es el adolescente y quien el adulto?. Porque se ve que nosotros vemos evidencias que los gobernantes ni pispian.
El argumento, dice ella, es flexibilizar la matricula para que no sea una carga económica repetir cursos enteros. Bueno, pues eso tiene fácil solución. Primero enseñar mejor en lo técnico y en lo humano, en el saber, en el aprender y en el ser, así gente mejor enseñada, más socialmente protegida y más apoyada afectivamente por su entorno, seguro que no repetía. Y llegado el caso, paga becas. Pero no regales el titulo a plazos, que eso no nos lleva a ningún sitio, salvo a un follón organizativo de no te menees.
El viernes mi tutor puso la guinda a esta locura. Nos estuvo explicando en clase las últimas novedades sobre las nuevas pau (menos mal que espero que a mi no me cojan). Yo los resumiría en tres perlas. La coordinación universitaria, a un año vista, no tiene ni idea como afrontar el lodazal de la ley Cabrera, sobre todo en las pruebas específicas. Segundo, se espera un caos tremendo en lo tocante a coordinar la obligación de cada distrito de hacer una prueba de acceso y el derecho de cada universidad de proponer pruebas especificas, que pueden ser contradictorias entre si, o, incluso, coincidir en el tiempo. Tercero, en algunas materias se plantea aumentar sus temarios y endurecer los exámenes, dando más peso a las pruebas prácticas, a la vez que les reducen horas lectivas para hacer hueco a chorraditas como el CMC.
Lo que aun no entiendo, es como cuatro románticos nos dedicamos a estudiar para luego trabajar en asuntos no siempre reconocidos, pero llenos de responsabilidades. Con lo bien que se vive en este país siendo un analfabeto y robando a mansalva. Y si no fijaros en los peludos (el bigotes, el patillas …)
Lo que aun no entiendo, es como cuatro románticos nos dedicamos a estudiar para luego trabajar en asuntos no siempre reconocidos, pero llenos de responsabilidades. Con lo bien que se vive en este país siendo un analfabeto y robando a mansalva. Y si no fijaros en los peludos (el bigotes, el patillas …)
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