domingo, 10 de diciembre de 2017

Tema 27. La crisis del Sexenio Democrático



1-Republicanismo y federalismo.

Francisco Pi i Margall era cuando escribió este texto un experimentado político de 50 años, perteneciente al partido de los republicanos federales, un partido escindido del republicanismo original.
Este partido, que va a ser el gran protagonista de esta última fase del sexenio, defendía junto a los principios propios del republicanismo (igualdad plena ante la ley, elegibilidad del jefe del estado, sufragio universal, anticlericalismo, derechos obreros y tajante división de poderes) el carácter federal del estado, frente a la actitud mas centralista de otras ramas como de Castelar o la mas radicalmente revolucionaria de los radicales de mi tatarabuelo, D. Manuel Ruiz-Zorrilla. El federalismo es un movimiento político, nacido en la Europa del XIX cuya pretensión era la construcción de un estado defensor de la autonomía de los individuos, de los municipios y de las regiones, que contarían con amplios poderes legislativos y administrativos, pero no soberanas, y que por tanto dependerían de un estado central, que ejercería la soberanía y se reservaría ciertas facultades como la política exterior, la moneda, la defensa nacional (algo similar lo que ocurre en la España autonómica actual). Sus raíces se encuentran en el siglo XVIII y en el movimiento anarquista. Esta cercanía de concepción y la apariencia de que defendían el fin de la unidad de España hizo que los sectores mas conservadores de España vieran a este movimiento republicano como un peligro, lo que hace que el documento del que hablamos represente el triunfo (la republica) de los enemigos de la patria (anticlericales, antimonárquicos, defensores de ideas obreras, próximos al anarquismo y descentralizadores) y por eso cuente con la oposición de sectores muy poderosos.

2-Causas y marco histórico

En 1868, un pronunciamiento militar, impulsado por una agrupación de partidos (el pacto de Ostende) y con el beneplácito de una gran parte de la sociedad española derribo al gobierno de Isabel II e inicio un proceso revolucionario que pretendía regenerar la vida política, crear un esto de libertades (sufragio, etc), estabilizar la vida social y económica y proteger los intereses de una sociedad burguesa que los veía amenazados ante el descrédito y el desorden del régimen.
 
Estanislao Figueras
 
Los motivos eran muy variados.
Políticos, como la petición del sufragio universal, la extensión de derechos en sentido democrático, la creación de una constitución reformada y elegida de forma legitima o la lucha contra la corrupción. Otros eran sociales, y estaban muy vinculados al caciquismo y a la situación obrera. A ello se unía el descontento de otros grupos, como los estudiantes krausistas o incluso los militares. Finalmente, la situación economía había empeorado sustancialmente durante la decada de los sesenta, a causa de la crisis internacional la dependencia del capital extranjero, el atraso tecnológico, la falta de unidad de mercado, la escasa demanda interna, el empeoramiento de los mercados internacionales (crisis de Crimea, crack de la bolsa de Londres o Guerra de Secesión), pero sobre todo, por el escándalo político asociado, la crisis del sistema nacional de ferrocarriles.
Tras los sucesos de San Daniel y del cuartel de San Gil, un contundente pronunciamiento militar acabo con un gobierno casi sin defensa. la reina se exilio y los militares tomaron el control del país. Entre 1868 y 1871 un gobierno provisional dirigido por militares y miembros de los partidos revolucionarios (demócratas, unionistas y progresistas), afrontaron una importante reforma legislativa y la superación de graves conflictos que amenazaban el régimen.
En el primer caso el nuevo edificio democrático se sustento en tres grandes pilares:
  1. a) la constitución de 1869, que implantaba el sufragio universal masculino, una amplia y garantizada declaración de derechos, la descentralización, la libertad de cultos, la plena separación de poderes y la soberanía nacional.
  2. b) Las reformas económicas de Figuerola (unificación del mercado, peseta librecambismo y reforma fiscal)
  3. c) y la ejecución de una amplia lista de demandas populares (supresión de quintas y consumos, matrimonio civil, supresión de la esclavitud o reforma administrativa).
Frente a ello, graves conflictos se cernían sobre el régimen:
  1. a) la grave situación internacional, tanto en lo económico, como en lo político (guerra franco-prusiana que condiciono la elección de un rey para España, al no poder ser este ni francés ni alemán, ante la negativa de los contendientes, o la marea obrera, iniciada con la AIT y que se consumaría en la Comuna de Paris).
  2. b) La insurrección cubana, alentada por Estados Unidos
  3. c) La guerra carlista
  4. d) la inquietante oposición de las organizaciones obreras y de los movimientos republicanos y federales
Con todo, el mayor problema del régimen seguía estando en la desunión de sus promotores. Como resultó visible la unanimidad de los agentes sociales enfrentados a Isabel II no coincidía con la visión que tenían de España esos mismos grupos. En realidad, la Gloriosa había sido el triunfo de los burgueses reformistas, que anteponían el orden social y la protección de sus intereses a las demandas del país. Una parte del campesinado seguía sin tierra, y sometidos al caciquismo y abuso de los terratenientes. La situación obrera continuaba siendo muy mala ante su bajo nivel de renta, su nula protección social, su imposibilidad de alcanzar la propiedad y su indefensión ante los patronos en la negociación laboral. Los deseos, por otra parte de democracia plena de los republicanos, con total descentralización y eliminación del papel social de la iglesia y de la monarquía, símbolos del viejo sistema burgués, no eran aceptados por los partidos del gobierno, los cuales, se mostraban profundamente divididos.
 
Francisco Pi i Margall
 
Ante este cúmulo de circunstancias Amadeo I renuncio al trono en 1873, dando paso a la república de la que nos habla el texto. Era lógico. Una gran parte de la clase política se aglutinaba cada vez con más fuerza en el partido moderado, apodado alfonsino, por su defensa de los derechos dinásticos de Alfonso XII. El líder de este movimiento el político Antonio Canovas del Castillo representaba los miedos de los conservadores al desorden, a la transformación social y al separatismo, al tiempo que defendían el regreso a una monarquía borbónica, liberal (no demócrata) y garante del orden y la estabilidad. La oposición de la iglesia y los carlistas era creciente. La crisis económica galopante,y las protestas y revueltas obreras y federalistas constantes, que no aceptaban el marco constitucional, pero que no tenían la fuerza necesaria para derribarle. A ello se unía la muerte de Prim el hombre fuerte del régimen en un atentado anarquista y el abandono de parte de los partidos del gobierno.
3-El movimiento obrero
Durante el bienio progresista, las masas obreras nacidas con la industrialización y los ferrocarriles habían comenzado a tomar conciencia de su realidad y a organizarse. La principal lección que habían aprendido es que para defender sus intereses debían crear sus propias organizaciones políticas, pues las burguesas solo defendían sus intereses, el problema era una legislación que les prohibía el voto y les negaba derechos tan básicos como el de asociación.
Tras la persecución sufrida por los grupos clandestinos durante la época de la UL, las cosas mejoraron en el Sexenio, se consiguieron importantes reclamaciones (fin de quintas y consumos, voto y mejora de derechos), los dos primeros años la situación económica se mantuvo y no hubo empeoramiento de las condiciones laborales. Pero la conflictividad aumento.
La causa estriba en la llegada a España de activistas de la AIT que organizarían a los obreros, crearían delegaciones de la internacional obrera y separarían a los obreros de la unidad de acción con republicanos y otros grupos políticos. Pero pese a las esperanzas depositadas en principio, el estallido de la guerra en Cuba que llevaría a la reposición de las quintas y el triunfo de la opción constitucional de la monarquía animaría a la conflictividad, en una clara dirección antisistema.
En 1868 llego a España Fanelli, miembro de la AIT y del movimiento anarquista, que organizaría la primera sección de la internacional en torno al anarquismo, el grupo mas radical de la época defensor del fin de la propiedad y del estado, de la independencia total, moral y política del individuo.
Desde octubre del 68, los anarquistas contaban con dos secciones en Madrid y Barcelona, que agrupaban a la mayoría de las asociaciones y grupos de autoayuda obreros de esas ciudades. Incluso su secretario Rafael Farga asistió a la reunión de la AIT en Basilea. Todo ello fortaleció el movimiento obrero al margen de los partidos burgueses, cuando no en contra, sobre la base de la acción sindical y el apoliticismo, lo que le llevaría a denunciar no sólo la monarquía sino a las fuerzas políticas más democráticas, como los republicanos federales. Los levantamiento federalistas y de jornaleros serian continuos. En junio de 1870, se celebraría en Barcelona el primer congreso de la sección española de la Internacional. En el representantes de casi 30.000 asociados plantearon la unidad de acción del movimiento (tanto anarquistas como socialistas) y su programa sindical (mejora de las condiciones de vida) y político (la revolución). El peso de los grupos catalanes y anarquistas era incuestionable y el radicalismo revolucionario (fin del poder burgués, de la propiedad y del centralismo) evidente. En 1871, en plena monarquía de Amadeo, la influencia de la Comuna fue brutal. El levantamiento francés alentó a los huelguistas y llevo al gobierno a una contundente acción represiva, temeroso de que los sucesos de Paris se trasladaran a España. En cualquier caso, los avances del sexenio, cuestionados desde la izquierda estaban en la cuerda floja. El congreso, pese a la oposición de los diputados de izquierda como Pi i Margall, disolvió la sección española de la AIT y la declaro ilegal. Con todo la fuerza del movimiento era considerable, y junto al poder anarquista en el comenzaba a desarrollarse el de los grupos socialistas, organizados por Paul Lafargue en torno a las ideas de Carlos Marx, y que contaba con sus principales apoyos en Madrid (frente al anarquismo que era en Barcelona) y con el liderazgo de Pablo Iglesias.
 
Nicolás Salmarón
 
La Primera República
A finales de 1872, tras la negativa de Amadeo I a Serrano y Sagasta de emprender una política de dureza ante todos estos hechos, y ante el solo apoyo del ala radical de los progresistas (liderados por Manuel Ruiz Zorrilla) y por un conflicto del gobierno con el arma de artillería, el Rey abdica y abandona España. El 11 de febrero de 1873, conocida la dimisión del Rey, el Congreso y el Senado en sesión conjunta proclaman la república por 258 votos contra 32. Ponerse a buscar otro rey era absurdo. La mayoría de las cortes, monárquicas, aprueba la republica, lo que, como dice en el texto Pi i Margall es legitimo al ser aprobado por la mayoría de un parlamento elegido por el país por sufragio universal.
Sin embargo, tras la aprobación, casi por no haber alternativa, la republica se sostiene en una clara minoría. Los carlistas reanudan la guerra, los alfonsinos se retraen, los demás se inhiben, los republicanos y los radicales se quedan solos para gobernar, y son minoría. Las disputas entre los grupos del gobierno se convierten en sublevaciones y huelgas en los meses siguientes, a lo que se unen un intento de golpe conservador y la reactivación del movimiento obrero, que el ministro del interior Pi i Margall, reprime.
El primer presidente de la republica será Figueras, quien adoptara las medidas populares que la monarquía democrática había negado: promulga una amplia amnistía, suprime los consumos y establece la desaparición de la quintas de forma que el ejército queda formado solo por voluntarios. El gobierno intenta además mejorar la situación de las clases populares, apoyando la creación de comisiones paritarias de patronos y obreros. Pero el gobierno esta dividido entre quienes quieren el centralismo o el federalismo, entre los que manifiestan mayor o menor sensibilidad hacia las medidas sociales.
El movimiento obrero y el campesinado, adoptan una dirección anarquista por lo que hemos explicado antes. ni cooperativismo, ni mejoras sociales y laborales ni reformas políticas son válidas para la clase obrera; la igualdad económica y el colectivismo deben ser sus únicos objetivos. El llamamiento a la huelga general revolucionaria resume su actitud ante la república.
Tras unas nuevas elecciones se forma una nueva la Asamblea Constituyente que se reúne en julio de 1873, pero la república se encuentra ya en crisis. La proclamación del carácter federal y la presentación de un proyecto de constitución no son suficientes para garantizar el orden y conseguir el apoyo del país.
La republica esta aislada a nivel internacional, por el temor de Europa a que sea una nueva comuna y el ejemplo revolucionaria se extienda. Además crece el desorden en el ejército, colmado de deserciones ante la crueldad de la guerra carlista y la cubana, lo que deja al gobierno sin posibilidad de mantener el orden. Con ello estalla el cantonalismo. Este será la clave de la caída del régimen.
El cantonalismo es un movimiento político de influencias federalistas y anarquistas que defendía la división del país en estados soberanos. Se extendió, envuelto en tintes sociales y con fuerte apoyo obrero por muchas ciudades levantinas hasta ser sofocado por la fuerza de las armas.
En esta circunstancia Figueras dimite y le sustituye Pi i Margall. Este consigue convencer a las Juntas revolucionarias para que se disuelvan y se sometan a la autoridad del gobierno legítimo. Frena dos golpes de estado, evita la secesión catalana y reimpone la autoridad de alcaldes y gobernadores, en compensación saca adelante la constitución republicana, que sin embargo no pasara de proyecto al no ponerse en práctica nunca.
Una de sus novedades era la creación de un estado federal, dividido en 17 territorios autónomos.
La declaración de derechos es parecida a la de 1869, aunque aun mas democrática y de tipo iusnaturalista, y por tanto no regulables.
La soberanía popular aparece de forma clara por primera vez
A los tres poderes clásicos se añade el del presidente de la República, que se denomina relacional. El sistema institucional se organiza de forma intermedia entre el presidencialismo y el parlamentarismo. El presidente nombra al gobierno, que no responde ante las cámaras. Pero en cambio la función ejecutiva corresponde íntegramente al gobierno, sin que el presidente de la República pueda intervenir. La función presidencial es mantener la unión y el equilibrio entre los distintos poderes y estados que forman la federación. Su elección era indirecta y por cada estado.
Las Cortes están formadas por dos cámaras con diferentes poderes. El Congreso tenia poderes legislativos superiores al Senado. Este se formaba con cuatro representantes por cada Estado, al margen de la población que tuvieran. Carecía de iniciativa legislativa y tenía voto suspensivo por un año o por dos si coincidía en el rechazo de un proyecto legal con el presidente de la República. En realidad era un tribunal constitucional.
El poder judicial presentaba tres cosas a destacar. La extensión del juicio por jurados, la no intervención del ejecutivo en el nombramiento de los jueces y la creación de un Tribunal Supremo que resolvía conflictos entre los estados.
La federación estaba integrada por diecisiete Estados, y varios territorios, que correspondían a las colonias. Con excepción de Cuba y Puerto Rico, que se consideraban Estados.
Cada Estado podía elaborar su propia Constitución, tenía sus órganos legislativos, ejecutivos y judiciales y podía organizarse con libertad a condición de respetar los preceptos de la Constitución federal. No obstante, la división de competencia era claramente favorable al poder central .
Pese a ello la conflictividad no ceso, viéndose incapaz para frenar el caos Pi i Margall dimitió.
 
Emilio Castelar
 
Nicolás Salmerón, que sustituye a Pi en la presidencia intento hacer frente a la situación con un gobierno de autoridad: destituye a las autoridades que simpatizan con el cantonalismo, moviliza a las unidades seguras y a la Guardia Civil bajo el mando de generales conservadores, y llama a 80.000 reservistas para ir contra los carlistas. Salvo Cartagena, los cantones son derrotados rápidamente, pero esta postura autoritaria divide aun mas a los republicanos, mientras las filas alfonsinas engordan.
La negativa de Salmeron a firmar varias penas de muerte, tras la restitución de esta pena, llevara al poder al último presidente, Emilio Castelar. Con el la republica continua su giro hacia la derecha, el centralismo y la primacía del orden.
Castelar intentara crear una república conservadora. Reimpone las quintas, suspende varios derechos constitucionales, eleva los impuestos con apoyo de terratenientes y financieros y endeuda al país en el extranjero. Su derrota en el parlamento, frente a los diputados de Pi i Margall, llevaran al general Pavía a disolver las cortes e iniciar un golpe de estado liderado por Serrano, justo cuando Canovas negocia en Londres la llegada de Alfonso XII.
La 1 República había terminado, y se preparaba el regreso de la oligarquía y el liberalismo, era el fin de la democracia, y del caos.
Al enjuiciar el proyecto federal es necesario tener presentes las condiciones políticas excepcionales en que se desarrolló la vida de la 1 República. En realidad el mismo texto apenas sufrió una discusión parlamentaria consistente, y su mayor valor se encuentra no tanto en la articulación de los poderes como en la idea misma de que la consolidación de la democracia exigía romper el centralismo creada por los moderados. Fue el triunfo de los intransigentes y el fracaso del dialogo lo que mató la república no sus ideas.

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