domingo, 26 de enero de 2020

El discreto valor de Begoña



Parece un mar de niños pero es un mar de luces. Hoy son la dos y la uno, entonces era un lugar mágico, donde se creaban aventuras extraordinarias, donde todas las asignaturas se acababan y se abría un espacio nuevo donde compartir y creer en lo que ni imaginábamos. Fueron tiempos en los que con tan solo pensar se construía. Tiempos en los que apenas había diferencia entre asignaturas y el proyecto era empezar cada día, sin importar como acabase, sin pensar en el fracaso, porque el aprendizaje estaba en el intento. Eran tiempos en los que tu compañero cubría tu flanco, cual pezhetairoi en una falange griega, usando su larga sarissa para abrir en las mentes de esos niños todo un pequeño pero intenso universo.

Eran otros tiempos, antes de que el dolor llegara, antes de que la traición pintara las paredes. Pero en ambos ella estaba, y siempre de mi lado. En ese mar de luces, ella es la que más brillaba. Al fondo, junto a la ventana, pendiente de todos, imprescindible en cada paso que dábamos, pero semi escondida, ausente de protagonismo, con la timidez y la discreción de quien sabe que su vida es tan importante que no hace falta nada que la ilumine.
Ella también ha tenido sus propias heridas. Ella también ha padecido discretamente esos males con los que la vida nos flagela, aun sin merecerlo. Quizá por eso entiende a los demás, y nunca los abandona. Hoy es una actitud que llamamos empatia, pero en ella es algo más, es bondad.
Mi vida estos años ha sido intermitente. A veces escucho el palpitar de mi corazón y a veces oigo silencio. A veces estoy y a veces desaparezco. Pero ella perdura, expectante, en actitud de espera, y cuando vuelvo a cruzar el umbral aparece. “¿Que tal estás?”, y lo dice con su mirada más brillante, “¿Que tal estás?”, pregunta con la sinceridad de quien le importa la respuesta, al tiempo que te acaricia con sus ojos y te proporciona la paz que tanto anhelabas, y un nuevo aliento para intentarlo de nuevo.
Dicen sus alumnos que tiene carácter, que es diferente, que en pocas personas se puede confiar como en ella. Que es leal, que es noble, que es sincera, que irradia la belleza de la sinceridad y la ternura de la preocupación por sus niños.
Hace ya mucho tiempo tuve la suerte de que fuera la tutora de mi hija. Pero no lo fue. Fue algo más. Una persona tenaz y empeñada en hacerla feliz, en evolucionar, en crecer, en definirse así misma. Todo eso que un padre a veces no es capaz de hacer y por tanto tanto agradece a quien es capaz de hacerlo
Han pasado muchas líneas, más de las que esta página soporta, y sigue ahí discretamente pendiente de todo y de todos. Con la mirada en todas partes y los ojos escondidos para evitar ser lo que es, la protagonista de muchas vidas.


No hay comentarios:

Comparte en las Redes

Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...