domingo, 12 de enero de 2020

Cris




Decían los antiguos griegos de su nombre que era el signo de mujeres con una personalidad muy exigente, con una gran belleza interior y una gran capacidad de lucha por la justicia y por los suyos.
Y así ha sido en este caso, además de ser una mujer humilde, honesta, sincera y desbordante de cariño hacia los demás. Una de esas mujeres en cuya ausencia te sientes solo, aun rodeado de gente.
Solo he conocido dos personas así, y con ese nombre. Una murió sin darme la oportunidad de seguir el camino que habíamos iniciado. La otra se coló hace tiempo en una parte de mi vida, discretamente, como un arrullo, como un viento fresco que te reaviva, que te saca de tus rescoldos y te vuelve llama.
No recuerdo muy bien cuando, pero si aquellas tardes en las que ella, Miguel y yo charlábamos al final de la jornada de nuestros niños, del mundo, de la vida. No recuerdo muy bien a donde, pero si aquellos viajes rodeados de niños, recorriendo España, con nuestras charlas y sus risas, sentados en el suelo de un pasillo cualquiera, de un hotel cualquiera, vigilantes de las travesuras de quien con 15 solo pretende ser feliz.
No se porque hubo un tiempo en que discutíamos, aunque si sé que por terceras personas, pero si recuerdo que siempre fuimos capaces de hablar y desenredar la vida y que siempre sentí que era en el trabajo mi compañera y en lo demás mi amiga.
No recuerdo quien captó esta imagen, ni donde ni cuando se hizo. Solo recuerdo a quien está a mi lado, alguien que en ese premio y en muchos fracasos dejó de ser mi directora, para ser mi compañera, y apoyarme, y darme aliento y tirar de mí ante cualquier abismo. Solo recuerdo a una mujer llena de vida, plena de ilusiones y rebosante de talento que siempre nos ha sabido transmitir esos rasgos, y con mirada firme y sonrisa plena.
No recuerdo que sentido tiene esta foto, ni cual fue la razón de ese premio, solo recuerdo a una mujer orgullosa de quien tenía a su lado, aunque no había razón para ello, nunca la hubo, pues era yo el agradecido porque ella contara conmigo, y me defendiera, y me apoyara e intentara salvar a los míos.
No recuerdo cual fue la siguiente etapa, ni porque otras mujeres me acompañaron. Solo recuerdo que fue un alto en el camino de un viaje que aun continua, aunque cada vez más cerca del final, porque ella nunca quiso abandonarme.

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