sábado, 15 de marzo de 2014

E Ismiya prefirió la muerte



Poco tiempo ha pasado desde el día en que la policía nacional recogió el cuerpo sin vida de Ismiya A.S. una “mujer” sub sahariana de 12 años, que apareció ahorcada en un piso de una calle cercana a la plaza de Cascorro, en Madrid. La policía acudió al domicilio, alertada por una mujer de avanzada edad, que vio como la niña se colgaba del techo y saltaba de una silla para así acabar con su vida.
La testigo presenció la escena a través de la ventana de un patio interior, impotente, gritando a la niña que no diera un paso irremediable, como si su vida tuviera remedio. La mujer, y otros testigos, todos ellos europeos, relataron a la policía que Ismiya ejercía la prostitución junto a su madre, bajo la tutela de su propio padre. Todo parece indicar que en un descuido de sus padres, la niña decidió acabar con aquel infierno.
Según nos ha relatado un voluntario de Cáritas de Madrid, la situación no es excepcional, aunque no frecuente. Ismiya había llegado a España junto a su madre en una oleada de pateras en noviembre pasado. Su padre, había penetrado en España por la frontera de Melilla. En todos los casos sin papeles. Tras pasar el periodo habitual en los saturados centros de acogida de Canarias y Melilla, fueron enviados a la Península en avión con un par de billetes, un poco de chocolate, un botellín de agua, y algún teléfono de ONG, es más cómodo que se ocupe la iglesia de esta gente. La aventura  concluyó en Madrid, tras vagabundear por España, cada uno por su lado.
Allí, su madre, L.A.S, de Guinea Conakry, conoció a T.N.D, de Senegal, en un comedor de Cáritas, y, parece ser, decidieron crear la empresa “Sin esperanza. S.L.”.

No parece ser, según apuntan los datos, un caso de explotación infantil sino de supervivencia. Los atestados policiales cerrarán el caso con rapidez. No hay mucho que decir, una inmigrante de 12 años se suicida en Madrid. Gastos funerarios por cuenta de servicios sociales.

Pero algo le debemos a Ismiya, si no su vida, que ya no es nuestra, si una explicación. Deberíamos explicarle a ella, y a las que seguirán su suerte, por que su tierra es tan inhóspita y esteparia como para echar a su gente a la ruleta rusa del mar. Que hemos hecho para convertir el vergel de la tierra, aquel en el que nació la especie humana, en un infierno, coto de sida y violencia genocida. Y también habrá que explicar como piratas y corsarios pueden sacar de sus países a cantidades ingentes de seres humanos, como mercancía, y depositarlos impunemente en la blindada Europa. Y ya de paso, como un moderno país, por ejemplo como el nuestro, puede ser incapaz de evitar la violación sistemática de sus fronteras, siendo permeable a millares de inocentes, y a un puñado de canallas que los explotan. Y si me apuran, como tenemos la poca vergüenza de destinar cantidades ingentes a campañas electorales, congresos políticos y demás tonterías y no tenemos medios para montar cuatro tiendas y dos comedores decentes en los masificados centros de acogida. Y luego viene el soltar a su suerte a esta gente en algún lugar de España, y el confiar en la iglesia y en las organizaciones no gubernamentales para su auxilio, y el crear guetos en las grandes urbes para estas minorías…

Y al final, con dar cuatro papeles, poner unas salvajes cuchillas y despachar a la Guardia Civil a su suerte a las fronteras, todo arreglado. La defensa de la libertad y la democracia en el mundo podría empezar en nuestra propia casa.  Es tan sencillo como decirle a alguien, mirándole a los ojos, no es necesario que te marches de tu país para vivir, yo te ayudaré a convertirle en un lugar adecuado para tus hijos. Pero si vienes a mi casa, me quitaré el pan de la boca para ayudarte, no será necesario que violen a tu hija cada día para que puedas tener un techo y un trozo de pan. Que Dios reconforte a tu familia Ismiya, que Dios se apiade de tu alma. Pero sobre todo de la nuestra.


Imagen elumndoenfotos.wordpress.com

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