martes, 20 de octubre de 2009

Terror en el hipermercado


Aun hoy, esa vieja canción de los Pegamoides, el primer grupo de Alaska, es una buena excusa para bailar, divertirse y pensar de soslayo, a poco que una se fije en la letra. Aun hoy ese tema pega con fuerza, y se hace vivo, especialmente cada viernes noche. Y es que en este país, cada viernes, al caer el sol y reinar la luna en el firmamento, los aurigas del terror presiden nuestros salones, extendiendo un gélido manto de oprobio, lujuria y silente hiel ante nuestras atormentadas mentes. En el gran hipermercado del corazón basura, dos pontífices máximos imponen su terror, Cantizano y Vázquez.

¿Que estoy exagerando?. Joder tíos, ¿vosotros no veis la tele?, claro, como me tenéis a mi para contarlo, vosotros pasáis, que bonito.
Bueno el caso es que las últimas semanas no han tenido desperdicio, pero me ha llegado al alma (bueno, y al culo) tres detalles dignos de la mejor película de George A. Romero (el de los zombies).
La veda la abrió DEC, programa que tuvo la feliz idea de invitar a Carmen, la mujer de José Campos, para, a mitad de la entrevista, hacer pasear por el plato a un Carlos Latre venido a menos, disfrazado de Franco en su época de jubilado. La tensión se cortaba con un cuchillo jamonero. Una Carmen indignada exigía al actor identificarse, mientras este, ante el gesto adusto e iracundo de la nieta del dictador, insistía en que era Franco de verdad. La leche. Falto el canto de un euro para que se armara. El poco gusto del programa, que ofendió a la invitada, fue casi lo de menos, porque a estas alturas exigir buen gusto y educación a esta recua es tontería. Lo curioso es la facilidad que tenemos los españoles, no para reírnos de nosotros, sino para perder el tacto. Gracias a Dios, Franco esta muy bien donde esta, y dada la situación, ahorrémonos el nombrarle. Todavía hay muchas personas en este país preguntándose porque sus muertos siguen sin aparecer, porque no se restituye su honor y porque los signos de la opresión aun campean en nuestras calles, y a estos no se les ocurre otra cosa que sacar al angelito, en forma de abuelo Paco, todo candor.

Lo mejor vino al poco. Un Mariñas (el inefable periodista de antena 3) venido arriba tuvo la ocurrencia de decir en los prolegómenos del programa, que había tenido una aventura sexual con Rafael Amargo, el afamado bailarín, y que, a la postre, estaba entre bambalinas esperando a entrar para ser entrevistado. No salio, y casi mejor, al oír perplejo las declaraciones del periodista opto por irse, dejando al personal con un palmo de narices. Claro los periodistas encima arremetieron contra la falta de formalidad del bailaor.
Igual es mentira. No se. Si no lo es, pues estupendo, mejor gozar un rato que sufrir. Si lo es, tampoco se puede elevar la cuestión a la categoría de insulto, como algunos han hecho. Porque me parece que habíamos quedado en respetar todas las tendencias sexuales y eliminar el estigma de la homosexualidad. Pero no, aquí vamos mucho de boquilla. Todos somos muy abiertos y progresistas y defendemos los derechos hasta del escarabajo verde, pero cuando nos dicen que un tío, famoso además, se acuesta con gentes de su mismo sexo, nos partimos de risa de la mariconada y decimos eso de “no si ya le veía yo algo raro”. ¿Raro?. ¿Que tiene de raro ser libre y ejercitar las opciones vitales que elijamos?. Con todo, y si quedase alguien con sentido común en la tele, no estaría demás que ese alguien le explicase a Mariñas que un periodista no se debe convertir en protagonista, que los periodistas informan, no inventan, que no son actores, sino notarios, y que en España, y en muchos lugares del mundo, hay gentes que sufren, viven en la cuneta de la vida o mueren, por ser homosexuales, mientras otros, como él, explotan el lado más zafio, ridículo y grotesco de ese cliché, para sacar unos duros haciendo chascarrillos con el paquete de Cantizano o reduciendo a bufonada lo que solo es una opción legitima de amor entre seres humanos.

Pero lo bueno lo dejo para el final. Jorge Javier Vázquez, un monstruo televisivo, en el sentido estricto del término, nos ofreció esta semana un espectáculo inaudito. Su “sálvame” nos mostró esta semana lo mierda que es la justicia en España. Un personaje esperpéntico que se hace llamar brujo, confeso a medio país que ha sido contratado por una ex amante de Cristiano Ronaldo para hacer magia y conseguir que el astro del balón se lesione y no pueda jugar. No es cosa de meterse a discutir con el elemento, porque es tanto como admitir que eso es posible. Pero claro, estamos admitiendo ante miles de personas, que una persona puede desear el mal de otra, su daño y ruina, y poner los medios para conseguirlo, por muy ridículos que sean. Estamos admitiendo que hay gente que es capaz de ofrecer sus servicios para hacer daño a otros o, no se si es peor, decir que puede hacerlo, cuando no es así, con lo que al cobrar por ello esta estafando. Y dado que al final el muchacho se lesiono, estamos admitiendo que podemos ganar dinero jactándonos de joder al prójimo, y que este puede verse afectado y perjudicado, no sabemos si porque el vudu es efectivo, o por el canguelo que le ha entrado. No se que es más delictivo de todo eso. No se si es malo eso, o peor que no haga nadie nada. No se si lo uno, lo otro o la cotidianeidad de esas practicas, porque al día siguiente, y en el programa matinal de onda cero, Carlos Herrera pidió a los oyentes que opinaran. Y ante mi sorpresa llamaron cientos de personas que contaron como tienen acojonados al vecino, la cuñada o el panadero con cosas tan pintorescas como guardar una foto de sus victimas en un tuper en el congelador. Señores, esto no es España, es Sodoma y Gomorra.


Imagen canal9

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