domingo, 11 de octubre de 2009

Curso del 63


Comprobado, el ridículo no conoce de vergüenza ajena y es parejo a la osadía de algunos. Esta semana, Antena3, una de las cadenas más inverosímiles y tostones del panorama mundial, ha puesto en marcha “Curso del 63”, un remake de un formato de cierto éxito, y mucha polémica de las televisiones francesa y británica, donde ha campado como That'll teach them o Le pensionnat de Chavagnes. Aquí como la imaginación manda, el internado donde un grupo de chicos y chicas aprenderán disciplina espartana se ha llamado San Severo, todo un alarde.



El programa deambula entre el docudrama, el reality show y la pantomima. Su base es sencilla, aprovechando que el Pisuerga pasa por Baleares, a los de Planeta, experimentados en diarios (diario de una call, diario de Patricia, diario de una adolescente, a diario…) han metido en un supuesto internado, ambientado en los años sesenta a un grupo de fenómenos, y ha escrito su diario en imágenes. O sea , como un grupo representativo de la juventud actual (sic) responden a una escuela sin tecnologia, no tienen ni luz, sin derechos y con trato a baqueta. No se si os acordáis aquella serie de la tele, de hace unos meses, que trataba sobre un internado para ricos, que más parecía Treblinka, pues eso, pero en plan cutre y cómico.
Yo no dudo que haya jóvenes así, aunque de esa forma han debido coger a todos, pero si que un internado de los sesenta fuese tan esperpéntico y exagerado en las formas. Y es que los de Zeppelin, la productora del engendro no se ha andado con chiquitas. Antes de pisar el felpudo les han quitado a los angelitos móviles, pulseras, pendientes (que digo yo que no son de antes de ayer), piercings etcétera. Dicen que la ambientación esta muy cuidada, no lo dudo, pero el contenido, el mensaje, el trasfondo es una mera improvisación. Una nueva victoria del culteranismo frente al conceptismo, por sacar a relucir a Góngora. El debate sobre los modos educativos y la necesidad de reglas que regulen nuestras conductas colectivas, aquello de limitarnos para defender la libertad del otro, ha quedado a la sombra de una sucesión de situaciones humorísticas donde reírse de las penalidades de un grupo de pringaillos metidos en el “Gran Hermano” de “Cuéntame”. Una nueva oportunidad en la que un medio, una televisión en este caso, pierde una gran oportunidad de hacer una reflexión colectiva e incitar a ella. Una reflexión neutra y abierta, pero colectiva
Visto sin mucha reflexión, por si acaso, en estos tiempos en que la disciplina y el respeto en las aulas esta tan en boca de todos, tratar el tema con histrionismo, y hacer guasa, precisamente de la disciplina, exacerbándola y presentándola, en el contexto actual, como algo desfasado, ridículo e irracional, no parece prudente. Mucha zapatilla de lona y mucha estilográfica y luego montan un internado mixto, vaya ambientación. El resultado queda así más cerca de la mejicana “rebelde”, que de una reflexión educativa y social real. Igual hubiera dado más frutos encerrar a los padres, a los periodistas y a los gobernantes, pero tirando la llave al mar.

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