domingo, 13 de septiembre de 2009

Belen Esteban, y el nuevo show de Truman


Aun hoy recuerdo el “Show de Truman” como la película más estremecedora de mi vida. Con un cierto aire de comedia ácida, que poco a poco se transmuta en drama, Peter Weir construyó en 1998 una desasosegante obra que revelaba, de la mano del extraordinario trabajo de Ed Harris y Jim Carrey, la filosofía que hoy se manifiesta en su esplendor, gracias a los medios de comunicación de masas.

Aquella película narraba la historia de un joven, que adoptado por una multinacional del entretenimiento, vivía, sin él saberlo, en un inmenso plato de televisión, desde el que se retransmitía, cual “Gran hermano” o novelon venezolano su vida a cada minuto.


La pesadilla de aquella película cobró vida el viernes. Muchos medios de comunicación dieron a conocer la noticia, la confusa noticia, de que el defensor del menor, Arturo Canalda, había iniciado, a instancias de varias denuncias particulares, un expediente sobre esta mujer, por causar daños morales y psicológicos con su actitud sobre su hija. No se vosotros, pero yo no lo veo como un ejemplo más de la España de pandereta y tocomocho, sino como algo muy serio.


Reconozco, y lo digo por delante, que me apena mucho esta mujer.Aparentemente, asistimos al problema derivado del abuso de una menor y los daños que sobre ella recaen, teniendo en cuenta que su madre ha decidido convertir su vida en un nuevo “Show de Truman”, en un Gran Hermano baby, en el que se nos cuenta a diario la vida de esta familia. Lo que come la niña, sus vacaciones, su colegio, su comunión, sus desavenencias con padre y madre, la muerte de su abuelo, los problemas de salud de la madre... Se puede argumentar, con razón, que hay niños que viven situaciones de riesgo y exclusión mucho mayores, cierto. Se puede decir que otros famosos usan a sus hijos, incluso de forma, aun que ya es decir, más salvaje (públicamente se ha llamado meretriz a la mujer de Borja Thyssen y bastardo al niño). Se puede cuestionar el procedimiento administrativo usado. Lo que no se puede contradecir es que esa niña no lleva una vida normal, y que su infancia esta expuesta a una carencia de privacidad muy grave.

Todos hemos sido niños y muchos seguimos siendo jóvenes. A todos nos ha gustado ser protagonistas, pero no distintos, no salirnos para mal de la norma, no ser objeto diario de chanzas. No me imagino a mí misma regresando al colegio, al día siguiente de mi comunión y tener que oír los chistes sobre que mi padre se ha llevado el jamón de mi madre. Porque al final esta sobre exposición a lo que lleva es solo a volcar sobre la niña, a ojos del público, las debilidades y miserias de los mayores, al margen de lo que la niña sea. Porque Andrea ya no es ni será nunca Andrea. Es la niña del pollo, la hija de la Esteban, la cría a la que no visitaba Jesulin.Para mi, la gran pregunta es porque.


¿Porque hemos llegado a esta situación?. Para mi Belén es una mujer sencilla que se topo, piensa ella, con la fortuna de encontrar el amor de su vida en un galán. El mito español de hombre romántico y valeroso, el hombre surgido del pueblo que desafía a las Phythias y asciende al Olimpo de los famosos y los ricos. El hombre que desafía al destino y la muerte. La estampa trasgresora y altiva de un torero. Pero aquello no duro. Por la razón que sea, Belén y Jesús se separaron. Y ella nunca lo ha aceptado. Esta mujer vive desde entonces en un estado permanente de frustración y de dolor. Y es humano y comprensible, la angustia de perder a quien más quieres, sentirte sola y desamparada, mientras el amor de tu vida la rehace frente a otra mujer, ante la mirada de toda España es un trance insoportable.
Alguien debería haber querido a Belén en ese momento y haberla ayudado a recomponer su vida. Pero no fue así. Como en la película de Truman, alguien percibió que por encima de los derechos y la dignidad de ese juguete roto que ya había alimentado el circuito televisivo de la prensa rosa, estaba el negocio y el dinero. Grandes comunicadores, auténticos carniceros, gente vil especializada en hacer zumo del corazón de cualquiera, como Ana Rosa Quintana o Jorge Javier Vázquez, vieron en ella la resurrección del mito de cenicienta. Una mujer sencilla y adorable, enferma de diabetes y de amor, condenada a la soledad, el desamor y a criar a su hija sin ayuda, para toda la eternidad.

Y ahí empezó el baile. Todos los programas tienen sus contertulios que critican a terceros, ridiculizan a decenas y nos toman el pelo a todos. Pero Belén no. Ella no sale en televisión, y desde hace años, para hablar de la actualidad o criticar a otros, sino para retransmitir su vida. Belén no ha desaprovechado la situación, porque la aporta mucho dinero, pero no es por eso, la permite recordar ante toda España a su amor que le quiere, que no le olvida, que su actual mujer no le merece y que hay una hija que le añora y le necesita. Se ha casado otra vez, y nos lo ha contado, eso y el fracaso de esa pantomima. Pero ella quiere a Jesús y , como un niño pequeño le reclama su atención a diario.Pero claro el negocio de estos medios esta en la novedad, como el de Bolt es ir más rápido cada día o el de una trapecista poner más aun en riesgo su vida. Es lógico, el público nos cansamos hasta de las desgracias si estas son monótonas. Así que las televisiones han visto en la estrategia de la fiscalia una mina. El fiscal y el defensor del menor, en toda su inocencia, mandan una carta a la televisión que explota a Belén, que explota su debilidad emocional, pidiendo que no saquen más a la niña a relucir. Ellos, cuando la situación de audiencia lo aconseja lo filtran, debidamente retorcido. “El estado, alentado por cobardes que denuncian a Belén Esteban a instancias de la pérfida familia de Jesús Janeiro quiere quitar la hija de la princesa del pueblo”. Y claro, como en este país nos va lo de las causas perdidas, los débiles y el luchar contra el rico opresor, pues el negocio sube.


El viernes, y durante los próximos días, Tele5, y las demás cadenas y medios, han hecho caja con Belén Esteban, exponiéndola al circo, manipulando sus sentimiento y haciéndola sufrir a conciencia. Era bárbaro ver al publico, y hasta a la organización impulsora de discapacitados (que ha abierto una blog o un facebok o algo así de apoyo a Belén) que llena los platos de esos programas, jaleando a la Esteban, como aquellos romanos que hace siglos vitoreaban a los gladiadores tracios en la arena del coliseo, mientras gritaban “mátale”, a la vista de su contrincante caído y ensangrentado.No se si la fiscalia debe actuar contra Belén. Pero cuando los medios de masas abandonan descaradamente toda ética, y cuando toda una sociedad se moviliza por este tema, y no contra el gobierno que nos condena al paro, la oposición que nos roba, y los jueces que persiguen a quienes solo buscan defender la memoria de los perseguidos por el franquismo, alguien debería intervenir.

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