Para la historia ha quedado la fecha del 23 de febrero de 1981, un día en que la democracia española, aun poco consolidada, fue puesta a prueba por el intento golpista de un grupo de militares y una , aun poco conocida, trama civil.
El golpe fue en parte resultado de una situación critica en el país, que arrancaba de tres grandes problemas, una situación económica delicada por la reconversión industrial y el paro, la crisis del partido del gobierno, que traicionaba entonces a su líder Adolfo Suárez, y una ofensiva salvaje de ETA, que había desatado el odio hacia la impotencia del sistema a los militares.
No era la primera intentona de los nostálgicos del régimen de Franco, aun muy activos en aquellos años, pero si seria la más importante, y la que marcaría el declive de quienes deseaban la paralización del proceso democrático.
El golpe liderado, que se sepa por los generales Armada y Milans del Bosch, y ejecutado por el coronel de la guardia civil, Antonio Tejero, aprovecho una reunión general de las Cortes, que asistían a la transmisión de poderes del presidente Surez, a nuevo jefe del ejecutivo, Leopoldo Calvo Sotelo, para secuestrar de un solo golpe, a la mayoría de los poderes del estado. Solo la intervención del rey y la actitud de los españoles, salvaría la situación.
Suarez y el rey en el momento de iniciarse la construcción de la democracia
Era el 81, un año envuelto en una gran crispación, masacrados por ETA, los militares mostraban claramente su impaciencia por imponer "estabilidad" a cualquier precio.
Uno de los hombres clave en esa impaciencia era el general Alfonso Armada. Moderado, intelectual, con buenos contactos políticos y próximo al rey, lo que le abría muchas puertas, fue vendiendo su figura, como cabeza de un gobierno civil-militar, de amplia base política que salvara al país del caos. Era una pieza más de un mar de rumores sobre movimientos militares, que queda incluso reflejado en el documento del CESID (el espionaje español) de noviembre de 1980 titulado "Panorámica de las operaciones en Marcha", que explicaba las diversas conspiraciones que se preparaban por algunos grupos militares. Junto a ellas, estaban las aproximaciones y diálogos discretos entre las fuerzas del orden y los grupos parlamentarios, en aras de impulsar un gobierno de coalición presidido por un militar y con representación de los principales partidos, de manera transitoria, hasta que la situación del país se estabilizase.
La crisis del partido del gobierno (la UCD ), y la dimisión de Suárez, que paso la presidencia a Calvo Sotelo, cojió por sorpresa a todos esos movimientos y precipito los acontecimientos. Quizá Suárez, sabedor de lo que se cocia, propicio así su adelanto, y con ello su fracaso.
Los primeros síntomas de malestar en el ejército tienen lugar en abril de 1977, cuando con motivo de la legalización del PCE, el día 9 de ese mismo mes, Sábado Santo, dimite el almirante Pita da Veiga, ministro de Marina y el Consejo Superior del ejército emite una nota en la que manifiesta su disconformidad con dicha legalización, aunque la acate. En noviembre de 1978 tiene lugar la desarticulación de la Operación Galaxia , una intentona golpista, por la cual su principal responsable, Antonio Tejero, será condenado a siete meses de prisión.
Suárez había dimitido el 29 de enero de 1981, mediante un discurso por televisión, ante la falta de apoyo de su propio partido, dividido en luchas intestinas. Ante este vacío de poder, un grupo de periodistas conservadores, el Colectivo "Almendros" publica en El Alcázar (un periódico de extrema derecha de la época) un artículo golpista. Son las mismas fechas, en que los reyes, durante un viaje al País Vasco, sufren el ataque de los diputados de Herri Batasuna. Días después ETA mata al ingeniero de la central nuclear de Lemóniz, José María Ryan, secuestrado unos días antes, mientras se sigue sin noticias de otro industrial secuestrado, Luís Suñer. En medio de este clima de tensión UCD, el partido del gobierno, celebra su congreso en Mallorca. En medio de una gran división es nombrado presidente en funciones Agustín Rodríguez Sahagún, y Leopoldo Calvo-Sotelo candidato a presidente del Gobierno.
La política nacional se caldea aun más cuando el día 13 muere en la cárcel de Carabanchel el militante etarra José Ignacio Arregui, víctima de las torturas infligidas en la Dirección General de Seguridad. Una huelga general en el País Vasco y un duro debate en el congreso tensan aun más la situación. Varios dirigentes policiales son destituidos, y la derecha interpreta el gesto como una muestra de debilidad.
Así, en medio del debate parlamentario para sustituir a Suárez, van a confluir, como supuesta solución, un golpe duro, promovido por el capitán general de Valencia, Jaime Milans del Bosch y uno blando, que defiende un gobierno mixto, liderado por el general Alfonso Armada, hombre de confianza del rey.
La tarde del 23 de febrero, el teniente general Tejero tomó el Congreso, en plena sesión de investidura de Calvo Sotelo con 200 guardias civiles, aprovechando el pleno de diputados, senadores y gobierno. La sorpresa era la fecha, no el que el golpe se produjese, como el dirigente comunista Santiago Carrillo revelo semanas después al periódico Diario 16 (25-feb-1981), “Pavía llega antes de lo que esperaba, pero lo ocurrido no ha sido ninguna sorpresa.
Policia militar rodea el congreso para evitar la huida de los golpistas
Eran las 6 y veinte de la tarde y se dirigía a votar, en el salón de plenos del congreso, el diputado socialista Juan Manuel Núñez Encabo. Armados con metralletas, y con un breve forcejeo con la seguridad de la cámara, un grupo de guardias civiles, irrumpe en el hemiciclo dirigidos por el teniente coronel Antonio Tejero. Grita "¡Quieto todo el mundo!" y da orden de que todos se tirasen al suelo.
Siendo un militar de más alta graduación, el vicepresidente del gobierno, el general Gutiérrez Mellado se levanta y exige a Tejero que deponga su actitud. Tras un brevísimo forcejeo, Tejero intenta derribarle, y al no conseguirlo efectúa un disparo que es seguido por unas ráfagas de los sub-fusiles de los asaltantes.
Todo esta siendo grabado para todo el mundo. TVE retransmite en ese momento la investidura del nuevo gobierno. El operado de cámaras Pedro Francisco Martín, deja la cámara encendida, con lo que el país asiste en directo a toda la operación, hasta que media hora después, la guardia civil descubre el truco y cierra la grabación.
Todo el poder legislativo y ejecutivo queda retenido, apareciendo un fuerte vacío de poder.
En pocas horas, se subleva en Valencia el Capitán General de la III Región Militar, Jaime Milans del Bosch, quien saca a los tanques de la guarnición a la calle, controlando centros de comunicaciones y de poder, y declara el Estado de excepción, intentando convencer a otros generales de que le secunden.
Pero el estado reacciona. A las nueve de la noche el rey encomienda al subsecretario Francisco Laína, a que forme un gobierno provisional con los cargos ministeriales que quedan libres. Todo al tiempo que el general Torres Rojas fracasa en su intento de hacerse con el control de la División Acorazada Brunete, cuerpo de elite del ejército de tierra, y varios militares golpistas consiguen controlar RTVE.
La clave esta en el rey, pero se opone al golpe, dejando solos a los militares. Juan Carlos se mantiene en contacto con los mandos militares, logrando ¡su apoyo a la democracia y su fidelidad al monarca. Conseguido eso, y ya entrada la noche, el rey se dirige a la nación llamando a la tranquilidad. El golpe esta aislado. Solo resta negociar para que el secuestro no acabe en un baño de sangre.
Sobre la una de la madrugada del día 24 de febrero, el Rey interviene en una televisión liberada por los GEOS, vestido con uniforme de Capitán General de los Ejércitos, oponiéndose a los golpistas y defendiendo la Constitución. A medianoche, Alfonso Armada acude al Congreso para intentar la rendición de Tejero y hacerse cargo del gobierno, lo que es ilegal. Pero Tejero le rechaza. De madrugada Milans es arrestado, con lo que el golpe se reduce al Congreso. La mañana del 24, aislado y derrotado, Tejero negocia y libera a los diputados.
El rey se dirige a la nación y aborta el golpe
Como poco después desvelaría El Mundo, aquella había sido el resultado de una serie de conspiraciones previas, que ahora vamos a intentar ordenar.
-Operación Galaxia. Es un antecedente clave del golpe del 23-F. Su objetivo era secuestrar al Gobierno durante la reunión del Consejo de Ministros y de obligar al Rey a aceptar un Gabinete de Salvación nacional. Los ejecutores serian el teniente coronel Tejero de la Guardia Civil y el capitán Sáenz de Ynestrillas de la Policía Armada. El asunto se descubrió gracias a la contra información del comandante Andrés Casinello, agregado a la Guardia Civil. Los encuentros que ambos militares mantuvieron en la madrileña cafetería Galaxia, en noviembre de 1978, dieron nombre a la operación.
-Operación Diana. El teniente general José Gabeiras, jefe del Estado Mayor, ordena a las siete y media de la tarde del 23-F el arranque de la Operación Diana. Se trataba del contragolpe. Sobres cerrados y lacrados que contenían las órdenes para la situación de "alerta-2" llegaban a manos de jefes y oficiales. Sin embargo, no todos los responsables lo interpretaron de igual manera. De hecho, el capitán Merlo, del Regimiento de Caballería Villaviciosa 14, ocupa la radio y la televisión públicas. Teóricamente se cumplían órdenes del mando pero cuando las marchas militares monopolizaron la programación, se cuestionó a quién obedecía en realidad el capitán. Al final, los GEO tuvieron que sustituir al batallón a las nueve de la noche.
-Operación De Gaulle. La formación de un gobierno de coalición o de salvación nacional modelo De Gaulle en Francia, es decir con el beneplácito y la participación de todas las fuerzas políticas democráticas, era el objetivo de esta operación. Tanto el presidente como los ministros tenían ya nombre y apellidos. Armada sería el presidente; Felipe González, Vicepresidente político; Manuel Fraga, ministro de Defensa; ministro de Economía, Ramón Tamames y Luis María Ansón ministro de Información, entre otros. El 26 de febrero de 1981, Felipe González invitó a Calvo Sotelo, en su intervención en el Pleno del Congreso, a formar un Gobierno de Coalición y añadió que la predisposición de su partido era ya conocida.
-Operación Ariete. Concebida para supuestos extraordinarios, se puso en marcha la tarde del 23-F y situó en estado de alerta a las distintas comunidades vía gobernadores civiles. Estos convocaron a sus respectivas Juntas de Seguridad por orden del Ministerio del Interior .La maniobra pretendía restablecer la situación en Valencia si Milans del Bosch no retiraba los carros de combate de la División Motorizada Maestrazgo nº3. El toque de queda, los blindados avanzando por la ciudad del Turia y los militares controlando los puntos neurálgicos demandaban una contraofensiva ya.
-Operación Mister. La SEA (Servicio Especial de Agentes del CESID), implicada en el Golpe, se inventa la operación Mister, según la cual sus agentes contra espían a la CIA , a la que han descubierto vigilando las comunicaciones del Rey. Gracias a ello pueden pedir coches y el material que precisen sin levantar sospechas.
-Operación Jaula. Fue el inicio de la intentona golpista. El 23-F, a las 16,20 h, el teniente Suárez Alonso, del Servicio de Información de la Guardia Civil , cierra las principales calles de acceso al Congreso con una certera e invisible maniobra. Veinte guardias civiles de paisano a bordo de cinco coches camuflados logran crear un cordón de seguridad con la excusa de que vigilaban una red de comercios de coches de importación ilegales, en los aparcamientos de la zona. Si fuera preciso, las patrullas, estratégicamente colocadas, facilitarían la entrada de Tejero y sus guardias en el edificio de la Carrera de San Jerónimo.
El juicio a los golpistas, resultaría posteriormente oscuro y poco revelador, como si se intentase ocultar algo. Quedaron muchas preguntas por resolver, como cual fue el papel de los principales golpistas y sobre todo el de Armada.
En el juicio seguido con posterioridad ante el Consejo Supremo de Justicia Militar, conocido como el Juicio de Campamento fueron condenados a 30 años de reclusión, como principales responsables del golpe de Estado, Milans del Bosch, Alfonso Armada y Antonio Tejero Molina.
La trama civil del golpe nunca fue investigada de modo riguroso, siendo el único civil condenado el ex dirigente de los Sindicatos Verticales franquistas Juan García Carrés.
Nunca se aclaró el papel de los servicios secretos, especialmente del comandante José Luís Cortina, absuelto, aun cuando uno de sus ayudantes, el capitán Gómez Iglesias fue condenado por organizar la llegada de los guardias civiles asaltantes al congreso utilizando vehículos, placas de matricula falsas y equipos de transmisiones pertenecientes a la escuela de agentes operativos del CESID. El rey y la democracia es cierto que salieron reforzados, pero , en realidad, ¿Qué paso?.
No hay comentarios:
Publicar un comentario