“Llámame
gorrión y échame trigo”. Eso solía decir mi abuelo sobre aquellos que hacen de
su capa un sayo, los que al socaire de todo viento desatan su vendaval, y
encima son admirados.
Del
truculento engaño que anida en cada esquina de la red de redes ya se ha hablado
mucho. Y desde la llegada de Trump se están editando enciclopedias.
Personas
que no existen, bulos virales, personalidades suplantadas y engaño, mucho
engaño. Pero lo de esta semana supera todos los cánones de la burla. Eso si, es
una genialidad, que más que críticas, ha sido nido de alabanzas.
En 2010 la
revista “Quimera”, el reducto de estilismo literario indie que dirige Vicente
Luís Mora, recogía, desde la portada hasta el contrarresto, una colección de
artículos cuyos autores no existen, o al menos no eran quienes decían ser.
Tal como
confesaba en su blog el autor del experimento, amparado en 22 seudónimos y
cinco nombres suplantados, el muchacho se redactó, ahí es nada, el solo, una
revista entera llena de críticas falsas, libros inexistentes y autores
pendientes aun de nacer. Y todo, dijo él, para experimentar, pero en papel, eso
que en la red es moneda corriente, la falsedad.
Muchos de
los columnistas habituales lo sabían y cedieron su nombre a la trama, con lo
que, con tanto testigo, poco ánimo de dolo había, y, aun más, el chico confesó,
ración extra de publicidad, con lo que la revista se agotó en los puntos de
distribución, al más puro estilo Charlie Hebdo.
Hoy es una
pieza de museo, una rareza literaria, la obra de un jeta. El asunto fue tan
lejos, que hasta algún lector escribió a la revista para pedir datos de algún
libro, irreal por supuesto, que ante tan elocuente critica, deseaba comprar.
Mora
explicó que todo se había basado en un juego que pretendía explorar el umbral
de la credibilidad. Dado que engañar en la red esta tirado, experimentar en que
más medios de comunicación eso es posible. Vamos, que es un juego para
averiguar cuan tontos somos, o como seguir engañándonos. La maldad fue
aplaudida, y la cara de tontos de los lectores retratada con escarnio.
Y se sigue
engañando, digo bien. Porque Mora tuvo el mérito de decir cuan falso es, pero
es reincidente. Autor de un ensayo sobre la mentira llamado Pangea, Mora ya
viene hace tiempo buscando medios para encontrar engaños eficientes y
sostenibles en medios digitales como blogs, tablets o móviles. Hasta el punto
de que cinco años antes de publicar su libro "Alba Cromm”, su
protagonista, ficticia, claro, tenia un blog desde el que prospectaba a su
potencial público, charlando amigablemente con él.
El fenómeno
no es exclusivamente suyo. Se llama hoax o fake. El montaje que se vivió poco
tiempo después, sobre la película "I'm still here" protagonizada por
Joaquín Phoenix, no deja lugar a dudas que es ya un recurso publicitario de
primer orden llamado a causar dependencia y avidez en el usuario.
Pero el
trasunto es otro, todo hace indicar que hoax ha dejado de ser una moda, si
alguna vez lo fue, para convertirse en una parte de nuestra vida. Cine en 3D,
realidad aumentada, vidas digitales, mensajes en cadena pidiendo salvar a una
niña de Cochinchina que no existe, encuestas del CIS, compañías de seguros que
dicen que te protegen, programas políticos ...
Cuanta
mentira nos rodea. Mejor dicho, ¿cuanta verdad queda alrededor nuestro?.
Lo decía
Carmena con toda naturalidad tras las elecciones, lo suyo no era un programa,
sino una retahíla de chascarrillos y ocurrencias. Lo vemos cada día con
Aguirre, empeñada en que el Apocalipsis no lo escribió San Juan, si no Pablo
Iglesias.
En la
antigua Venecia, envueltos en máscaras y sedas, los súbditos del dux se
transportaban durante horas a un mundo más liviano, para volver a la realidad
más pronto que tarde. Hoy la llamada “inteligencia”, la supuesta élite cultural
y política, nos empaqueta como borregos y nos mandan a un mundo figurado y virtual,
para que no molestemos y quedarse ellos con las manos libres. Y encima les hace
gracia, que el vulgo caiga como un patán en sus sutiles engaños.
Os
preguntaréis que a que viene desempolvar una historia de hace cinco años. Viene
a que estos días ha resucitado en varios medios que lo han contado como
novedoso, corriendo en las redes de pio en pio.
Seria
bonito acabar este artículo poniendo el ejemplo de alguien sincero, de una
institución noble, de un líder animoso que encauce nuestros anhelos, usando solo
la sinceridad. Estoy en ello, en cuanto dé con él os lo cuento.
Imagen aphotoyear
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