
El argumento de la semana ha sido la energía, no cabe duda. En este terreno, el gobierno ha dado un impulso a sus políticas, a la vez que intentaba transmitir la sensación de que se encuentra alerta ante toda eventualidad, y con plena capacidad de reacción. Una leve insinuación de los mercados (bueno, algo más), sobre los riesgos de aumento de la factura del petróleo, han servido para que el ejecutivo reaccione con un plan de contingencia tendente a reducir el consumo, en este caso corriendo menos con los coches.