lunes, 29 de diciembre de 2025

El eco que queda


Dicen que la muerte llega siempre a destiempo, aunque en el caso de Robe Iniesta —fundador de Extremoduro, poeta imperfecto y filósofo sin título— muchos sostuvieron que nunca llegaría del todo. Su vida, contada en canciones que parecían escritas con sangre y madrugada, había construido una especie de inmortalidad rugosa, áspera, resistente. Por eso, cuando ayer se anunció su fallecimiento, España entera quedó suspendida en un silencio extraño, como si alguien hubiera desconectado por un instante la electricidad que mueve las emociones profundas.

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