lunes, 3 de noviembre de 2025

La herida del desierto


Adu tiene nueve años y un acento que mezcla la cadencia pausada del árabe hassanía con las erres rotas del norte de España. Vive en Santander, donde va al colegio y aprende a montar en bicicleta, pero cada noche, antes de dormir, su madre adoptiva le canta una nana en español y ella responde con un canto suave que aprendió en los campamentos de refugiados de Tinduf. Adu recuerda poco del desierto, aunque dice que lo lleva dentro, “como una herida que no se cierra”. Su historia, la de una niña arrancada de la arena del Sáhara, es también la historia de una traición que dura ya medio siglo.

1975: el abandono

Cuando el 14 de noviembre de 1975 España firmó los Acuerdos de Madrid, la bandera rojigualda ondeaba por última vez sobre El Aaiún. En los días previos, miles de saharauis miraban al horizonte con miedo: del norte avanzaba la llamada “Marcha Verde”, 350.000 civiles marroquíes escoltados por soldados que cruzaban la frontera en un gesto calculado por el rey Hassan II para forzar la retirada española. Madrid, debilitada por la agonía de Franco, decidió mirar hacia otro lado.

El Sáhara Occidental había sido colonia española desde finales del siglo XIX, una tierra de fosfatos, pesca y arena, pero sobre todo, de un pueblo que había creído en la palabra de España. Durante décadas, las autoridades españolas habían prometido un referéndum de autodeterminación, compromiso ratificado por Naciones Unidas. Sin embargo, en lugar de cumplirlo, el gobierno español firmó con Marruecos y Mauritania un acuerdo tripartito por el que cedía la administración del territorio —no su soberanía, según el derecho internacional—, y abandonaba a su suerte a los saharauis. Fue una retirada apresurada, sin despedidas ni garantías, una huida en la noche.

El precio del silencio

Apenas unos meses después, Mauritania y Marruecos se repartían el territorio: el norte para Rabat, el sur para Nuakchot. Pero la resistencia saharaui, organizada en el Frente Polisario, se levantó en armas. En 1979 Mauritania se retiró, y Marruecos ocupó todo el territorio. Desde entonces, Rabat controla de facto el Sáhara Occidental, protegido por un muro de más de 2.700 kilómetros, uno de los más largos del mundo, que separa las zonas ocupadas de los territorios liberados.

Mientras tanto, decenas de miles de saharauis fueron expulsados hacia el desierto argelino. Allí, en Tinduf, levantaron campamentos que con el tiempo se convirtieron en ciudades de lona. En uno de ellos nació la madre de Adu. Hoy, casi 50 años después, el exilio continúa. La generación de los abuelos que soñaba con volver al mar ha dado paso a la de los nietos que solo conocen el viento del desierto.

España, por su parte, optó por el silencio. Durante los gobiernos de UCD, PSOE y PP, la política hacia el Sáhara se mantuvo inalterable: prudencia diplomática, guiños simbólicos al Polisario, y complicidad práctica con Marruecos. El vínculo histórico con los saharauis se transformó en un incómodo legado colonial que nadie quiso asumir.

La falsa autonomía

La tercera gran traición llegó en el siglo XXI. Ante la incapacidad de Naciones Unidas para organizar el referéndum de autodeterminación —bloqueado sistemáticamente por Marruecos—, la comunidad internacional empezó a hablar de “autonomía bajo soberanía marroquí”. España, que durante años había defendido oficialmente la necesidad de una consulta libre, cambió su posición en 2022, cuando el presidente Pedro Sánchez envió una carta al rey Mohamed VI calificando el plan marroquí de “la base más seria, realista y creíble” para resolver el conflicto.

Para los saharauis, aquella carta fue una puñalada. Significaba aceptar que su país seguiría siendo parte de Marruecos, renunciando al derecho de decidir su futuro. Significaba, también, que España reconocía de facto la anexión de un territorio que la propia ONU sigue considerando pendiente de descolonización.

En Santander, cuando los padres adoptivos de Adu leyeron la noticia, no supieron cómo explicárselo. “Le dijimos que el gobierno había decidido apoyar a Marruecos, y ella preguntó: ‘¿Y nosotros?’. No supimos qué responderle”, confiesa María, su madre. “Porque al final, lo que siente una niña como Adu es lo mismo que siente todo el pueblo saharaui: que España les ha abandonado tres veces”.

Memoria y deuda

Las vacaciones en paz, el programa que durante años ha permitido a miles de niños saharauis pasar los veranos en familias españolas, son uno de los pocos puentes que siguen uniendo a ambos pueblos. Gracias a ese lazo humano, muchos españoles han conocido la realidad de los campamentos, la dureza del exilio y la dignidad de un pueblo que no se rinde. Adu fue una de esas niñas. Su familia decidió adoptarla después de que su madre biológica muriera por falta de atención médica en el desierto. Ahora, en su habitación de Santander, la niña conserva una caja con arena del Sáhara y una bandera roja, verde y negra que guarda como un tesoro.

“Dice que cuando sea mayor quiere ser abogada, para defender a su pueblo”, cuenta su padre adoptivo. “Nosotros solo esperamos que algún día pueda hacerlo en un país libre”.

Epílogo: la herida abierta

El caso del Sáhara Occidental sigue siendo una de las mayores deudas morales y políticas de España. A medio siglo de la Marcha Verde, los saharauis continúan esperando un referéndum que nunca llega, viviendo entre el muro de Marruecos y la indiferencia internacional. España, antigua potencia administradora, podría haber sido su aliada. En lugar de eso, ha preferido ser su cómplice silenciosa.

Adu crece en Santander, va a la escuela y juega con sus amigos, pero cada vez que sopla el viento del norte dice que le recuerda al del desierto. “Allí”, señala mirando el mapa, “es donde empieza mi casa”. En esas palabras resuena no solo la nostalgia de una niña, sino la memoria de todo un pueblo que aún espera justicia.


Fuentes y referencias

  1. Naciones Unidas. Resolución 1514 (XV) sobre la concesión de la independencia a los países y pueblos coloniales (1960).

  2. Naciones Unidas. Informe del Secretario General sobre la cuestión del Sáhara Occidental (varios años, 1991–2024).

  3. Ministerio de Asuntos Exteriores de España. Acuerdos de Madrid de 1975 (documento histórico).

  4. International Court of Justice. Advisory Opinion on Western Sahara (16 de octubre de 1975).

  5. El País (2022). La carta de Sánchez al rey Mohamed VI sobre el plan de autonomía marroquí.

  6. Agencia EFE / RTVE (2023). El programa “Vacaciones en Paz”: la infancia saharaui en España.

  7. Human Rights Watch (2022). Report on Human Rights in Western Sahara.

  8. López Bargados, A. (Universidad de Barcelona). El Sáhara Occidental: una descolonización interrumpida (2018).

  9. Fundación Sahara Occidental. Cronología del conflicto saharaui (1958–2024).


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