sábado, 30 de julio de 2011

El reino de la mentira


José Luis Rodríguez Zapatero ha puesto al fin fecha a su retiro. Un 20 de noviembre, el mismo que el destino decidió para otro gobernante, aunque de peor pelaje. El viernes, a las 12,30 Rodríguez anunciaba a la nación, a través de los medios, en rueda de prensa., el calendario de su adiós. Se lo decía a la nación cuando ya todos antes lo sabían. Rubalcaba, que lo sabia incluso antes que Zapatero, Rajoy, parte de su gobierno, parte del empresariado y, por supuesto, el País, que lo anunciaba en su web, unas horas antes del anuncio, iniciando una cascada de avisos en todos los medios. Todo un símbolo de quien manda y quien tiene preferencia para ser informado, y consultado.
Ha sido la penúltima mentira de una gran mentira. Hace pocos meses, más aun, semanas, el propio gobierno, a través de su presidente y varios de sus ministros, insistían tozudamente en negar todo adelanto electoral, justo con el mismo argumento que ahora se emplea para defender lo contrario. Hace unos meses y semanas, agotar la legislatura era un signo de normalidad, una señal de credibilidad y sosiego que se daba a los mercados. Siempre los mercados.

Lo dijo el presidente a la prensa, lo cantó en las mañanas de radio nacional, lo dijo desde la tribuna del parlamento, y hoy lo negó. No sabemos donde esta la mentira, si entonces, si ahora, o si en ambos momentos. Una negativa al adelanto que resultaba en su momento inverosímil, dadas las circunstancias. Lo lógico sería en realidad acabar el mandato dado por los españoles al PSOE. Ello, como Zapatero repitió en varias ocasiones, permitiría transmitir, dentro y fuera de nuestras fronteras una señal inequívoca de fortaleza y capacidad de gobierno. Habría permitido diseñar adecuadamente y en tiempo los presupuestos generales del estado, un instrumento de gobierno esencial. Y habría permitido afrontar la culminación y desarrollo de importantes leyes, pendientes de aprobación y tramite, esenciales para la modernización del país y su salida de la crisis. Pero esos, que son argumentos sólidos, vista la política desde la perspectiva del servicio a los intereses de la población, nada pueden ante algo más fuerte y preeminente, los intereses de los hombres que nos gobiernan y sus organizaciones. El PSOE no esta dispuesto a ceder más a los nacionalistas para sacar los presupuestos, o no tiene nada que ceder, solución, que no los haya, que bregue con el problema el siguiente. De igual forma, ¿que es más prioritario, sacar adelante las nuevas leyes (de las 26 declaradas esenciales, más de la mitad están en proyecto o en tramite) o beneficiar los tiempos del candidato Rubalcaba?. Evidentemente esto último, y estaba claro. Era imposible que Rubalcaba abandonara el gobierno y que desde ese momento transcurrieran meses hasta las elecciones.

Ha sido un año marcado por un fenómeno claro, la movilización de jóvenes y desesperados, un movimiento civil no de indignados, sino de hartos. Grupos dispuestos a dejar claro que la partitocracia esta corrompida y agotada, en su formulación actual. Un movimiento alimentado por dramas personales como el del paro y los desahucios, y que en el fondo pide la regeneración política. La respuesta es esta, el juego, la respuesta es anteponer los intereses de los partidos, que calculan los movimientos que más fortuna les deparen en la estrategia por alcanzar el poder, en lugar de realizar acciones que realmente ayuden a la población. Esa es la voz que han escuchado de la calle. Ninguna, provocando una situación tan ridícula como esa que revelan las encuestas, en las que el partido que será más votado esta dirigido por el líder menos valorado, y viceversa. Todo un monumento a la resignación.

Hace unos días, las agencias internacionales ponían en revisión nuestra deuda, que es tanto como decir nuestro futuro, alarmados por el desaguisado fiscal planteado por comunidades que reclaman dinero, plazos de devolución, o simplemente denuncian a la prensa, que no a los tribunales, fraudes, facturas ocultas y situaciones económicas insostenibles. Ante un gobierno tan melifluo y una oposición tan canalla, poco se puede esperar en nuestro futuro. Pero a ambos eso poco les importa.

Los demás lucharemos los próximos meses por conseguir una beca, una plaza universitaria, un empleo de lo que sea y sortear la miseria, como esa que inunda a varios millones de españoles. Ellos, a lo suyo, a alejarse de nosotros, a acercarse al poder.

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