domingo, 18 de enero de 2009

Por la espalda


El sábado, mi madre decidió amenizarnos la comida con un programa de RNE que afrontaba el tema del fracaso escolar. Para los pocos que reconocían que tal cosa existía, la cuestión de los valores que posee la sociedad que ampara nuestro sistema educativo parecía algo fundamental. La charla discurría en la radio pública, un medio de comunicación, no mucho después de que tras un largo asedio, un sector de la prensa deportiva, al uso del ejercito de orcos de “Las dos Torres”, derribara los últimos muros de la ciudadela de Ramón Calderón y diera con los huesos de este en la calle, para mayor regocijo de Boluda y su recua.

Del Madrid no voy a hablar, por que la única persona de este país con formación técnica para abordarlo es Iker Jiménez. En todo caso os recomiendo las tribunas que este sábado escribían en el País Gregorio Peces Barba (si, el catedrático) y José Sámano (un portento escribiendo este torrelaveguense). Se puede concluir que la vida de este hombre en la presidencia del equipo de la capital ha estado plagada, desde el primer día, de irregularidades, chanchullos y despropósitos. Para mí, en todo ello, hay algo peor. La prensa.
Su labor, en principio aparenta ser la correcta. Busca lo sucio de la sociedad, la alerta sobre los peligros que sobre ella se ciernen, aporta información contrastada y ofrece a la sociedad de poder formarse sus opiniones y, desde ellas, sus comportamientos, en base a criterios ciertos. Y todo ello bajo un manto de ética y limpieza de conciencia que les hace ser eso, la conciencia de la sociedad. Pero, ¿Con que garantías?. ¿Con que legitimidad?. Porque la verdad es hemos tardado siglos en dotarnos de un sistema judicial sostenido en garantías procesales y principios como el de la presunción de inocencia que, aun hoy, cuesta Dios y ayuda sostener, y si no que se lo preguntes a los de Amnistía Internacional, o tantos grupos que se juegan el tipo por medio mundo defendiendo la necesidad de hacer prevalecer un sistema que proteja a los más débiles, especialmente de la maldad anónima y gratuita. Y con eso y con todo, decenas de periodistas, empresas de comunicación y programillas de medio pelo convierten cada día nuestra vida en el gran hermano de Orwell con cámaras ocultas, micrófonos escondidos y delatores anónimos que cuentan lo que ellos desean oír, la mayoría de la veces, haciendo de este mundo, el paraíso de Torquemada. Ya suponemos (eso nos han transmitido, que yo no vivo en Madrid) que Calderón, no más que otros, amaño votos por correo en su elección, que ha conseguido pisos de protección oficial para sus hijos, y que ha practicado el pucherazo en la última asamblea del Madrid. Y todo ello con nombres y apellidos, fotos y videos de vacaciones de los supuestos culpables, expuestas ante medio mundo en periódicos y telediarios en horarios de máxima audiencia. Si ahora este caso llega a los tribunales y estos no encuentran pruebas claras de su culpabilidad, ¿Qué ocurrirá con el honor y la imagen de ellos?. No les defiendo, ni siquiera se muy bien de que va el tema, pero ¿Por qué una empresa privada debe hacer, mezclando el interés común con el particular, lo que los poderes públicos parece que no hacen, la vigilancia de que las leyes, incluso las deportivas se cumplan?. ¿Por qué hemos de fiarnos de la palabra de un periodista y no de la quien no lo es?. ¿Por qué alguien debe ser declarado culpable y castigado solo por una sospecha, solo por una acusación, solo por una insinuación subjetiva, solo por tenderle una trampa?. Si una trampa. Un ejemplo claro lo tenemos en Soraya Sáenz de Santamaría. Una de esas políticas que están más verdes que una aceituna. Su “amiga” del alma Nieves Herrero va y la convence para que se deje hacer un reportaje intimo, al margen de la política, sobre su persona, en plan de transmitir una imagen próxima del político, mas humana. El destino es el magacines del mundo. El fotógrafo Luís Calibran, del Mundo, la convence para hacer unas fotos “sensuales”, alejadas de eses carácter hierático que transmiten algunos políticos. Y cuando la pardilla cae en la trampa el propio mundo saca las fotos en portada y sugiere la superficialidad, falta de seriedad y el pijerio de la diputada popular, de la que se dice cojea del mismo pie que las ministras socialistas del vogue. De hecho, en el colmo del cinismo, Pedro J. Ramírez, el azote del PP, escribía en el videoblog “El Mundo en 2 minutos”, que el mismo redacta, que la decisión de Soraya de posar a lo “femme fatale" demuestra "las contradicciones del pensamiento único sobre la igualdad entre el hombre y la mujer". Hay que ser cabrón. Y el tío remata con una frase sobre el PP (el de Rajoy claro, que el de Aguirre es un dechado de virtudes) de esas que demuestran la mala sangre de quien la escribe, "esta foto no pasaría de ser una broma simpática, sin ningún significado político, si el PP estuviera seguro del espacio que pisa" tras lo califica a los populares como "un partido al que le gustaría ser lo que no es y por eso se distancia de sus electores". Pero el hecho es que un periódico y todos sus compinches (Federico Jiménez Losantos, Ignacio Villa y Cesar Vidal la han llamado de todo, menos puta) han establecido un juicio público, con veredicto y todo, sobre las capacidades, moral y actitud de un representante del pueblo, terciando en los asuntos de un partido para así influirle (recordar que estamos en plena batalla por el poder en el PP y en CajaMadrid). Joven, mujer y conservadora, Soraya estaba sentenciada, pero lo triste es que la han navajeado por la espalda, pero no por ella. Y más aun, con el aplauso o el silencio, de un pueblo educado en que si el gran ojo te señala … por algo será.

No hay comentarios:

Comparte en las Redes

Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...