
El sábado, mi madre decidió amenizarnos la comida con un programa de RNE que afrontaba el tema del fracaso escolar. Para los pocos que reconocían que tal cosa existía, la cuestión de los valores que posee la sociedad que ampara nuestro sistema educativo parecía algo fundamental. La charla discurría en la radio pública, un medio de comunicación, no mucho después de que tras un largo asedio, un sector de la prensa deportiva, al uso del ejercito de orcos de “Las dos Torres”, derribara los últimos muros de la ciudadela de Ramón Calderón y diera con los huesos de este en la calle, para mayor regocijo de Boluda y su recua.