Mi padre nació hace 31 años en el inmundo desierto de Argelia, pero no es argelino. Mi madre nació entre las mismas arenas, y no son suyas. Yo he nacido en medio de la nada, y quiero ser de algún sitio. Porque tengo derecho a ello.
Vivo en España y estudio aquí, como una chica más. En una casa sencilla, y con una vida de pocas ambiciones. Pero no en mi tierra. Siento que de alguna manera en España recibo un cariño prestado, por parte de un pueblo que lava su conciencia dándome cobijo, una beca, y una manifestación de vez en cuando. Una pantomima para que sigamos manteniendo, cada vez menos, la ilusión de que algún día se arreglará esto. Hay mucha política entre Marruecos, Argelia, Francia, Estados Unidos y España, demasiados intereses y demasiado petróleo, pescado e integrismo, para que nadie se fije en un conjunto de mugrientos moradores de la arenas. No somos nada, ni una sombra del pueblo orgulloso que fuimos y todo por vuestra culpa.
España ocupó nuestra tierra cuando quiso, nos abandonó cuando le vino en gana, y nos vendió cuando le vino bien. Porque lo nuestro fue una venta. España nos acoge, con cuenta gotas.
España ocupó nuestra tierra cuando quiso, nos abandonó cuando le vino en gana, y nos vendió cuando le vino bien. Porque lo nuestro fue una venta. España nos acoge, con cuenta gotas.
A titulo particular, cuatro médicos van de vez en cuando, operan a un lisiado y nos llevan unas cajas de gafas. También es bonito cuando las gentes del cine van allá y montan un cine bajo las estrellas y hacen un festival en medio de la nada. ¡Que bonito!. ¿Y nuestra tierra?. ¿Y nuestro futuro?. ¿Y nuestra dignidad?. ¿Dónde esta todo eso?.
La manifestaciones, cada vez menos y más pequeñas son bonitas, pero no bastan. Necesitamos al presidente y a todo el parlamento reclamando a Marruecos que cumpla con la legalidad internacional, que respete los derechos humanos, y que nos devuelva lo que nos ha robado. Nada más.
Siempre hay algunos actores, algún grupo político marginal, y gentes de buena fé que siente piedad de nuestra situación. Gentes a las que nunca agradeceremos bastante su hospitalidad. Pero eso es poco. Falta lo que dirige un país. Su gobierno. Pero claro, si los pescadores de Canarias llaman traidor a su gobierno, que va a hacer con nosotros.
Que se puede esperar cuando ni la ONU, ni ningún organismo internacional ha sido capaz de imponer la ley en medio de ese desierto, si cuando van cuatro parlamentarios españoles allí, no les dejan ni bajar del avión. Que se puede esperar, cuando la represión contra nuestro pueblo se lleva a cabo con armas que España vende a los marroquíes.
Que se puede esperar cuando ni la ONU, ni ningún organismo internacional ha sido capaz de imponer la ley en medio de ese desierto, si cuando van cuatro parlamentarios españoles allí, no les dejan ni bajar del avión. Que se puede esperar, cuando la represión contra nuestro pueblo se lleva a cabo con armas que España vende a los marroquíes.
No tenemos gobierno, no tenemos ejército, no tenemos más que la simpatía de los románticos. Sobreviviremos como individuos, pero como pueblo hemos muerto, hay que ser realistas. Agradezco, como muchos lo hacemos, el apoyo de la Coordinadora Estatal de Asociaciones Solidarias. Valoramos la buena voluntad del delegado de Naciones Unidas, pero la realidad es tozuda, existe un pacto entre Marruecos y España. España no se va a arriesgar a enemistarse con ellos y dejar el terreno libre a la expansión económica francesa, y las relaciones con Estados Unidos, autentico benefactor de la monarquía marroquí Mohamed, son prioritarias para España.
Estamos reducidos a soltar un par de slogans de vez en cuando, y contar el tiempo que queda para que Argelia nos eche, cuando, como a España, en su relación con Marruecos, sobremos.
Rania Nayem
Estudiante, Madrid
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