Llama la
atención que en ocasiones, estando en el mismo lugar veamos cosas distintas.
Debe ocurrir algo importante que atrae todas sus miradas. Incluso lo graban, a
fin de no perderlo en su memoria. Nosotros, sin embargo, sólo tenemos ojos para
ellos. Solemos confundir en educación la falta de capacidad, con la falta de
atención, que no es más que la falta interés de lo que nosotros mostramos y la
manera en que lo hacemos. Porque cuando algo llama su atención el mundo
desaparece.
En esta
ocasión todas sus miradas se anclaron a una cámara, mientras otra les miraba a
ellos, aunque ninguna pudo captar lo esencial. Eso que aquellos niños nos
habían mostrado de su alma inquieta durante tantos años.
Fue más que
una foto una última mirada a una parte de mi vida pérdida tras aquella
ceremonia. Hoy, cada mañana la veo al levantarme, la miro y escucho en mi
corazón “que afortunado fuiste”, aunque solo sea por estar en aquella foto,
aunque solo sea por aquella última mirada
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