El surf,
tal como le conocemos hoy, como una forma de vida generalizada entre muchos
jóvenes, no seria tal sin la labor de Peter Viertel, un legendario guionista de
Hollywood, marido de la fascinante Deborah Kerr, que dio luz a este deporte en
los años 50.
Viertel
murió hace diez, envuelto en la neblina que recubre el féretro de los genios.
Quienes hoy encontramos en las olas la mitad de nuestra vida le rendimos
homenaje en sus día y en todos los que le siguieron. Para el resto de mortales,
Viertel es un espectro llamado desde las sombras por el director malagueño
Pedro Temboury quien pasea por las salas de cine estos día “La primera ola”, un
documental que recuerda a los protagonistas de una revolución silenciosa que se
extendió por el Cantábrico en los años sesenta, desde Biarritz, y hacia el
oeste, sin darse cuenta que aquel ejercicio de equilibrios sobre una tabla,
acunados por el dulce mar, era algo más que un ejercicio de frivolidad y
extravagancia (como lo tachaban los NODOS de la época), si no el incio de una
forma de vida, libre y noble, enamorada de santuarios de mar como Liencres,
Zarautz, Salinas, Guetaria, Mundaka o Suances.
Dicen que
murió de tristeza, tan solo unas semanas después de que muriera su amada
Deborah Kerr, y lo hizo en Marbella, donde convivía con la enfermedad desde
hace tiempo.
Fuera del
surf, este hombre de cine forma parte de la época mas dorada de Hollywood, que
lo fue por él, al apoyar a genios como John Huston, o escribir éxitos
mitológicos, como "La reina de África".
En 1956,
este hombre de éxito, había llegado a Europa, a Francia concretamente, para
rodar una adaptación de la
Fiesta , la novela Hemingway, bajo la dirección de su amigo,
el californiano D. Zanuck, y de la que él mismo era guionista. Entre rodaje y
rodaje, ambos distraían el tiempo practicando el surf, muy popular en ciertos
círculos americanos, en la playa de Côte des Basques, aun hoy una de las
mejores zonas de ola del Atlántico. La experiencia fue tan buena, que el año
siguiente, y el siguiente, vieron como Viertel regresaba a Francia, a la zona
de Biarritz, para practicar su deporte favorito. Las andanzas de aquellos
extravagantes californianos, no pasaron desapercibidas para un grupo de jóvenes
franceses buscadores de nuevas sensaciones. En 1958 Moraiz, Barland y Rosnay,
secundaban el vuelo de los cineastas, y atraían al entusiasmo del nuevo deporte
a otros jóvenes. El mas avispado de los tres, Michel Barland, pronto vio en
aquellos locos el futuro, poniendo en marcha el primer taller europeo de tablas
de surf en Biarritz. El mismo taller, donde poco después un aventurero
santanderino, Jesús Fiochi compraría su primera tabla, la primera en volar
sobre las olas de Liencres y Santander, iniciando nuestra actual tradición. Y
así California llegó a nuestras playas.
Viertel
había nacido en Creedse (Alemania), en 1920, pero se había criado desde los 8
años. Desde muy joven destaco por su capacidad para interpretar y reflejar la
realidad en un guión de cine o en una novela. Grandes como Huston, Billy Wilder
o Alfred Hitchcock le habían solicitado colaboración para llevar al cine obras
maestras, desde “Sabotaje” de Hitchcock, hasta “cazador blanco, corazón negro”
de Eastwood. Había recibido notables premios y había lanzado al mercado,
recientemente, una impresionante biografía de su juventud, enmarcada en el mar,
“Una bicicleta en la Playa ”.
Desde los años 60 residía en Marbella, su otra Malibu, como el dijo.
Luego
vendría Jesús Fiochi, Marian Azpiroz, Iñigo Letamendia, Raúl Urbin, Carlos
Beraz, Luis González, Ander Zaratagabaster, pero después.
Mientras
otros te descubren hoy, nosotros te decimos, estés donde estés, gracias por lo
que nos trajiste.
Imágenes
Roxy
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