Hay un día al año gris. Sacamos banderas, aderezamos la casa, nos vestimos de fiesta y le pedimos a nuestra señora esa protección que siempre nos ha dado. Pero todo tiene un regusto amargo, un tinte agrio. Es el comienzo de una despedida. Año tras año, ves como enero se hace diciembre y ese patio una puerta del Sol sin uvas. Vendrá otro año, y otros niños, y otros motivos de alegría. Pero quienes han sido tu vida en esos años, se despiden. Es como arrancar un gajo de tu vida, es como perder a un amigo, a muchos.
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