La muerte no es el final

Esa es parte de la letra del himno de los paracaidistas. Un himno de sentido católico, poco idóneo para un ejército multicultural, pero apropiado para resumir la que debería ser la misión de nuestro país en los próximos meses.
Llevamos muchos muertos ya en los últimos años, para limitarnos a hablar de accidentes en misiones de paz. Una primera medida que se me ocurre es la de aplicar un curso intensivo de educación para la ciudadanía a todos los políticos, sin excepción, a fin de que tomen conciencia de que no hay nada mas ruin y malicioso que emplear la pena y el dolor de los demás en beneficio propio. Unos escondiendo sus intereses y faltas de competencia. Otros buscando en el estercolero del gobierno cualquier cosa que arrojarle a la cara. Todos esperando al acecho cualquier chispa en la vida nacional para sacar la navaja, sin percatarse del dolor que rodea, de la prudencia que demanda y del rigor que exige un país como este, que no se merece tener los políticos que, mas que el sufragio, una maldición bíblica nos ha enviado.

No quiero vivir sin ti

Recuerdo cuando solíamos reír, hablando del futuro y de las vidas que el viento nos traería. Pero quiso el aire detenerse, se paró el tiempo y ya solo tu imagen sigue aquí.
Cada día es más largo sin ti, y el dolor mas seco en tu ausencia, pero ni mi llanto acalla mi voz, cuando grito "te quiero".
Sigo sentada en las ruinas de mi vida, que se evapora y diluye cada día que paso sin ti.
Cuando la ciudad anuncia la noche, abrazo tu retrato, me acomodo en el suelo entre el olor de tu ropa, y espero a que el viento rasque en mis cristales, para traerme un beso tuyo desde el cielo.
Soy un alma vagabunda y sin nombre cada día que pasó sin ti, recordando en cada instante tu sonrisa tímida, y tus caricias plagadas de amor.
Yo que mordisqueaba tu comida, bebía tu agua y apartaba el aire que se interponía entre nuestra piel, solo poseo un lamento cada día que paso sin ti.
Aquella niña obstinada y vanidosa, torpe y miedosa, aquella niña rubita a la que entre abrazos abriste a la vida, y que acunada llevaste al cielo, no quiere vivir mas la mentira, de vivir cada día sin ti.

La muerte sigue sin respuesta

Ha sido otra semana triste. En lugar de disfrutar de las celebraciones propias de nuestro 30 cumpleaños como democracia, ETA se ha vuelto a llevar la portada de los periódicos, y el escaparate de nuestras vidas.
Pero la tristeza no es por lo que pasa a ese lado, sino a este. En realidad, la vuelta de ETA a la amenaza no es una novedad, la cantidad de preguntas que quedan sin respuesta entre nosotros tampoco, pero no por ello dejan de revelar una actitud preocupante, desconcertante y amenazadora de cara al futuro, por parte de quienes se supone nos representan y protegen.
El País Vasco nunca se normalizara (término ejelkista que quiere decir, que algún día seremos civilizados y podremos ir al trabajo sin mirar debajo de nuestro coche), ni se pacificará (esto es, algún día los cadáveres no serán escupidos, aun calientes en el suelo), mientras el veneno de ETA no salga de nuestros dirigentes, y mientras no seamos capaces de normalizar y pacificar a cada uno de los miles de vascos que aplauden ETA, y a los millones de otros españoles que levantan una barricada cada vez que huelen algo vasco.
ETA ha decidido volver a jugar a la ruleta rusa con nosotros. Mañana, o quizá esta tarde, cualquiera de nosotros puede morir. Simplemente porque no se sabe quien, querrá “defender” no se sabe que, y mandar con nuestro entierro no se que mensaje a quien sabe donde.
Cada vez más preguntas carecen de respuesta, difuminando las fronteras morales entre los actores de esta triste historia, que mantiene preso a todo un pueblo y privado de libertad a dos naciones.

Por ejemplo. Esta semana Otegui y De Juana han vuelto a casa, quiero decir, a la cárcel. Muchas veces el silencio es una muestra de generosidad por quien lo utiliza, pero no es el caso ni de el diario “El País”, ni del imperecedero consejero Azkarraga. Este último, ante el anuncio de la vuelta de De Juana a la cárcel, y del enclaustramiento de Otegui pronuncia esta frase lapidaria: "una Justicia vengativa en función de situaciones concretas en momentos determinados no es una buena Justicia". Ante ello, el gobierno, por boca del BOE-2, El País, expone en su editorial: “la política penitenciaria no sólo no es ajena a la política en general, y a la política antiterrorista en particular, sino que es parte de ella”. Mas aun, insiste el editorialista: “Si la decisión de trasladar a De Juana al hospital para persuadirle de poner fin a la huelga de hambre y con ello intentar que remitiera el peligro de atentados, alguna relación tenía con las especiales circunstancias políticas del momento, también ahora resulta lógico que el recluso cumpla la pena entre rejas y no en su casa si han cambiado tales circunstancias, una vez ya oficializada la ruptura del alto el fuego”.
La justicia es por tanto un instrumento subjetivo, que dispensa el estado a través de cualquiera de sus ramas, según plazca a sus intereses. ¿Es eso?. Yo creía que la justicia, la defensa del bien, la protección de nuestra comunidad y la salvaguarda de la verdad eran un fin. Pero, Maquiavelo no solo no ha muerto, sino que ha resucitado en Ferraz. Primero Alfonso Guerra (y que me perdone mi amigo Fernando Sánchez) enterró a Montesquieu. Ahora Zapatero hace lo propio con el “imperio de la ley” y el “estado de derecho”.
Si realmente queremos acabar con esta barbarie, que no solo emana de las pistolas de la banda de asesinos de ETA, sino de la voluntad y la degradación colectiva de, al menos, 187.000 vascos, debemos mantener un comportamiento ético que nos proporcione tal altura moral, que desarmemos las conciencias incivilizadas de esa minoría. Nos ha costado limpiarnos de la mierda del GAL y de la asociación de lo español con el terrorismo de estado que práctico el franquismo. Nos ha costado rehacernos de la famosa frase de Zapatero en el senado: “No somos el primer gobierno que cede al chantaje de ETA …”, un golpe bajo a nuestra moral. ¿Como justificaremos ahora que somos los buenos, cuando estamos transmitiendo que las vidas de los presos, a fin de cuentas personas, mas que nos duela, es solo una moneda de cambio, un peón sacrificable, para unos y otros, de un partida macabra de ajedrez que se juega a nuestras espaldas?. De Juana, un asesino sanguinario, que presume de defender la patria Euskaldun, cuando debería echar un vistazo a su familia antes de matar “españoles”, como él dice y militares, entra y sale de la cárcel, según el miedo o la rabia que acampe en Moncloa. Otros con menos suerte en esta partida, se quedan en ella siempre, sople el viento que sople, como por ejemplo Gorka Aguirre. Un hombre honesto, responsable del aparato de relaciones internaciones del Euskadi Buru Batzar del PNV, que ha quedado marcado y a merced de los medios, que manejan mas información que él mismo o sus abogados, y en quien nadie repara. Probablemente ahora el inconmensurable Garzon, uno de los jueces mas politizados de la Audiencia Nacional, eche leña en su pira. Ya se sabe, en Euskadi, unos nos dan cloratita y otros nos dan por…

Pero las preguntas sin respuesta no acaban aquí. Al saberse la “nueva situación”, hemos podido conocer las lacónicas palabras del triste de Iñigo Urkullu, portavoz del EBB. ¿Dónde están Imaz, Egibar y Gerenabarrena? . ¿Dónde esta Ibarretxe?. ¿Dónde han estado en estos meses?. Cierto es que el gobierno central nos ha ninguneado como nadie lo había hecho. Que sepamos. Porque en realidad en todo este “proceso”, hemos recibido mucha información, o desinformación de parte de HB. Y nada o casi nada de los gobiernos implicados. Mal se puede ganar una guerra, cuando pierdes la batalla de la información. Y aquí si que le doy la razón al Lehendakari, “uno de los grandes problemas para no haber encontrado el camino para hacer la paz es que no hemos sido capaces de encontrar todavía personas con capacidad para resolver esto”. Solo le falto decir, y eso me incluye a mí.
El PSOE, se equivocó al centrar su juego en los radicales, negociar con los pistoleros y marginar a los representantes legítimos del pueblo vasco, que es con los únicos con los que en caso de hablar, tiene que hablar algo. Y el PNV, mas que me duela, se equivoco en mirar su ombligo mas que a los ojos de la sociedad. Y es que caído Arzalluz, la guerra, silenciosa y oscura, es mas intensa ahora que nunca. Los esencialistas de Eguibar, el delfín destronado, persisten en la lucha contra los gestoristas de Imaz, muy poco atento al quite, y muy perdido en esto de la política.
Y esa actitud peneuvista es la que arranca mas preguntas sin respuesta. ¿Por qué ETA tacha de fascistas a los nacionalistas, cuando apenas les ha dado campo, y se ha centrado solo en el dialogo con el PSOE?. ¿Por qué socialistas y radicales han huido durante estos meses del lehendakari, como si fuera la lepra?. ¿Por qué los amigos de ETA han realizado un ejercicio de transversalidad total, han tutelado la voz de media Euskadi en estos meses, y nos han mantenido informados de la justificación de cada paso, y aun no sabemos la versión del PNV y del PSOE, sobre nada de lo que ha ocurrido?. ¿Por qué en círculos informados se mantiene la tesis de que el lehendakari ha sido marginado del proceso, y que su intervención ante la Asamblea de Adegi le sacó del talde?. ¿Por qué ante la lucha política en uno de los territorios mas importantes para el PNV como es Araba, los candidatos peneuvistas Martínez e Iturritxa, que han realizado una magnifica oposición en estos años, con amplias expectativas de victoria, y ante un gobierno del pp, marcado por la mala gestión, han estado solos durante la campaña, enfrentándose a unos candidatos no nacionalistas perfectamente protegidos por los aparatos de sus partidos, por sus jefes nacionales, que han llevado a la arena municipal los grandes problemas nacionales?.¿Por que en un momento tan delicado para todos, y con la tan cacareada unidad sobre el tapete, el EBB ha hecho sangre en Guipúzcoa a cuenta de las listas, sacando el hacha contra los eguibaristas?.
¿Por qué seguimos condenados en vida a soportar a esta tribu de traga panes?. ¿Por qué?

Llamame Telesforo

El senador, y otrora dirigente político del PNV, Iñaki Anasagasti, hombre al que conozco, y por el que siento una gran admiración, dada su altura intelectual y humana, ha rescatado en estos días la figura de Telesforo Monzón, uno de los dirigentes históricos más significativos y menos recordados del nacionalismo vasco. “Llámame Telesforo”, es un libro laudatorio que recoge la trayectoria del que fuera significativo dirigente peneuvista durante la segunda republica, y que a su regreso del exilio se convertiría en referencia del nacionalismo y fundador de Herri Batasuna. “Todo político debe tener un discurso ético, y no atarse a la muerte, ni esconder un discurso vacio tras palabras huecas”, han sido las palabras del político vasco en la presentación de su libro. Nacido en 1904, Monzón y Ortiz de Urruela, fue uno de los hombres encargados de dirigir el partido de Arana en los difíciles momentos de la republica, aquellos en los que el gobierno ninguneaba a sus territorio, evitando impulsar una autonomía que no agradaba, proviniendo de un partido católico. Pero que a la vez debía convivir con una derecha católica que le despreciaba abiertamente como sentencio la famosa frase de Calvo Sotelo en 1935 “Antes España roja que rota”. Una premonición de las contradicciones de su tiempo, de su vida y de su partido. Fue consejero de gobernación en el primer gobierno autónomo de Aguirre, puesto desde el que creo la estructura de los cuerpos de seguridad vascos, y en el que su comportamiento quedo en tela de juicio al no haber sabido evitar el asalto a la cárcel de Bilbao que costaría la ejecución de decenas de presos franquistas. Busco proximidades con Pórtela Valladares, un republicano reflexivo, y tiro de su partido para no separarle de la legalidad republicana. Pero llegado el momento crítico de la guerra civil, asumió la defensa militar de Guipúzcoa a través de la junta de defensa del territorio, de la que dimitiría por negarse a aceptar la política de fusilamientos del organismo. Desde su exilio, tras perder la guerra, el hombre de la palabra hubo de aceptar la necesidad de la lucha armada contra Franco, siendo el creador de los batallones de gudaris. Pero la vida a mediados de siglo se torno muy agria. El PNV se comenzó a desgarrar en la disputa entre etistas y ejelkistas. La encrucijada era mantenerse en la defensa de las leyes viejas desde una línea política o conducir al nacionalismo a un discurso más radical y social, comprometido con la “liberación vasca” a cualquier precio. Telesforo nunca asumiría ese “a cualquier precio”, como tampoco aceptaría la política de alianzas de su partido. El precio de esa actitud seria el alejamiento progresivo del primer plano político. Desde sus escritos, sus poemas, y sus canciones, en su finca vasco francesa de Meandros Berri, Telesforo seguiría luchando por una postura ética ante la vida y la instrumentalización de la palabra y el dialogo para obtener las metas, que el otorgaba a la sociedad vasca. El autor de canciones tan simbólicas durante la transición como “Ixiarren semea”, solo, sin embargo consiguió hacer calar su mensaje en grupos como Aralar, tal como, curiosamente, reconoce Anasagasti. Hoy, el PNV inicia un discreto camino para recuperar la memoria de quien dice defendió el dialogo y la vía de la paz, hablando de un hombre que en los años 70 defendió públicamente la línea etista, impulso un frente amplio de la izquierda, y recibió la reprimenda de su partido, por su actitud. Y todo ello, mediante un libro ensalzador, a través de la editorial Chalaparta, curiosamente la misma que publica los “escritos” de De Juana Chaos, y promueve la obra ideológica del entorno abertzale mas radical. Son reflejos quizás de la imagen tierna del político que en sus últimos años consiguió el acta de diputado y arranco, solo con la palabra, 170.000 votos en su tierra, como independiente en las filas de HB. Son reflejos sobre todo de una profunda contradicción.