Evaluar es para mi el paso más difícil y desagradable del proceso educativo, siendo como es uno de los pilares esenciales del aprendizaje. Su dificultad estriba en la multitud de intereses cruzados que pervierten la evaluación, reduciéndola a una etiqueta numérica que puede determinar el futuro del alumno, simplificando sus cualidades y capacidades y prejuzgando sus posibilidades para desarrollar elementos complejos de su formación.
Una situación que ocurrencias como las revalidas puede empeorar, y que en niveles como el bachillerato llega a estrangular todo el proceso.
En este marco imperfecto nosotros empleamos varias herramientas. Es muy útil el uso de rúbricas, antes y después. Antes porque orienta al alumno en que objetivos debe cubrir y le permite planificar los pasos de su trabajo. Después porque ayuda a comprender el porque de las decisiones que le ayudarán a mejorar, profundizar o reorientar su aprendizaje.
La cooevaluación es importante, nos ayuda a comprender que el aprendizaje no es un proceso aislado y nos enriquece. Nosotros lo hacemos a través de una plataforma en wordpress que permite mostrar el resultado del trabajo, editarlo de forma cooperativa y enriquecerlo con las aportaciones de los compañeros y del resto de la comunidad. Y también es importante reflexionar sobre el porque de lo que hacemos, sobre el proceso. Solemos usar instagram para realizar diarios colectivos. Una imagen y un breve texto en que cada día concentramos ese instante que ha provocado una idea o un descubrimiento. Ya lo decía Hemingway, solo hace falta una chispa para provocar una llama y evaluar también es reconocerla.
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