En 1813,
embarcado a la vez en la ocupación de Rusia y en la guerra española, bloqueado
por la armada inglesa, y con una fuerte contestación interna, por parte de los
grupos dirigentes y una burguesía a la que el bloqueo perjudicaba en sus
negocios, el Imperio Napoleónico se colapsó.
El ejercito imperial hubo de
retirarse de Rusia, dejando tras de si mas de 300.000 muertos y prisioneros y
abandonando gran cantidad de material. En España, el ejército español abandono
su guerra de guerrillas, y apoyado por las tropas británicas del duque de
Wellington, infligía una dura derrota a los franceses en la batalla de
Arapiles. Tras ella, José I abandonaba Madrid, y el ejército francés se
replegaba a Navarra y Cataluña, con lo que el Consejo de Regencia y
Esas
circunstancias incidirían de manera extraordinaria en la situación española.
Tras la derrota, Napoleón fue confinado en Elba, mientras las potencias, bajo
la dirección del canciller austriaco, príncipe de Metternich convocaba el
Congreso de Viena. Esta reunión internacional establecería un nuevo periodo en
la historia Europa llamado Restauración, que duraría los siguientes 20 años, y
que significaría la reimposición del absolutismo, la vuelta al Antiguo Régimen
existente hasta 1789.
Pero antes de seguir, preparemos el tema con este vídeo de Rtve2
En
síntesis, El Congreso decidió:
a- volver a
las fronteras anteriores a 1789
b-
Restaurar el Antiguo Régimen anulando toda obra, reforma o ley liberal que
Napoleón u otros gobiernos hubieran adoptado
c-
Restaurar en sus tronos a los reyes que gobernaban antes de la Revolución , o sus
legítimos descendientes
Junto a
ello, el Congreso decidía la formación de un ejército absolutista con derecho a
intervenir en cualquier parte del continente donde un brote liberal pusiese en
peligro su hegemonía (la
Santa Alianza ). En una Europa así, la obra de Cádiz estaba
sentenciada. En 1814 Napoleón se escapo de Elba y recobro su poder, pero la
derrota francesa en Waterloo significaría el fin definitivo de la revolución.
Para rematar la desgracia, las potencias obligaron a Francia a firmar el
Tratado de Valencia, que anulaba los acuerdos de Bayona, restituía en sus
derechos a Fernando VII y establecía el abandono francés de nuestro territorio.
2. El
sexenio absolutista
Con este
panorama tan favorable, el jubilo estallo en España, el regreso del rey
significaba el fin de la guerra y la vuelta a la libertad nacional. El
campesinado, muy tradicional e influido por los privilegiados celebro el
regreso y comenzó a mirar de soslayo a la obra de Cádiz, reformista e
influenciada por las odiosas ideas extranjeras (ilustración). Mientras el rey
prepara su regreso, y por mandato suyo, el general Elio, junto a oficiales
realistas fieles, se hace con el control, del ejército, y protege una reunión
de 69 diputados absolutistas, nobles, alto clero y generales leales a l Antiguo
Régimen en Valencia, es el llamado “Movimiento de los Persas”. De la reunión
sale el llamado Manifiesto de los Persas
que expone públicamente su defensa del Antiguo Régimen, su oposición a las
ilegitimas Cortes de Cádiz, su obra legislativa y sus ofrecimientos de apoyo al
rey para que recobre su poder absoluto. Esta posición del ejército, la nobleza
y el clero hacen ver al rey claramente la posibilidad de restaurar el
absolutismo.
Con todo a
favor, el 4 de mayo de 1814, el rey, ya en España declaraba, vía decreto que “
... aquella Constitución y tales decretos, nulos y de ningún valor ni efecto,
ahora ni en tiempo alguno, como si no hubiesen pasado jamás tales actos, y se
quitasen del medio del tiempo...”
El decreto
invocaba el origen divino de su poder y justificaba su actuación por los
engaños de Napoleón, acusando a las Cortes de Cádiz de usurpación por haberse
reunido sin respetar las normas tradicionales y haberle despojado de su
soberanía absoluta. Terminaba condenando a muerte a quien defendiera la Constitución , no sin
antes prometer que convocaría Cortes tradicionales para asegurar una libertad
que no degenerase en libertinaje.
El resto de
esta lamentable historia de traición es de imaginar. Tomado el poder el rey
procedió a :
a-
encarcelar a los diputados y los liberales más conocidos.
b-
Restaurar el Santo Oficio,
c- Formar
comisiones militares y tribunales encargadas de perseguir a los liberales
d-
Prohibición de periódicos y asociaciones.
e-
Derogación de la constitución y todas las reformas legales de Cádiz
f-
Restitución de señoríos, privilegios y propiedad amortizada de las tierras, con
devolución de las incautadas durante la guerra y entregadas a la población
g-
Reimposición del sistema económico previo (diezmos, mesta, gremios..)
h-
Depuración de elementos liberales del ejército
Como es de
suponer, las leves promesas de reforma y buen gobierno no se cumplieron.
Ninguna reforma se realizo en los años siguientes, ni tampoco se convocan
Cortes. El absolutismo más paralítico y corrupto se adueñó del país en los
siguientes años.
2.1.La crisis
del absolutismo
La actitud
del rey levanto inicialmente lo recelos de las colonias, y tras ello su deseo
de independencia, con lo que el Imperio comenzó un final que culminaría en
1824, con la pedida de todos los territorios americanos, salvo Cuba y Puerto
Rico. Esta actitud no solo se enfrento con los anhelos de libertad y buen
gobierno de sectores burgueses de la población. A esta demanda política hay que
unir un país destrozado por la guerra y la pérdida de la mayor parte de las
colonias, que no sólo constituiría un desastre para la hacienda, sino también
un obstáculo para el desarrollo de la industria y el comercio, por la pérdida
de aquellos mercados.
Junto a la
grave situación en América, los pronunciamientos comenzarían un desesperado intento
de los liberales por acabar con el poder del rey. En 1814 seria el General
Espoz y Mina, en 1815 Juan Díaz Porlier se levantó en armas en la Coruña , en 1816 se
produciría la sublevación del triangulo, y en 1817 la sublevación de Milans del
Bosch y del general Lacy. Todas fracasaron en medio de una brutal represión.
Mientras el
rey gobernaba sin programa y sin reformas, con la ayuda de la llamada
camarilla, clérigos, aristócratas y militares de plena confianza del rey, y que
impedían cualquier cambio por leve que fuese, amparado en una situación
internacional muy favorable.
Sin
embargo, las cosas empezarían a cambiar en 1819. Una serie de buenas cosechas
tiraron los precios, arruinando a los campesinos. La marcha negativa de la
guerra colonial impedía el despegue comercial e industrial y arruinaba la
hacienda, con el continuo envió de tropas y la falta de recaudación. Por si
fuera poco, el malestar campesino se inició, ante el hecho de que la
restitución del Antiguo Régimen obligaba a devolver las tierras y convertirlas
en pastos para señores y mesta. Ante el hecho de que se reimponían los derechos
señoriales y los diezmos. Y ante el hecho de la persecución a burgueses y
clases urbanas.
En 1820
estalló un rosario de revoluciones liberales en toda Europa, las revoluciones
del 20, en ese nuevo marco de circunstancias, las tropas acantonadas en Cádiz
para realizar una nueva expedición a América, se rebelaron contra el rey el 1
de enero de 1820, de la mano del coronel Riego. Tras proclamar la constitución
de 1812, muchas otras ciudades le siguen, ha comenzado el Trienio.
II. El
Trienio Liberal
3.1.Orígenes
Como
veíamos en el capítulo anterior, la crisis económica, el descontento campesino,
la crisis americana y el cambio de la situación internacional con la llegada de
la revoluciones liberales de 1820, propiciaron que tras varios intentos de
pronunciamiento, Rafael del Riego aunara el descontento liberal y triunfara en
1820, proclamando la constitución de Cádiz y obligando ala rey a respetarla y
mantener un régimen constitucional.
El golpe
triunfó gracias al apoyo de varias guarniciones militares, pero sobre todo al
descontento campesino por la crisis agraria y la devolución de tierras y
reimposición de cargas feudales.
Atemorizado
por la situación, Fernando VII juró la Constitución de Cádiz el 7 de marzo. Se iniciaba
un nuevo experimento constitucional, pero marcado en todo el Trienio (marzo de
1820-0ctubre de 1823) por la inestabilidad gubernamental.
3.2. El
liberalismo
Antes de
nada conviene recordar que el liberalismo era una teoría política de raíz
ilustrada y burguesa que había nacido durante la época de las revoluciones, que
expresaba el deseo de las capas urbanas de asumir el poder en un clima de
igualdad jurídica y que defendía:
a- División
de poderes
b- Derechos
y libertades
c- Igualdad
ante ley
d-
Soberanía nacional
e- Voto
f-
Constituciones
g- Propiedad
privada y libre empresa
Sin
embargo, ya en estos primeros tiempos, el movimiento liberal se encontraba
dividido en sus planteamientos, y de ahí provendría la debilidad del periodo.
3.3.Causas
de la inestabilidad de Trienio.
Varias son
las causas que explican lo turbulenta de esta etapa y su fracaso final.
La primera
causa se encuentra en la división liberal. Este movimiento se había dividido ya
en Cádiz, durante la guerra en dos bandos diferenciados por la intensidad de
las reformas e intereses de clase.
Por un lado
estaban los moderados, partidarios de un gobierno fuerte, de un legislativo
bicameral, libertad de prensa limitada, sufragio censitario, defensa de la
propiedad y del orden social. Representaban a la burguesía urbana de negocios,
y sus diputados procedían del exilio, habían sido doceañistas, y eran minoría
en las Cortes.
El otro
grupo eran los radicales, que luego se llamarían progresistas. Eran en su
mayoría jóvenes, intelectuales, oficiales jóvenes y, en general, fanáticos de
la revolución. Defendían llevar al máximo la filosofía de la constitución de
Cádiz, sistema unicameral, control parlamentario del gobierno, sufragio
universal, libertad absoluta de opinión, menor interés en la defensa del orden
y la propiedad, y fuerte anticlericalismo. Su apoyo eran las capas populares
urbanas y la intelectualidad, sosteniéndose en la acción de la prensa y la
calle. Mayoría en las Cortes, pasaron a controlar el gobierno en el último año
del trienio, tras el fracaso de un golpe de estado realista
Una segunda
causa de la crisis del Trienio era el Rey. Su postura fue siempre desafiante y
claramente partidaria de los absolutistas. Nombraba ministros absolutistas,
vetaba leyes de las cortes, se enfrentaba a los ministros liberales, y pidió,
secretamente una intervención de la Santa Alianza , para que enviara tropas que
acabaran con los liberales y le ayudaran a restaurar el Antiguo Régimen, como
así ocurrió. Como los liberales también desconfiaban de él, y él tenia
constitucionalmente los poderes ejecutivo y legislativo (en parte), se produjo
una contradicción difícil de solventar.
Una tercera
causa se encontró en la calle, donde, tanto masas radicales, como absolutistas,
presionaron al gobierno colocándole contra las cuerdas.
3.4. La
obra reformista del Trienio
Los
gobiernos del Trienio, pese a todo, desarrollaron una intensa labor
legislativa, que sirvió de precedente para épocas y gobiernos posteriores.
Podemos dividir esa labor en varios apartados:
a- En el
terreno agrario, el mas importante por significar la ocupación y residencia de
la mayoría de españoles se crearon leyes que pretendían acabar con el Antiguo
Régimen. Se favoreció a los propietarios rurales y urbanos, lo que explica la
desilusión del campesinado no propietario, que acabaría enfrentándose al
régimen. Son reformas de ese periodo:
- Eliminación
de la vinculación de la tierra en todas sus formas (mayorazgos, tierras
eclesiásticas y comunales)
-
desamortización de tierras comunales y baldíos, para crear propietarios y
conseguir dinero para solventar la deuda pública
-
desamortización eclesiástica rural (conventos)
- Reducción
del diezmo a la mitad. Eso evitaría arruinar a la iglesia, pero molesto a los
campesinos, que de hecho, ya no pagaban nada
- Creación
de un sistema fiscal basado en una contribución directa sobre la propiedad
- Libertad
de relaciones económicas en el campo (arrendamientos, ventas..) lo que sirvió
para que los propietarios revisaran al alza los viejos contratos.
b- En
materia religiosa, se desarrollo una política anticlerical, visible en la
exigencia al clero de jurar la constitución y defenderla en iglesias y
escuelas, se suprimió la
Inquisición y la
Compañía de Jesús, y las vinculaciones. Pero el
enfrentamiento radical vino de la mano de la Ley de Supresión de Monacales. Por ella se
disolvían todos los conventos regulares, menos los ocho de mayor valor
histórico y artístico; las órdenes se integraban en las diócesis, no podían
aceptar nuevos novicios, y se desamortizaban sus bienes para venderlos y
amortizar deuda. La consecuencia fue la rebelión de la iglesia, que adopto la
decisión de apoyar con toda su energía la vuelta al absolutismo y a defender
ante el pueblo la teoría del Altar y el Trono.
c- S e
reorganizo la policía y el ejercito, colocándoles bajo tutela del gobierno. Se
mejoraron, sueldos, ascensos y dotaciones materiales. Lo más significativo fue
la creación de un nuevo cuerpo, la Milicia Nacional. Un cuerpo militar de base
burguesa, llamado a defender al régimen, no al país, y que abría el paso a la
intervención militar en política de las décadas siguientes
d- Se
reformo la educación, dando pasos para hacerla laica y extendida a toda la
población.
e- En el
terreno financiero se renegocio la deuda anterior, se recortaron gastos, se
tomaron créditos para poder invertir y se inicio la reforma que iniciaría en
España un sistema de impuestos directos (sobre renta y patrimonio) y, en menor
medida en indirectos (consumos)
3.5. El
final del Trienio
El conjunto
de factores que ya hemos citado desencadenaron el final, que podríamos resumir
así:
a- el
fracaso de las revoluciones del 20, que dejo aislado a nivel internacional al
gobierno
b- el
descontento campesino
c- la
oposición de la iglesia
d- las
continuadas revueltas realistas
e- la
división liberal
f- la
intervención final de la
Santa Alianza a petición del rey
Ya en 1822
se sublevaron cuatro regimientos de la Guardia Real , hecho que fue controlado por la Milicia Nacional.
Desde ese momento, se formo un gobierno paralelo absolutista en suelo francés,
para organizar el asalto al poder con apoyo de la Santa Alianza. En
1822 las tropas realistas tomaban Urgel. Aunque el gobierno reconquisto la
ciudad tras seis meses de lucha, la Santa Alianza , en su Congreso de Verona (octubre
de 1822), decidió ante estos hechos intervenir. Tras varios meses de
preparativos, la Santa
Alianza , encomendó al ejército francés la misión. 35.000
voluntarios realistas, (Los 100.000 hijos de San Luís) al mando del duque de
Angulema invadían España en abril de 1823, devolviendo al rey su poder
absoluto.
IV. la Década Ominosa
4.1. Los
orígenes
Como ya
hemos visto, la entrada del ejercito de la Santa Alianza , al
mando del Duque de Angulema, unido a factores internos, desencadenó en España
una represión feroz, para la cual, el rey creó las llamadas Juntas de
Purificación, órganos dedicados a la persecución y castigo de los liberales. Su
ferocidad seria tal, que el duque de Angulema intentó moderarla para no dar a Europa
una imagen demasiado violenta.
Como en
1814, Fernando VII volvió a restablecer las condiciones jurídico-políticas
anteriores, es decir, prácticamente las anteriores a la guerra de la Independencia :
devolución de bienes al clero, restitución de señoríos a sus titulares,
restablecimiento de las rentas provinciales, de los gremios, etc. El Cuerpo de
Voluntarios Realistas, versión absolutista de la Milicia Nacional ,
se extendió por toda la
Península para guardar los principios y la organización
absolutista del Estado.
La
situación económica continuó siendo catastrófica. A los problemas tradicionales
de la hacienda hubo que sumar los perjuicios de la introducción de moneda
francesa, que provocó escasez de numerario, los gastos de la expedición
francesa, e incluso el pago de los empréstitos tomados en los tres años
anteriores a los banqueros franceses.
A todo ello
debe añadirse la pérdida definitiva de las colonias americanas, con la
excepción de Cuba. Tras la batalla de Ayacucho en 1824. La pérdida progresiva
de las colonias desde 1810, aunque apenas la hayamos tratado, gravitó sobre la Península como uno de
los principales problemas del período.
Los
diferentes ministros de Fernando VII intentan hacer frente a la situación con
medidas dispersas y aisladas, y en último extremo con la consecución de
préstamos costosísimos, por la falta de confianza que inspiraba la hacienda
española, sin que fuera posible pensar en reformas que aliviaran la situación,
pues los absolutistas veían hechos tales como la elaboración de un presupuesto
como una reforma peligrosa que anunciaba el retorno del liberalismo.
La
oposición liberal en el exilio carece de fuerza para incidir en la situación
española. La mayor parte de los líderes liberales (Alcalá Galiano, Calatrava,
Argüelles, Mina, Mendizábal...) tuvieron que refugiarse en Londres hasta que la
revolución francesa de 1830 les permitió pasar a Francia y acercarse a la
frontera.
Su
principal forma de lucha consiste en formar pequeños destacamentos, que
entraban en la Península
confiando en encontrar apoyo del pueblo y extender la sublevación. El ejemplo
de Riego en 1820 inspira durante estos años a la oposición liberal, que repite
una vez tras otros intentos semejantes. Los intentos de Tarifa en 1824,
Alicante en 1826, Gibraltar en 1830 y Mina en el mismo año entrando por los
Pirineos, responden a esta táctica, pero fracasaron. De todos, el más conocido
fue el del General Torrijos, ejecutado en Málaga en 1831.
4.2. La
evolución del reinado
Lo más
curioso de este periodo fue su final. Quizás influido por la suavización en el
carácter del rey que ejerció su matrimonio postrero con la noble Mª Cristina de
Borbón (con la que tendría su única hija, la futura Isabel II), quizás agobiado
por la dificilísima situación del país, Fernando inicio una timidísima apertura
en los años finales de su reinado, visible en una relajación de la represión, y
en ciertos pasos en la implantación del capitalismo industrial en nuestro país
(Altos Hornos del Mediterráneo, Bolsa de Madrid, Ley de Minas). Estos tímidos
impulsos venían de la mano del ministro López Ballesteros, y aunque sus efectos
fueron aun mínimos, y la crisis económica siguió creciendo, eran una muestra de
sensatez. El problema se encontraba, empero, en la falta de capitales, el
bloqueo de la tierra (vinculada), la inestabilidad política, el caos
financiero, la irracionalidad del sistema fiscal y las dificultades de comercio
(aduanas, caminos, varias monedas…)
Pero con
todo, esos tímidos cambios despertaron en el interior el recelo de los
realistas, y su oposición al régimen por blando. Los sectores más
intransigentes del absolutismo exigen una represión mayor sobre los elementos
del ejército y la administración sospechosos de simpatías liberales. Su
descontento por la no restauración de la Inquisición se convirtió en oposición política
cuando a la marcha del ejército de la Santa Alianza , la defensa se encarga al ejército
regular y no los Voluntarios Realistas.
En 1825 se
publica una protesta de la
Federación de Realista Puros, en 1827 el obispo de Vic
protesta contra las debilidades del régimen, y en el mismo año se levantan en
Cataluña partidas o milicias (revuelta de los malcontents), que reclaman mayor
poder político para los realistas, la depuración de militares y funcionarios y
el restablecimiento de la
Inquisición. Ante la falta de atención de Fernando VII, estos
sectores ultras se acercan progresivamente a su hermano don Carlos, que
defiende sus peticiones y promete cumplirlas cuando suceda a su hermano en la Corona.
Esta
división creciente entre ultras y evolucionistas cristalizará en el problema
sucesorio, origen formal de la primera guerra carlista. Ante la posibilidad de
tener herederos femeninos del último matrimonio contraído por el Rey, éste
publica la
Pragmática Sanción de Carlos IV, derogando la Ley Sálica implantada
por Felipe V.
El
nacimiento de dos hijas descartaba efectivamente la sucesión de Don Carlos
deseada por el sector intransigente. Cuando Fernando VII enferma gravemente, en
octubre de 1832, las intrigas realistas restauran la Ley Sálica , pero un
movimiento contrario conduce al nombramiento de María Cristina, esposa del Rey,
como regente mientras dure la enfermedad del monarca.
María
Cristina, ante la necesidad de alianzas para hacer frente a los absolutistas
que apoyan a Don Carlos, nombra un nuevo gobierno, dirigido por Cea Bermúdez,
de significación reformista, decreta una amnistía parcial, que supone el
retorno de 10.000 exiliados liberales, y sustituye a los capitanes generales
más integristas, por simpatizantes el liberalismo. La muerte del rey a fines de
1833, divide al país en torno a dos candidatos, de dos formas de estado.
Imágenes Edelvives. Fuentes Ed. Akal y Ed. Santillana
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