Básico 6, los decretos de Nueva Planta y la Centralización bórbonica

Esta es un modelo para redactar el básico 6 de Historia de España, siguiendo las recomendaciones y contenidos tratados en clase. Recuerda que en este caso es importante seguir la siguiente pauta: Explica el motivo de la guerra de sucesión, sus contendientes y la llegada de los borbones al poder; Explica el contenido de los decretos de Nueva Planta; Explica las medidas centralizadoras de Felipe V

En 1700 ante la muerte sin descendencia del último rey de la casa de Habsburgo, Carlos II, se desató un conflicto sucesorio entre los pretendientes Carlos, archiduque de Austria, y Felipe, duque de Anjou. El primero contó con el apoyo de los reinos de la confederación, que vieron en él el rey que asumiría la defensa de sus privilegios territoriales y su autonomía, y en las potencias europeas, que veían a un hombre manejable que permitiría la desmembración del imperio en su favor y acabar con el poderío español y de la casa de Habsburgo en el continente, consiguiendo así un nuevo equilibrio de fuerzas a favor de las potencias protestantes. El segundo fue apoyado por Castilla, que esperaba un rey joven y reformista, seguidor de las doctrinas centralizadoras francesas, que unificaría legalmente España y la sacaría del marasmo en que se encontraba, y de Francia, cuyo rey, Luís XIV era su abuelo, que esperaba una alianza estratégica franco-española que facilitase la hegemonía europea de la dinastía borbón.

Conocido que Carlos II legaba su herencia a Felipe estalló la Guerra de Sucesión, ante el desacuerdo de la Coronade Aragón y de los aliados europeos, con Francia y Castilla. La guerra concluiría en 1714 con una situación poco clara en lo militar. Tras ello, se firmaría el Tratado de Utrecht-Rastadt, por el cual:

• Las potencias aceptaban a Felipe como rey de España (Felipe V), con integridad del territorio peninsular, introduciéndose la dinastía Borbón en España

• Italia quedaría en la dinastía Borbón pero con distinto rey del que gobernaría en España.

• España perdía algunas colonias americanas y todas sus territorios europeos extra- peninsulares.

• Se ampliaba el privilegio de asiento, que permitía el comercio de las potencias con las colonias españolas

• España se vio obligada a ceder a Inglaterra Gibraltar y Menorca (luego recuperada).

España pedió gran parte de su imperio pero se acrecentó como nación, al permitir el derecho de conquista acabar con los fueros territoriales y unificar el país, al tiempo que la corona se desprendía del pesado lastre de los territorios europeos que solo habían causado problemas y guerras, pudiendo centrarse en el gobierno de América y la Península Ibérica.

Tras la guerra, el nuevo rey, Felipe V, iniciaría la reforma del estado más importante desde los Reyes Católicos.

Siguiendo las pautas francesas de la época pretendían la unificación legal de España consolidando y fortaleciendo el poder del rey. Para ello se llevaron a cabo dos reformas

Los decretos de Nueva Planta pretendían la supresión de fueros, privilegios, diferencias económicas (aduanas internas, moneda, derecho mercantil, etc) y uso de lenguas y procedimientos administrativos en la antigua corona de Aragón, aplicándose allí los métodos de gobierno y leyes de Castilla (el pretexto sería el apoyo de estos países al archiduque de Austria durante la guerra de Sucesión). De esta forma salvo el País Vasco y Navarra, todo el territorio nacional quedaba unificado política y administrativamente.

Por otra parte, la centralización buscaba la creación de departamentos administrativos (precedentes de provincias) conocidos como intendencias, que garantizaban la autoridad real en cada territorio e impulsaban las actividades económicas. En igual línea se racionalizó la administración central del estado, sustituyendo el polisinodio (excepto los consejos de Castilla y Estado, relegados a tareas administrativas o consultivas en materia de justicia y política exterior) por los secretarios de despacho (organismos especializados y unipersonales muy parecidos a los actuales ministerios). Los ministros directamente nombrados por el rey se ocupaban, cada uno, de un aspecto especializado del gobierno y no fueron, normalmente, más de seis.

Por su parte las Cortes perdieron todo su poder político. Las diferentes Cortes se redujeron a unas, y su única función era la jura del heredero de la Corona. Los municipios perdieron su autonomía y se creo un ejército nacional.

El incremento del poder real se completaría con el aumento de las regalías (privilegios de la corona en el gobierno y las rentas de la iglesia) y la implantación de un modelo económico mercantilista (aumento del control económico del estado, proteccionismo económico y potenciación de los mercados coloniales)