domingo, 15 de mayo de 2016

Básico 15. Fundamentos ideológicos del régimen franquista


En 1939 terminaba en España la Guerra Civil, dejando tras de si un país arruinado social, demográfica, económica y moralmente, iniciándose uno de los periodos más terribles de la historia España, marcados por una profunda y persistente represión. La dictadura que ahora se iniciaba ha tomado el nombre de franquismo, por el nombre de su protagonista, el general Franco.
El nuevo periodo se acomoda a las características de los gobiernos autoritarios de aquella época, y , por tanto de un fuerte carácter personalista, aunque con un cuerpo ideológico poco claro y muy heterogéneo. El franquismo es un periodo fundamentado en el concepto militar de la vida, los valores tradicionales españoles y el catolicismo más rancio, sostenido en un numeroso y variopinto conjunto de familias políticas y grupos de presión, supuestamente unidos en un partido único, denominado “El Movimiento Nacional”, y con una capacidad de adaptación a los tiempos que resultaría asombrosa.




Salvo en los años iniciales, y debido a la influencia de la Segunda Guerra Mundial, el franquismo no es claramente una dictadura fascista. Su larga duración, mucho mayor que otras como la Rumania de Antonescu, la Francia de Vichy, la Austria de Dollfuss, la Hungría de Horty, el populismo de Perón en Argentina, las dictaduras brasileñas o dominicanas o cubanas, también se explica en parte por el control ideológico y una extrema despolitización de las clases populares.
A diferencias de otras, la dictadura de Franco fue un régimen de carácter personal, con tintes fascista, militares y totalitarios, en la que sorprende la inexistencia de un partido político, como en las fascistas, que impusiera su dominio total, sin una política uniforme, pues las decisiones políticas, económicas y religiosas no siempre iban en paralelo, sin una ideología clara
LA BASE LEGAL DE RÉGIMEN
Todo el poder estaba concentrado, en el franquismo, en la figura de Franco, el cual elaboró a su medida el nuevo régimen político. Al no existir constitución, pues se consideraba un elemento del decadente liberalismo, el régimen se constituyó a través de una serie de leyes orgánicas las llamadas Leyes Fundamentales del Movimiento entre las que se encontraban  el  Fuero del Trabajo (prohíbe los sindicatos libres), Ley Constitutiva de las Cortes (sufragio indirecto basado la familia, el municipio y el sindicato), Fuero de los Españoles ( declaración teórica de derechos y deberes, que no supuso en la práctica ningún reconocimiento de derechos políticos o sociales), la ley del Referéndum Nacional y la de la Ley de Sucesión a la Jefatura del Estado por la que España fue declarada "reino" y Franco se reservó el poder de proponer su futuro sucesor.
La Ley de Responsabilidades Políticas fue la herramienta jurídica utilizada para la dura represión que llegó al final de la guerra. El número de prisioneros políticos fue tan grande que se tuvieron que habilitar campos de concentración a lo largo de todo el país, en los que se produjeron  decenas de miles de ejecuciones.
PRINCIPIOS IDEOLOGICOS
De origen militar, un primer elemento ideológico fue el llamado nacional patriotismo, una visión unitaria y tradicionalista de España, que da importancia a la jerarquía, la disciplina, la austeridad, el autoritarismo y la virilidad y que justifica la fuerte represión. De carácter anticomunista, se baso en la unidad nacional y del orden público.
Inicialmente el franquismo siguió el fascismo italiano como modelo y, por tanto, la falange, el partido fascista español, fue la base doctrinal. Suyas son ideas como el híper nacionalismo, la ética de la violencia y represión, machismo, la idea de España como un Imperio, la exaltación del líder, la dirección paternalista de la sociedad, la organización sindical en sindicatos verticales y el adoctrinamiento político de la juventud (OJE) y la mujer (Sección femenina)
Quizá el rasgo más distintivo del franquismo sea el nacional catolicismo, entendido como la defensa de la religión y de la moral católica en sus versiones más tradicionales, como algo consustancial a España. El catolicismo conservador es, quizás, la fuente ideológica que más surtió al franquismo. De ahí provino la moral, el tradicionalismo, el anticomunismo y el antiliberalismo. En la forma de vestir, de salir, de relacionarse, de casarse o de la educación o las relaciones sexuales se impuso la moral católica más conservadora. Este catolicismo ultraconservador buscó su legitimación histórica en el ambiente místico e inquisitorial del Imperio y en la Iglesia de la Contrarreforma.
Para los franquistas los males de España, especialmente los republicanos, eran la consecuencia de ideologías no españolas que habían invadido nuestro país. Esa es la causa del rechazo al liberalismo, nacionalismo, marxismo o anarquismo, que debían ser sustituidas por otras propiamente españolas, que son las que hemos citado en las líneas anteriores, y otras aun más rancias como el carlismo, que aportaba el ultracatolicismo y una concepción corporativa y arcaizante de la sociedad. De ellos proviene el convertir a la religión católica en elemento aglutinador del estado, como con los Reyes Católicos y los Austrias, convertidos en la época, como periodos y personajes modelitos e idealizados, y de los que surgia esa idea romántica y semi fascista de pueblo elegido por Dios y el destino para preservar los valires eternos de la cristiandad a través de la idea del Imperio.
Los falangistas también culpaban al liberalismo y al movimiento obrero de la situación durante la república y la decadencia de España. Los militares aportaron los principios de orden, jerarquía, disciplina y sobre todo nacionalismo español. Culpaban al liberalismo de la desmembración, según ellos, que se había producido en España por culpa de los nacionalismos. Así se formó el nacionalismo español durante la dictadura, una "España, grande y libre"; grande, unida a la idea de imperio y libre de las ideologías "extranjerizantes" (judíos, masones y comunistas) y todo ello dentro de una España tradicional donde su seña de identidad era el catolicismo, "España, como reserva espiritual de occidente".
De este concepto anti liberal surge un sistema político sin partidos políticos, sin elecciones, sin división de poderes, sin parlamento y sin las instituciones y características de un sistema liberal.
De esa concepción de agresión de las ideologías extranjeras surge el odio al judaísmo, la masonería y el comunismo (la conspiración judeo masónica de la que hablaba siempre el régimen). Un obsesión que impregnaba incluso el lenguaje, hasta extremos surrealistas, como el de contar a los niños el cuento de “caperucita encarnada”, o contar a la gente que Franco no era un dictador, sino el caudillo, el parlamento las cortes, las leyes donde se recogían los derechos no eran constituciones sino fueros o los partidos políticos eran el movimiento nacional.
LOS GRUPOS POLITICOS O FAMILIAS
En su planteamiento anti liberal, Franco no permitía hablar de partidos, sino de familias, y tampoco quiso seguir la senda del partido único, sosteniendo su poder en la división entre sus partidarios, de ahí el hecho raro de una dictadura con varias corrientes

1. Los católicos.
Estaban divididos en dos familias. Los católicos tradicionalistas y los del OPUS DEI. Controlaron siempre ciertos ministerios como Educación y Asuntos Exteriores. Los tradicionales fueron el grupo dominante de 1943 a 1957, siendo sustituidos en la influencia sobre Franco por un grupo de técnicos altamente cualificados, de buena familia y a políticos, vinculados a la orden conservadora del OPUS DEI. Fueron los causantes del desarrollo económico, dominado España en los años sesenta.
2. Falange
Fue el grupo hegemónico en los años 40, controlando áreas populistas como Agricultura y Trabajo). De este grupo, el primer cimiento ideológico del régimen, surgirían dos grupos, el bunker o partidarios de no cambiar nada, y los aperturistas liderados por Solís y Fraga.
3. El ejercito
Causante de la victoria en la guerra, estuvo siempre firmemente controlado por Franco y subordinado a su persona. Pese a su constante presencia en el gobierno (entre 5 y 7 ministros), no fueron un grupo de presión. Estaban divididos en dos tendencias: carlistas y donjuanistas. Los carlistas, en línea con el tradicionalismo católico y conservador, recibieron importantes cargos públicos (generalmente la cartera de Justicia), los segundos, monárquicos y partidarios del regreso inmediato a la monarquía en la persona del infante Juan de Borbón, tuvieron problemas con Franco a partir de la segunda guerra mundial y el manifiesto de Laussana, en el que el padre del rey Juan Carlos demando la corona y el fin de la dictadura, llegando a reclamar la intervención aliada en España
BASES SOCIALES
No se puede considerar una base ideológica, pero lo cierto es que el régimen contó el apoyo de la inmensa mayoría de una sociedad española agotada. Claro que a ello contribuyeron la brutal represión y la despolitización social, la falta de ningún sistema de representación, organización o concienciación que pudiera movilizar a las masas. Solo a partir de los años sesenta aparecen grupos de oposición a la dictadura, surgidos de la industrialización del país, el contacto con el exterior y la aparición de nuevas generaciones más formadas, a parte de por una iglesia, cada vez más alejada del régimen desde l Vaticano II.
Los apoyos mayoritarios provinieron de la oligarquía terrateniente, financiera e industrial, el pequeño propietario agrícola de la mitad norte y la masa de funcionarios y beneficiados por el régimen.. Las clases medias, que conocieron su eclosión a partir de la década desarrollista, apoyaron mayoritariamente al régimen, presentando un matiz conservador bastante fuerte, al contrario de lo que había sucedido en España en el siglo XIX y primera mitad del XX. Como estábamos en una época muy jerarquizada, eso garantizaba la obediencia de todo el resto de la sociedad.
Tras el final de la Segunda Guerra Mundial y la posibilidad de una invasión, expresada en el aislamiento del país, desplazó a los miembros más totalitarios del régimen a favor de los católicos radicales. Cuando en 1956, el presidente de los Estados Unidos visitó España, la rotura del aislamiento internacional (ante la necesidad de los occidentales de conseguir aliados anti comunistas en plena Guerra fría), la llegada de turistas y la mejora del nivel de vida de la clase media irían moderando los principios del régimen, creando una solida base social, pacífica de oposición, que acabaría en la transición democrática de 1975

Imagen historiaiesastillero.blogspot.com

No hay comentarios:

Comparte en las Redes

Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...