jueves, 12 de mayo de 2016

Básico 12. La evolución demográfica española (1800-1900)


En este tema vamos a repasar la historia española del siglo XIX, relacionándola con la evolución de la población. Como criterio general comenzaremos indicando los rasgos generales de su crecimiento en número y los cambios en su estructura. Luego indicaremos el crecimiento de sus componentes (natalidad y mortalidad) y finalmente la emigración interna y externa, y siempre argumentándolo con los hechos del siglo. Empezamos



Tras un siglo, el XVIII, de fuerte crecimiento, el XIX va a ser un siglo marcado por la irregularidad, con estancamiento a principios y finales del siglo, por el inicio de la transición demográfica (de un régimen demográfico antiguo de tasas de mortalidad y natalidad altas a moderno, con tasas bajas),  por la inseguridad en los datos y por los fuertes movimientos migratorios, tanto internos (éxodo rural), como externos (migración a las colonias).

Sobre la información, tras los censos de Ensenada y Floridablanca, el país no tuvo una fuente de información enteramente fiable hasta 1857, después de que el de 1833 fuera imposible de abordar, por motivos económicos y el conflicto carlista, y el de 1846 se enfrentara a problemas técnicos insalvables.

La situación europea fue positiva a lo largo del s. XIX, con un aumento de la población en los países europeos motivado por el descenso de la mortalidad, la provocada por catástrofes (guerras, desastres naturales) y por epidemias y enfermedades (mejoras en la sanidad, en la higiene y en la vacunación), a lo que se une una mejora en la dieta y en la facilidad de transportar comida desde la zonas con excedentes a las más necesitadas, superando las antiguas crisis de subsistencia.

En España el crecimiento fue menor. Pese a la mejora sanitaria, las guerras y los conflictos sociales mantuvieron una mortalidad alta, así como las crisis de subsistencia (la falta de transporte hasta el Bienio dificultaban los movimientos de víveres) y las reiteradas epidemias de cólera y gripe (esta al final de siglo). La situación se sostuvo por la elevación de las tasas de fecundidad y nupcialidad que elevaron los nacimientos. De igual modo, la transición demográfica, los cambios en la estructura de edades, costumbres y estructura familiar, se iniciarían con retraso

Dado que no fue uniforme, podemos distinguir el crecimiento demográfico en tres etapas:

a. 1800-1820. Es un período de estancamiento demográfico, marcado por las guerras y el hambre ante la destrucción de cosechas y la falta de comercio. Es el periodo de la Guerra de Independencia y guerra contra Francia. Malas cosechas, crisis de mortalidad provocada por el tifus (1794-1795).

b. 1820-1860: Es el primer periodo de crecimiento, aunque no esta vinculado a las revoluciones agrícola e industrial (excepto Cataluña y País Vasco). Por ello no se verá libre de crisis de mortalidad por guerras (carlista, emancipación americana), crisis de subsistencia y epidemias. pese a ello, las razones del crecimiento serán el aumento de la extensión de la superficie cultivada, gracias a la introducción del consumo masivo de nuevos productos (maíz, patata), y porque entre 1830-1860 cae la emigración a América por la independencia de las colonias. Las desamortizaciones y la revolución liberal propiciaron la mejora de la producción agrícola y la explotación de manos muertas, al cambiar el régimen de propiedad con la abolición de diezmos y desamortizaciones.

c. 1860-1900: Nuevo estancamiento y caída de la población. Pese a ser, durante el reinado de Alfonso XII una época de estabilidad económica y política, la razón hay que buscarla en la marcha de nuevo a América de fuertes contingentes de población, huyendo de la represión del final de Isabel II, de la inestabilidad del Sexenio, y de una economía pobre basada en un sistema mayoritariamente agrario y de capitalismo salvaje. La sangría se aceleraría con la gripe de fines de siglo, y se detendría con la repatriación de los colonos expulsados por la crisis del 98 de sus tierras.

La población comenzaría a crecer a partir de 1900, con el verdadero comienzo de la transición demográfica, con un fuerte éxodo rural y el reinicio de la emigración a Latinoamérica, especialmente hacia Argentina, sobre todo en los últimos años del XIX y principios del XX.

En el aspecto migratorio, toda la historia moderna española esta marcada por un fenómeno migratorio intenso, sobre todo por la colonización americana desde fines del siglo XV, pero es en él último tercio del siglo XIX cuando se desarrolle en nuestro país una corriente emigratoria hacia el exterior muy importante. El desequilibrio existente en España entre una población en crecimiento y unos recursos bajos, sobre todo por la ineficiencia económica, así como la atracción ejercida por una serie de republicas hispano hablantes que inician su despegue económico, fueron, entre otros, los factores que estimulan y propician dicha emigración.
El continente americano, y las jóvenes republicas nacidas de la guerra de independencia  (Argentina, Cuba, Brasil, etc.), e incluso las colonias norteafricanas de Francia (Argelia y Túnez), son los territorios que mayor número de españoles acogen durante el último tercio del siglo XIX y el primer tercio del siglo XX.
Como resultado de este proceso migratorio, en torno a 1920 casi un millón y medio de españoles residían en países de Latino América, mientras que en Francia su numero en esa fecha ronda los 250.000 y en Argelia los 135.000.
Al tiempo, el inicio de la industrialización en el Bienio Progresista comenzó un éxodo hacia las ciudades, en donde, a fines de siglo, se produjeron fenómenos de hacinamiento y miseria, en urbes poco desarrolladas, que serían el caldo de cultivo de los fenómenos revolucionarios asociados al movimiento obrero

Imagen apuntesdedemografia.wordpress


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