miércoles, 21 de marzo de 2018

Básico 27. El Frente Popular



En esta penúltima entrega de los básicos de historia de España en segundo de bachillerato de Cantabria, vamos a estudiar la última fase de la República Española: "Explica las causas de la formación del Frente Popular y las actuaciones tras su triunfo electoral, hasta el comienzo de la guerra."


Los sucesos de octubre del 34 reforzaron ante el electorado conservador la posición de la CEDA. La “amenaza” de clase obrera parecía que se encontraba al fin con la oposición de un partido fuerte capaz de actuar sin miramientos. España comenzaba a ser un escenario donde se enfrentaban las dos ideologías emergentes en Europa, el fascismo y el stalinismo.
Amparado en ese apoyo el gobierno radical-cedista suspendió el estatuto de autonomía de Cataluña, redactó una nueva Ley de Reforma Agraria, que en la práctica anulaba la anterior y sus conquistas sociales y reprimió con dureza los brotes de rebeldía surgidos en la revolución de octubre.
Paralelamente, desde principios de 1935 la debilidad de PRR, socio de los cedistas iba en aumento. Altos dirigentes del PRR habían sido acusados y condenados por comercio ilegal de bienes sometidos a impuestos y violación de las leyes del juego (escándalo del estraperlo). Pero la gota que colmó el vaso fue el llamado escándalo Nombela. Era el nombre de un funcionario del gobierno que se había negado a pagar una cuantiosa y fraudulenta indemnización al empresario catalán Antonio Tayá, que había perdido dos barcos en la colonia de Guinea Ecuatorial, donde tenía la concesión de transporte marítimo. El funcionario llevó su denuncia a las cortes, descubriendo que Lerroux, presidente del gobierno y del PRR estaba directamente implicado en el fraude. Viendo a su socio contra las cuerdas, y con la oportunidad de erigirse en líder único del centro-derecha Gil Robles dejó caer a su socio, dejo de apoyar el gobierno de coalición y pidió al presidente Alcalá Zamora la presidencia para él y el gobierno en exclusiva para su partido.
Sin embargo, el presidente de la República, ante el giro conservador del gobierno, la dureza de la represión y la falta de mayorías claras decide suspender las cortes y convocar nuevas elecciones para febrero de 1936.
Pero no serían unas elecciones normales. El país, tras los sucesos de 1934 y la influencia de la crisis de la democracia europea y el auge de los totalitarismos, estaba crecientemente fragmentado en dos bloques que cada vez se odiaban más y estaban más alejados.

De una lado el Frente Popular, un pacto electoral formado por Izquierda Republicana, PSOE, PCE, POUM (Partido Obrero de Unificación Marxista) y Esquerra Republicana de Catalunya. Este pacto agrupaba a todas las izquierdas. Fuera del pacto, otro movimiento obrero, la CNT, no pidió como siempre la abstención, si no que, perseguida y con muchos miembros en la cárcel, pidió el voto para el FP. Su programa giraba en torno a la recuperación de las reformas del Bienio Reformador y en conceder una amplia amnistía a los encarcelados en la revolución de 1934.

En el otro extremo, se encontraba el llamado por muchos “frente de la contrarrevolución o frente nacional contrarrevolucionario”, articulado en torno a la CEDA, Renovación Española y otros partidos menores, que intentaba movilizar a la burguesía y a los propietarios para conseguir 300 diputados y así poder reformar la constitución, aunque no se dijese en concreto de que manera y con que objetivo. Su debilidad era no haber conseguido un acuerdo conservador en todas las provincias, lo que, ante el sistema electoral de mayorías, le alejaba de sus objetivos

Fuera de esos dos bloques se encontraban partidos nacionalistas moderados como la Falange, el PNV y algunas candidaturas centristas, como la de Portela Valladares.

Aunque la polémica sobre los resultados continúa hasta hoy, parece razonable pensar que la izquierda ganó por un reducido margen de votos, pero el sistema electoral la dio una amplia mayoría. Así el Frente Popular obtuvo (Según Muñón de Lara)  257 escaños, por 139 de la derecha y 57 de centristas y nacionalistas moderados (PNV y Lliga).
Los grandes triunfadores, dentro del bloque izquierdista serian los republicanos de Azaña, los nacionalistas catalanes de Luís Companys y los socialistas.
Con los resultados en la mano, la izquierda se hizo con todo el poder. Removió de su sitio al católico Alcalá Zamora y colocó en ese puesto clave a Manuel Azaña. Sien embargo las disensiones se vieron pronto. El PSOE, dividido, se negó a entrar en el gobierno, que sería formado solo por republicanos bajo el mando del galleguista Casares Quiroga. El gobierno nacía así en minoría y con las fuerzas obreras vigilantes.
En marzo el gobierno comenzó a aplicar su programa reformista:

  1. se amnistió a los represaliados por la revolución de octubre de 1934
  2. se restableció el Estatuto catalán
  3. Se alejo del centro del poder a los militares sospechosos de ser contrarios a la república de izquierdas (Franco, Mola y Goded)
  4. Se reanudó la reforma agraria, aunque el cauce legal quedo pronto inactivo ante las ocupaciones de tierras y el reparto de estas por los jornaleros y los sindicatos agrarios de CNT y UGT
  5. Se comenzó a estudiar los estatutos de autonomía de Galicia y País Vasco, terminados antes del verano estaba prácticamente terminado en julio de 1936.

Pronto la iglesia se enfrentó a la política anticlerical y los terratenientes a la ocupación de sus fincas, al tiempo que los movimientos obreros se quejaban de la lentitud y poca profundidad de las reformas tomándose la justicia por su mano.
Las reformas no frenaron los vientos revolucionarios ni el resentimiento y la oposición a las reformas de los grupos conservadores. La izquierda obrera no quería una república burguesa, si no la revolución, y la derecha buscaba poner fin al sistema democrático.

Desde el mes de abril se sucedieron los enfrentamientos violentos entre grupos falangistas y milicias socialistas, comunistas y anarquistas, al tiempo que un creciente grupo de militares, instigados por la derecha preparaban una conspiración militar contra el gobierno del Frente Popular avanzaba.
Entre los civiles implicados se encontraban Gil Robles, Calvo Sotelo (Renovación Española) y , José Antonio Primo de Rivera (Falange y de las JONS). Entre los militares Franco, Goded, Fanjul, Varela y su líder, Emilio Mola. Muy pronto se iniciaron los contactos con Mussolini y Hitler buscando apoyos internacionales, de la misma manera que los sectores marxistas de la izquierda buscaban apoyos en el Komitern.

En este clima de violencia y odios, el 12 de julio era asesinado por extremistas de derecha un oficial de la Guardia de Asalto y dirigente ugetista, el teniente Castillo. La respuesta llegó la siguiente madrugada con el asesinato de José Calvo Sotelo por parte de un grupo de miembros de las fuerzas de seguridad.


El gobierno de Casares Quiroga, que no había decidido tomar medidas pese a las continuas advertencias de las organizaciones obreras, vio como el 17 de julio de 1936 el ejército de Marruecos liderado por Franco iniciaba la rebelión contra el gobierno de la República, a lo que seguía, el 18 de julio la sublevación de tropas en todas las regiones. Ese mismo día las milicias obreras se armaban y se enfrentaban a los insurgentes. Comenzaba la guerra civil.

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