Es un día frenético. Estudiantes corriendo, mesas petitorias, banderas en los ayuntamientos, mensajes en las redes, miradas esperanzadas, sonrisas paliativas, charlas con testimonios y ojos apretados para no ver las ausencias de los cayeron en la lucha. Son algunos de los actos y los gestos que han vestido hoy el día, preparados por quienes hoy, y todos los demás días se vuelcan con los enfermos de cáncer y con quienes no queremos que algún día lo sean.
Han sido, todos, un abrazo cálido e intenso, una sonrisa cómplice, una llamada a la vida. En el Hospital de Sierrallana, en Torrelavega, un grupo de mujeres preparan estos corazones llenos de mensajes de esperanza. En ellos, otras mujeres colocarán sus brazos para recibir la medicina que les arranque del hades. Un corazón que sólo pide que el de quien le recibe siga latiendo. Es el día del cáncer. Es el día de la vida.
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