Correr,
saltar o moverse con la delicadeza de un cisne son solo excusas. No son más que
pequeños pasos en esa lucha diaria en la que el deporte es abanderado de la
igualdad y de la lucha por demostrar el valor y la valentía de las mujeres,
desde que son niñas, desde que apenas levantan un palmo del suelo, desde que
descubren que se enfrentan a un mundo hostil, solo porque su nombre acaba en “a”.
“Hay que
crear situaciones en las que la mujer pueda demostrar lo que vale, y la
sociedad aprenda el respeto que las debe” dijo hace más de 20 años el entonces
alcalde de la ciudad de Torrelavega, José Gutierrez Portilla.
Esa máxima
ha guiado a una potente escuela deportiva municipal (EDM) en cuyo seno las
secciones de deporte femenino se han convertido en todo un símbolo de la
ciudad.
Una de esas
secciones es la gimnasia rítmica, dirigida con mimo por Beatriz Ruiz desde hace
diez años, con un equipo de gimnastas que usan el deporte como un simple
argumento para educar en el orgullo de ser mujer. Un equipo con campeonas de
Europa y del mundo como María Pardo, María José Prado, Rocío Ezquerra, Sheila
García o Vanesa Ruiz, que entrenan para la pista y para la vida a más de 200
niñas de la comarca.
Hace unos
días la ciudad se volcaba en este equipo tras ganar la copa de España de
conjuntos en la categoría cadete. “Tras ganar el campeonato, en nuestro primer
día de entrenamiento, los equipos de judo y baloncesto masculino de la EDM nos hicieron pasillo a la
entrada del pabellón municipal que compartimos. Fue emocionante”. Y emocionada
nos lo cuenta Beatriz Ruiz, la directora de la escuela. “Puede que en este
momento tengamos el mejor nivel de Cantabria y uno de los más importantes de
España en todas las categorías base. Hemos clasificado a una gimnasta entre las
nueve mejores de España y este invierno el conjunto alevín se ha adjudicado
tres torneos nacionales y otros tres el equipo señor”, nos dice con orgullo
ante la atenta mirada de la ex campeona del mundo Maria Pardo, otra de las
monitoras.
Pero entre
título y título y mientras mira de reojo a sus campeonas que posan con sus
medallas para las cámaras de RTVE, Beatriz, que también dirige el equipo de rítmica
de nuestro colegio, recalca el mismo mensaje. “La medalla es una anécdota, aquí
formamos personas, aquí enseñamos a las niñas a ser tolerantes, a ser
compañeras, a ser empáticas, a mirar siempre a su alrededor y entender que
necesita su compañera. Aquí les enseñamos que son mujeres, y que eso es
importante, a que deben ser valientes, a no rendirse ante nada y a ganarse el
respeto que los demás las deben”.
Las niñas
de la rítmica entrenan en el Pabellón Municipal Vicente Trueba, uno de los que
cuentan con mejores instalaciones en la región, un pabellón alto que permite
entrenar con comodidad y con la altura de techos que requieren las mazas, el
aro, la pelota y, sobretodo, la cinta. Un pabellón en el que siempre ha tenido
el apoyo del ayuntamiento, fuese quien fuese el partido de turno. Todo un lujo.
Los
resultados ahora están ayudando, pero ese apoyo ha existido siempre, como una
apuesta por la igualdad y contra la discriminación, en el deporte y en la
sociedad de la mujer.
Ahora, tras
el triunfo en Guadalajara, las medallas y las fotos, la demanda ha crecido y la EDM ha respondido aumentando
horarios y potenciando la infraestructura.
En iguales
términos se expresaba hace unos días el alcalde la ciudad, el socialista José
Manuel Cruz, en la recepción oficial a las campeonas María Torices, Ángela
Sanz, Paula García, Celia Fernández y Nadia Villalba. Un encuentro en el que el
alcalde alababa a otro de los pilares de este éxito, las familias. Familias
perseverantes, dispuestas a prestar apoyo, a llevar a las niñas los campeonatos
a defender a capa y espada la necesidad de apoyo al deporte femenino.
Las
imágenes de estas niñas nos han recordado las palabras de Matilde Fontecha,
doctora en Filosofía y licenciada en Ciencias de la Actividad Física
y Deporte, que en su libro “El deporte se instala en las cavernas de la
igualdad” (Ed. Bernilde, 2017) denunciaba “la utilización del cuerpo de la mujer
como reclamo sexual por parte de clubes y federaciones, hasta el punto que el
deporte mediático es una de las grandes bazas del patriarcado”.
No es la
única voz que se ha levantado en los últimos tiempos contra la violación de los
derechos de las deportistas “a través de prácticas antiguas y normalizadas como
el acoso y abuso sexual o de otras de nuevo cuño como la lesbofobia o la
utilización de su cuerpo como reclamo sexual, ejemplo de lo cual es la
imposición por parte de las federaciones de una vestimenta de competición que
las desvaloriza como deportistas y como mujeres”, explicaba Fontecha en su día
al diario.es.
En un mundo
en el que poco más del 1% de los patrocinios comerciales se destina al deporte
femenino, donde solo el 5% de los tiempos de los medios se dedica al deporte
femenino y donde el 43% de las adolescentes considera que no tiene suficientes
modelos femeninos de conducta, la gesta de nuestras chicas de rítmica es motivo
de portada.
Hoy no ha
ganado un equipo cadete un campeonato de gimnasia. Hoy ha ganado un equipo de
niñas, dirigido por mujeres, entrenado por mujeres, apoyado por toda una
sociedad empeñada en dotar de medios sus sueños, sin reparar en su género.
Esa es la
medalla de nuestras chicas de la rítmica, esa es la medalla que ha ganado
Torrelavega.
No hay comentarios:
Publicar un comentario