domingo, 7 de septiembre de 2008

Solo un niño

Dos portales más abajo de mi calle, entre aceras confundidas, suele jugar Nery. Llegó a España hace casi tres años empujado de cola por la repelencia de la pobreza, y animado por una España que abría sus puertas a los inmigrantes, cuando no, como les ocurrió a sus padres, les traía contratados desde allá. Moreno, menudo, fibroso, alegre, con la boca almenada por la falta de dientes, Nery, que apenas alza lo que un carro de compra, tiene seis años. Es del Racing, y cuando patea con sus amigos por la calle, luce orgulloso el número de Munitis. Él un día, cuenta con los ojos desplegados al cielo, será también campeón con la roja.
Poco sabe que mientras recoge cartones para construir con ellos castillos y juguetes, sus padres, derrumbados sobre el alfeizar de su ventana, miran el mar que les sacará de Europa, y les devolverá a Bolivia. Silvana, la madre, trabaja desde su llegada limpiando casas y portales. Pero los tiempos empeoran, y ahora las mujeres españolas salen en mayor medida a la calle a buscar el trabajo que pierden sus hombres. No hay para todas y, ante la duda, el mercado aprecia más la piel blanca. Samuel, el padre, llegó a España con un contrato de esos que este gobierno, y el otro y el de más allá, pusieron de moda tiempo atrás. Pero la construcción, en la que se ha dejado explotar estos años, renquea, y el patrón ya le ha avisado que este será el último mes. Ahora un billete les espera, para que quien primero le trajo, le devuelva, como una blusa que ya no nos gusta, y sobre la que el mercader admite el cambio.
Va a ser duro decirle a Nery que, más que un viaje, va a emprender una derrota. Que ya no será de la roja, que ya no volverá a su tierra de vacaciones con sus padres mirando al aire y entregando a sus parientes amor en formato billete. Ahora volverán con la cabeza gacha y el orgullo sanguinolento, como quien tras la batalla debe admitir que erró al desafiar al destino. Será duro arrancarle de lo que el considera la vida, y depositarle en unos días, sin terciar más explicación, a lo que pronto considerara un infierno. Al menos, contribuirá a que algunos crean que ahora, con un inmigrante menos, estarán un poco mas seguros, un poco más aseadas sus calles, y un poco menos fracasados sus colegios, que tenemos compatriotas así de miserables.
Nery sin embargo solo es un rostro de esta pequeña tragedia que, presente cada día en los periódicos, carece de nombres y ya de ilusiones, siempre envuelta en números y porcentajes. Pero es el rostro que más nos conmueve, porque es el de quien solo, lejos de su hogar, aparece más débil, más frágil, aquel que ha huido de la miseria y de la muerte, para llegar a nuestra dulce vida de ricos europeos. Pero hay otros rostros, ocultos, pero reales. Menos pena y caso que Nery ofrece mi hermano. Esta semana le han despedido en su empresa de repartos. Ya no queda mucho que repartir, y menos aun dinero. Pero como es europeo, habrá quien piense que lo suyo es un contratiempo, y lo de Nery una tragedia. No se.
Y así vivimos, entre los sueños de quienes han llegado a nuestra llamada, y huyendo de su miseria, y las pesadillas de quienes aquí, en su propia casa ven derrumbarse los suyos. Tener una casa, unirse a una mujer, criar a unos hijos, jugar con ellos en un parque… Todas son historias, que no se nos olvide, que el paro y la derrota, al final, poco conoce de pieles y credos. Y ahora queda el final. ¿Qué hacer?. ¿Con quien ser solidario?. ¿Con tu hermano de allende el agua, o con tu vecino, del otro lado de la pared de tu casa?.
Y mas engorroso aun. ¿Qué hacer con los cabrones que nos han metido en esto, los que han dado papeles para todos, los que despilfarran aquí, en lugar de sembrar allá, para dar pan sin desarraigo?. ¿Qué hacer con quien en marzo, por la tele, y pidiendo un voto, negaba nuestra ruina, alimentando esperanzas vanas?. ¿Qué hacer con quien no ha impedido el robo, el dispendio, las casas de precios altos, las alegres tarjetas de crédito y un país sordo y mudo que se lo cree todo, como buen hijo de la Logse?. ¿Qué hacemos ahora con Nery?. ¿Qué hará ahora mi hermano?.

Imagen DM

2 comentarios:

Alvaro Saenz dijo...

Gran entrada Zina.
Tienes toda la razón, pero como tu vecino hay muchos. Y como tu hermano.
Es miserable, ver como los sindicatos enmudecen, es miserable ver como los políticos pasan, es miserable ver como unos exageran y como los otros lo niegan.
Y es miserable como uno con la salida ahora de los inmigrantes, dirán que esta España estará mejor, o que habrá menos crímenes, o que por fin España para lo españoles, es miserable ver como los del mensaje del que España se rompe, digan eso ahora.
Lo que tenemos que hacer es juntarnos todos como hermanos, y salir para adelante, como en antaño. Y joder haber si los ricos ayudan de una puta vez a los pobres, pero bueno eso es una puta utopía. Ya lo decía PulPul (SKA-P) con que Botín de sus miserias, esta crisis no existiría, pero claro que mas le da a Botín lo que le ocurra al pueblo.

Papreiro dijo...

Hola Zina.

Tienes razón en lo que cuentas. Muchos sueños de personas inmigrantes que venían a España en busca de trabajo y una mejor vida, se están convirtiendo en pesadillas.
Da pena, lástima, ver a esos niños que sufren junto a su familia. Son los inmigrantes los que se quedan sin trabajo los primeros, cosa que se puede llegar a entender. Se rompen sus sueños, pero al igual se rompen los sueños de muchas familias españolas que están sufriendo la crisis en sus carnes. No solo se despiden a inmigrantes de las empresas, los ERE afectan a todos.
Así que nada, me gusta lo que escribes.

Un saludo. Qué te vaya bonito.

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