domingo, 14 de septiembre de 2008

72.000 euros

Esa es el precio, dicen las malas lenguas, de la dignidad, ya ni la vida, de Jesús Neira. La Noria, uno de los late-night de éxito de la tele española invito hace poco a Violeta Santander, la novia de Antonio Puerta, el hombre que mato a Jesús Neira cuando este la “defendía”. Allí, ante miles de españoles, con las cámaras por testigo, la mujer contó su versión, y su juicio, ambas cosas. Y esa es la cantidad que cobro por hacerlo. Esa seria la versión académica del suceso. En realidad, una persona de bien diría que un atajo de hijos de puta amorales han pagado 12 millones de pesetas a una sin vergüenza desagradecida para que esta ofenda ante media España la memoria del hombre que se ha jugado la vida, y la ha perdido, para defender su vida y su dignidad ante el alienado bestia de su “lo que sea”.

En tantos sitios, tantas personas, hemos gritado basta ante la actitud de los medios en casos como el de Spanair o el de Mª Luz, que solo queda llorar ante este nuevo sin sentido de las empresas de comunicación. Es como si en el horario de máxima audiencia, las televisiones le dieran una hora de cámara y micro a Hitler para justificar el holocausto.
Pero tampoco debemos caer en la tentación de concentrar el fuego sobre los medios. Hay otros aspectos inquietantes en esta historia. Leerla y meditar sobre ella seria un buen ejercicio para Bibiana Aido. Tanto luchar por la igualdad de la mujer, por defender nuestro honor y nuestro papel, y no nos hemos dado cuenta de que uno de los problemas reside en que nosotras, o algunas, no nos queremos. Es como si un miserable instinto maternal nos impulsara a despertar un sentimiento de autodestrucción, con tal de cobijar a hombres caídos en el margen de la vida. Esta mujer esta tan ciega, tan sumisa, tan obcecada con “su hombre”, que no alberga duda sobre el hecho de que los demás mienten cuando acusan a su compañero de tirar su vida al arroyo, de arrastrarla a ella a él, de vejarla, de maltratarla y de llevarse por delante la vida de quien ve en ella a una mujer, a un ser respetable, no la piltrafa pisable que veía en ella su compañero, Antonio Puerta. Verla en televisión defender a Antonio, además de absurdo, ha sido triste. Pero no solo por ella, sino por colocarnos delante una realidad. El amor, la dependencia, el instinto de madres que todas albergamos, esta por encima de leyes, ministerios y policías. Y mientras no resolvamos ese problema de conciencia y de conducta, muchas mujeres estarán condenadas a un síndrome de Estocolmo permanente, seremos tan solo carne de cañón. Tanto como toda una sociedad, cada vez más alejada de cualquier valor. Y recordemos que ciertas voces han deslizado sutilmente que el profesor Neira quizá peco de protagonismo, de exceso de celo ciudadano o de precipitación, valorando inadecuadamente lo que era una simple riña familiar. Pues esta claro, la conclusión de muchos españoles es obvia ante el hecho. Cuando veas a una mujer maltratada, corre en dirección contraria, pues si la socorres o prestas tu apoyo no solo tendrás que jugarte la vida con el maromo, sino soportar el desprecio de ella. Un desprecio similar al que por la vida parece sentir la organización de algunos servicios públicos, no así de las personas que los forman. Hace una semana, ante el accidente de barajas, un magnifico blog, Crónicas de Arian, hacia una estremecedora reflexión sobre lo ocurrido, que tocaba de pasada este tema. Narraba su autora, como un médico amigo suyo la había contado las limitaciones que la sanidad pública imponía a sus médicos a la hora de recetar medicamentos o derivar a sus pacientes a hospitales, pruebas y especialistas, a fin de contener el gasto. Me temo que el desenlace, que no el origen de este caso, ha sido escrito por esa orden negligente de no gastar. Un ahorro en un scanner, que nos ha costado una vida.
En todo caso, viviremos en esta selva en la que nos estamos convirtiendo, mientras haya una mujer descendida al inframundo por un hombre, y mientras haya ratas que la paguen por oír con su demencia manchar el buen nombre de un ciudadano.

3 comentarios:

Papreiro dijo...

¿Quién es mas culpable? ¿El que comercia la droga o el enfermo que se mete un chute? Estamos ante un caso parecido. ¿Quién es mas culpable? ¿La Noria por pagar 72.000 € o esta indeseable que defiende aun maltratador?

Como decía Roberto Arce, son entrevistas de dudosa ética que deberían desaparecer de la televisión.

¿Alguién cree que después de este caso la gente va a intervenir si presencian una pelea entre una pareja en plena calle? Neira es un heroe, pero a partir de ahora habrá poca gente que actue igual que él.

Un saludo.

unmundodecine dijo...

Hola Zina como no veo correo te escribo aqui. El comentario sobre El Caballero Templario se ha publicado por error. Estaba programado desde hace tiempo y no lo quité. Había publicado ayer mismo Crusoe y hoy cuando he vuelto a casa me lo he encontrado para mi disgusto. Queda guardado para más adelante. Espero entonces de nuevo tu pregunta:)O eso o en un correo.

Santanderin dijo...

Y aparte de la sinrazón, de la desvergüenza de la tipa y de todo eso... ¿quién permite que un caso con un sumario abierto lleno de incertidumbres y sospechas una de las implicadas pueda hablar libremente y ser juez y parte en este caso sin que pase nada?
No, además cobra mientras un tío se muere por haberla defendido... increíble.

Comparte en las Redes

Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...