Hola a
todos. Como sabéis nos encontramos en el tramo final del la XVIII edición del concurso
de El País de los Estudiantes. Un concurso que ha permitido crear una pequeña
familia entorno a algo tan sencillo como crear un periódico.
Los últimos
años el periódico ha contado con equipos magníficos, trabajos de indudable
calidad y productos finales que nos han dado la oportunidad de conocer a gente
extraordinaria, tan extraordinaria como vosotros. Pero aun así hemos fracasado.
Creo, honestamente,
que, por mi parte, el enfoque, la dirección y la dedicación, no ha estado a la
altura de vuestro trabajo.
Tanto el
colegio como algunos buenos amigos me han hecho ver que he transformado una
oportunidad educativa, en un egoísta ejercicio de competitividad, al que os he
arrastrado. Solo hay que recordar como el año pasado os conduje a un maratón
sin sentido en vuestras vacaciones de semana santa, que os agotó, que a alguno
le significo un sacrificio en sus estudios y que al final no nos reportó ningún
resultado.
Soy
consciente de vuestra buena fe e ilusión, tanto como de mi incapacidad para
conduciros en un proyecto en el que por encima de la competencia propia de un
concurso, deben reinar los valores educativos. Que en los últimos años hayamos
vivido con el aliento indispensable de nuestros compañeros veteranos indica que
el proyecto que iniciamos hace 18 años está agotado.
Este año
hemos comenzado, por mi culpa tarde, tenemos un equipo inexperto al que no he
sabido preparar y parte de los compañeros apuntados este año, ni asisten a las
reuniones de trabajo, señal de que no he sabido crear un ambiente ilusionante
ni una motivación adecuada. Los compañeros de cuarto están estos días llenos de
exámenes y preparando su desfile con Yolanda y Heidi, otros con el gran
proyecto del teatro, los de 2º a punto de afrontar el importante tramo final
del curso. En estas circunstancias, pediros que sacrifiquéis vuestras
vacaciones para un concurso que no podemos ganar, sería solo una torpe
obcecación por mi parte. Siento no haber sabido hacer crecer la ilusión
necesaria en vosotros, no haberos dedicado el tiempo que precisabais ni haber
sabido potenciar todo el talento que atesoráis.
Solo me
cabe pediros disculpas sinceras, rogaros disculpéis los errores de estos años, poner
fin por mi parte a esta aventura y aconsejaros que no os queméis en un esfuerzo
que he convertido en inútil. Podemos antes de vacaciones publicar lo que
tenemos, a modo de despedida, suspender el trabajo en marcha o el que quiera
publicar su trabajo en eolapaz, ya que se ha esforzado en hacerlo.
Gracias por
el cariño que me habéis dado estos años y por todo lo que he aprendido de
vosotros. Lo siento.
Me imagino
que nos veremos por el cole.
Un saludo
lleno de cariño para todos
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