Una larga
escalera infinita. Un río de empinados peldaños. Una cordillera de invalorados
esfuerzos. Todo un inacabable mar de escalones. Y tras cada uno, otro más. Y
tras cada rellano una duda, y con ella la debilidad de detenerse y deshacer el
camino. Pero siempre a tu lado un colegio y en él la luz, y con ella el eco de
un susurro cercano, "date la vuelta, sigue subiendo, ten fe". En ti.
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