Pocos no
sabrán quien es después de que su equipo (el de la 2Noticias) se plantase ante
el gobierno negándose a firmar un programa el pasado noviembre. La razón la
censura a una noticia que trataba sobre libertad en la cadena pública y el
compromiso de todos los partidos para recuperarla. Todos menos PP y Unió,
claro.
El hecho
emergió rápidamente en esos convulsos tiempo preelectorales, pero no son una
novedad en la carrera de esta periodista que ha convertido su profesión (y ha
inculcado en sus compañeros) en una atalaya de valores y una fusta social para
que no nos durmamos. Desde hace tiempo dirige Noticias2, un telediario
diferente, a una hora diferente (primero las ocho de la tarde, luego al filo de
la medianoche) y en una cadena diferente (la 2, la verdadera televisión
pública, una televisión sin artificios, con mucha cultura, mucha verdad y mucha
conciencia).
Su
telediario alternativo gira en torno a tres grandes principios, rigor,
compromiso social y nuevas tecnologías, especialmente en el ámbito de las redes
sociales, porque para ella, la tecnología siempre tiene adjetivo, social, y
nunca sustantivo, dinero.
La negativa
a admitir la censura del director de informativos, José Silgado, es un acto de
valentía y de coherencia. Pero no es más que una anécdota en la trayectoria de
esta mujer. Más importante aun ha sido la actitud continuada de denuncia del
número de mujeres asesinadas por otros tantos cabrones cobardes, que se dedican
a ejercer su “hombría” matando mujeres.
De tantas
noticias como habrá habido estos días sobre la violencia de género, Mara ha
puesto su peculiar perspectiva de la vida, limpia, directa y sin escándalo
posible, al servicio de un drama, de un drama con nombre de mujer.
La primera
bofetada la recibimos sus oyente-adictos en boca de Edurne de la Hera , una abogada
especializada en defensa de mujeres maltratadas que sacó los colores a la
administración en dos frases. La justicia vende a la ciudadanía una acción
inmediata ante cualquier agresión o denuncia. Hoy la mayoría de estos casos se
ven ante el juez mediante procedimiento abreviado y juicio rápido. Al final se
hacen juicios como churros, en el aquí te pillo, aquí te mato típicamente
español.
No se
investiga y lo único que se juzga es la última agresión, con resultado muy
benévolo para el agresor. Quince de las asesinadas este año habían pasado por
estos juicios. Lo segundo que contaba Edurne es también preocupante. La ley
establece que se deben poner en marcha las Unidades de valoración integral
forense, compuestas por médicos, psicólogos y asistentes sociales, para
averiguar la verdad, ayudar al juez en sus decisiones y atender a las victimas.
Siete en toda España. Ante esta falta de especialistas, los maltratos sin marca
física quedan sin demostrar. Un 43% de los juicios quedaron en absolución del
agresor, que en un 12% de esas absoluciones, al final mato. Se lo decía a Mara
Ana María Pérez del Campo, vocal del Observatorio contra la Violencia de Género del
Consejo General del Poder Judicial, el sistema permite que se cumpla lo que
profetiza el agresor “nadie te va a creer”.
Eso es
informar y formar conciencia sobre nuestros problemas. Eso es ayudar a
desentrañar la telaraña que atrapa a la mujer en estos casos. Y eso hacia el
jueves Mara Torres y su equipo, mientras las demás cadenas reproducían los
insulsos discursos de consejeros, alcaldes y ministras, dedicados a sacar
tarjetas rojas, soplar globitos y encender velas por toda España, mientras en
algún rincón del país, varias mujeres eran molidas a palos y algún juez
despedía con una sonrisa a un matón de familia.
Noticias
como el reconocimiento a Ahige, una asociación de hombres comprometidos, que
pretenden ayudar a otros a frenar su violencia y su machismo y a colaborar,
como una mancha de aceite contra este mal. O como la exposición y talleres de
Pamela Palenciano, en el IAM de Sevilla, que cuenta a las mujeres como son las
fases que las arrastran al abismo, a veces envuelto en amor y cariño, como el
de Judas. Para que viéndose en el espejo, sepan decir basta al odio y adiós al
engaño.
Pero como
no hay mejor crítica que aquella que empieza por uno mismo, y no hay mejor
primer paso, que el que empieza uno mismo, dando ejemplo y contribuyendo al
cambio, Mara se ha puesto esta semana en manos de Women´s link worldwide, para
analizar como es el compromiso que su equipo pregona tiene sobre la igualdad y
la justicia. Muchos parabienes han salido de esta prestigiosa organización
internacional femenina de lucha contra la discriminación de género, y algunas
recomendaciones.
El estudio
del equipo dirigido por Viviana Waisman, ha desvelado un lenguaje no
consciente, pero muy dañino que, lleno de estereotipos, alimenta, en mentes
enfermas, eso que se ha llamado el odio machista, prejuicios y roles
sistemáticos. Un lenguaje sostenido en imágenes niños varones explotados para
obtener coltán en las minas, mientras las imágenes que ilustran el uso de los
móviles que provocan esa explotación son de mujeres. O imágenes de hombres
rudos trabajando en obras, fabricas y calles, cuando se habla en televisión del
déficit del estado y los problemas laborales, mientras que las protagonistas
son las mujeres comprando irreflexivamente, en alguno centro comercial, cuando
de consumo, despilfarro y costes ambientales se trata.
Frente al
silencio de todos, haciendo oídos sordos a esas pequeñas cosas que construyen
los grandes dramas, como el lenguaje, los gestos o las actitudes cotidianas,
Mara impulsó el análisis de su comportamiento, y el espíritu de enmienda. Pocas
vidas va a salvar, de la muerte o de la indignidad, la nueva ley que quita a un
padre la custodia de sus hijos cuando hay sospecha. Un toque tangencial a un
problema más serio, como han dicho las propias asociaciones de jueces. Algo más
profundo y fructífero eso que hace Mara, y otros periodistas de verdad. Mirar
la vida de frente, verla en profundidad, y afrontarla sin miedo.
Si esta
semana se ha rebelado contra la censura, que no es más que el silencio de una
verdad, como la de las mujeres asesinadas por serlo. Esa es su rebeldía.
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