Esta pasando

Como os podéis imaginar, ha sido una semana de monopoly, tele e iTunes. Tanto tiempo holgazaneando en casa, mirando como el cielo apedreaba los cristales de mi casa a granizadas, me ha permitido descubrir un mundo más allá de la realidad y de las peores pesadillas, un mundo sumergido en los inescrutables designios de los dioses, un mundo terrible y que despiadado amenaza la virginidad mental de la raza humana: la tele del corazón.

Esta semana he podido ver en ella imágenes espeluznantes, Belén Esteban rebuznando, Isabel Pantoja comiendo un donuts, y hasta a Jaime Peñafiel declarándose en las ondas a Patricia Conde. Porno duro y en horario infantil. Y no exagero nada, todo lo que os cuento por inimaginable que os parezca, es cierto, y lo han visto estos ojos que se han de comer los gusanos.
Pero el no va más, el más difícil todavía, el salto mortal de la desvergüenza, el non plus ultra de ser miserable, ruin y cabrón, lo vi el viernes en un programa de tele 5 que se llama “esta pasando”. Fue lo más.
Parece ser que el programa está pasando (y no es un juego de palabras), por una agonía que llevará al paro, en breve, no me extraña, a todo el equipo. Es una chorrada, y aunque eso en España triunfa, esto ya es demasiado, hasta para los que siguen estos programas. Bien, pues hete aquí que a la gente esta se le aparece toda la corte celestial, y una niña muere en Huelva. Y para colmo, a manos de un pederasta confeso y condenado. Y, hay más, prófugo de la justicia sin que esta lo sepa. El tema es fuerte, es cierto, ha sido un fallo bestial. Pero lo del programa es peor. Puestos a sacar audiencia de debajo de las piedras, de la forma más miserable y rastrera, esta gente se monta cuatro mini manifestaciones, una en cada esquina de España, y desde el estudio central de Tele 5, los dos lelos que presentan el programa, con musiquilla y voz de tensión, como si de un thriller americano se tratase, nos anuncian que media España esta en la calle manifestándose indignada contra lo que ha ocurrido. Y acto seguido aparece un reportero en éxtasis en Sevilla, y otro en Madrid, y otros dos en no sé donde que, cercanos al paroxismo, nos dicen que la calle está que arde y que los vecinos de esa ciudad han montado un pollo de cuidado. ¿Un pollo?. Ni un bocarte raquítico. Todo se reduce a juntar a veinte vecinos que quieren salir en la tele, apiñados para que en el campo de la cámara la densidad de petardos por metro cuadrado de sensación de masa que inunda la calle. Y lo bueno es que los tíos se meten en el papel, y recitan dos slogans que les han mandado, y mueven una mini pancarta, y hasta golpean una cacerola, y todo ello descojonados de la risa, no es para menos. Solo una señora aparece seriamente emocionada, solo faltaría, claro, es que el tema es serio, tanto que no comprendo como no hay un juez con un par de huevos como para cerrar el programa y meter a todo el equipo en la cárcel por montar semejante circo, sacar tajada de la desgracia ajena y manipular de manera tan vil a la audiencia que les queda. Pero ahí no acaba la cosa, y en el sumum de la criminalidad intelectual, los muy capullos entrevistan en plena calle al hermano del asesino, y en medio del interviú aparece, no preguntéis a cambio de cuanto, un fulano que se mete con él, le agrede y da el pistoletazo de salida para que aparezcan dos docenas de voluntarios a magrear al sujeto a base de bien. Claro el periodista, o lo que sea, hace el papelón de querer separarlos, mientras al muchacho le meten una manita de aquí te espero. La escena es repetida en el programa hasta cinco veces. Hasta que al final paran, que no es cosa de quemar el video de tanto usarle, y anuncian que al día siguiente lo repetirán íntegro, con tomas falsas, previo y tertulia final, en otro engendro llamado “El buscador”. Desde los tiempos en que Margarita seisdedos atizaba al personal con el bolso ese que tenia un ladrillo dentro, no había visto nada en España tan patético. ¿Realmente vivimos en un país tan cutre y tan desalmado?. Porque no se puede tener alma para hacer una cosa así. Joder, que ha muerto una niña, que sus padres aun están llorando por ella, y lo que les queda, y estos desgraciados montando un espectáculo a cuenta del dolor ajeno. Y luego son esos mismos medios los que se rasgan las vestiduras y denuncian a cuatro sin vergüenzas que pegan una paliza a un crió en un IES y lo graban con el teléfono y lo cuelgan en youtube. Pues estos peor, lo graban con cámaras de alta definición y lo ponen por la tele. ¿Dónde ha quedado aquello de que los medios tienen una responsabilidad social a la hora de informar?. ¿Cómo vamos a evitar la violencia de género, la asexual o la que sea, si los “notarios” de la realidad la manipulan , se la inventan y rebuscan en lo más bajo y sucio de las personas, solo para ganar un puñado de euros. ¿Y vosotros os llamáis periodistas?, llamaros lo que sois, cómplices.