* La
utilización de objetos de hierro, de tecnología de fabricación más compleja que
el bronce y el cobre.
* Es un fenómeno
inducido por otras culturas, que influirán sobre los habitantes autóctonos
produciendo un desarrollo no discontinuo con el bronce.
*
Desarrollo parcial, que afecta más a Levante, menos a la Meseta y poco a las zonas
del Cantábrico
* Son
culturas de un gran desarrollo social y político, que superan la organización
tribal y clánica y que extienden el comercio y la producción artesanal.
* Se va a
producir una progresiva diferenciación entre los pueblos mediterráneos, más
avanzados, y las culturas del interior.
Los
primeros pobladores del Hierro fueron los celtas, aun con sociedades clánicas
pero ya poseedores de esta tecnología.
Vamos a
distinguir en el tema entre los pueblos prerromanos (aquellos que surgen de la
evolución cultural de las comunidades del bronce y el cobre) de los
colonizadores del Hierro, culturas y estados que llegarán a la Península durante el
hierro atraídos por las riquezas de nuestro territorio
Vídeo explicativo de la Edad del Hierro en España elaborado por el profesor de historia de 2º de bachillerato Carlos González en el canal historyTopics
1. Los
pueblos prerromanos
1.1. Los
iberos.
En
realidad, lo que entendemos por ibero no es una nación o país, sino un fenómeno
cultural que evolucionó a partir de los pobladores neolíticos de la costa
mediterránea, fuertemente influidos por las culturas fenicia y griega con la
que entraron en contacto, generando una amalgama de pueblos y ciudades unidos
por una base cultural común.
Hablaban
varios dialectos de una lengua pre-indoeuropea, aunque ya en el siglo II a.C.
aparecen monedas acuñadas en ibérico y en latín. En ese panorama, el euskera podría
ser un dialectos ibérico marginal.
Hablamos
por tanto de pueblos prerromanos que ocupaban el territorio oriental de la Península , incluyendo
Levante, Aragón, este de Castilla y Andalucía. Convivieron con celtas,
celtíberos y cantabros que ocupaban el resto del territorio peninsular.
Los pueblos
ibéricos estaban divididos en tribus, no estaban unidos políticamente y estaban
muy influidos por las culturas fenicia y griega, con las cuales entraron en
contacto. Vivian en ciudades estado amuralladas, casi siempre sobre colinas o
elevaciones, en general de aspecto pobre y sencillo, no siendo abundantes los
templos, palacios o edificios comunitarios, aunque su modernidad y lujo aumenta
hacia el sur (Andalucía).
La economía
de los iberos se basaba principalmente en el cultivo de los cereales, la vid y
el olivo. La ganadería alcanzó importancia sobre todo en las tierras del sur, así
como la cría de caballos.
Dominaban
la metalurgia, sobre todo la producción de armas de guerra (falcata, lanza
ibérica, etc.) y objetos de orfebrería. Tenían una economía monetaria que
facilitaba los intercambios comerciales con los pueblos de oriente (metales y
productos textiles de lino o esparto).
La cultura
ibérica era muy evolucionada a la altura del siglo III a. C. Tenían un alfabeto
propio, derivado del tartésico, y a través de este del fenicio. De igual forma habían
alcanzado, por el mismo medio, una considerable madurez técnica, matemática y en
ciencias de la naturaleza.
La
religión, es visible a través del arte. Son abundantes los exvotos (figurillas
de ofrenda a los dioses) ofrecidos a divinidades femeninas. La escultura y la
pintura sobre cerámica manifiestan importantes influencias del arte oriental
fenicio y griego. Destacan el santuario del Cerro de los Santos (Albacete), las
grandes de Elche y Baza, de clara influencia oriental y representativas de la
diosa Tanit, y las grandes bichas, o esculturas zoomorfas, como la bicha de
Bazalote, la de Toro o los de Guisando
Socialmente
estaban dirigidos por una elite aristocrática (guerreros y dueños de los
rebaños) que controlaba la producción campesina y ejercía su dominio mediante
la fuerza militar. Salvo Los vacceos, un curioso pueblo que practicaba el
comunismo agrario, repartiendo d forma igualitaria trabajo y recursos, casi
todos estuvieron dirigidos por reyes.
La
conquista de cartagineses y romanos truncó su desarrollo y sometió a todos
ellos al dominio externo. Divididos en multitud de pueblos destacan ciudades
estado como Ilerda (Lerida) o Sagunto.
1.2. Los
celtas.
En torno al
siglo IX a.C. se produjeron invasiones de pueblos indoeuropeos por todo el
continente. Estas culturas (conocidas como de Hallstatt) conocían el hierro, por
lo que contaban con una clara superioridad militar sobre las culturas del cobre
o el bronce. Estos pueblos debieron constituir una elite militar dominadora
sobre los iberos, más desarrollados culturalmente. Estos indoeuropeos se
conocen con el nombre genérico de celtas. Su estructura social era tribal y la
gentilidad o el clan era la base de su organización, gobernada por los
guerreros.
Llegaron a la Península en dos oleadas
(siglo IX a. C.. y siglo VI a.C.). Hablaban una lengua indoeuropea y se
establecieron en Cataluña (campos de urnas) y en los valles del Ebro y Duero y,
los mas característicos en Galia y reino de León.
Los más característicos,
aunque no mayoritarios fueron los celtas del noroeste, o celtas de los castros.
La cultura de los castros se desarrolló en Galicia y aledaños, territorio de
escala para las naves que comerciaban con el estaño de las islas Británicas. Su
manifestación más importante son los poblados fortificados, los castros,
formados con viviendas de planta circular, semienterradas, recubiertas de
ramaje sobre colinas o lugares de fácil defensa, y mimetizados con el medio y
rodeados de varios recintos amurallados, como es el caso del famoso castro de
Santa Tecla (Pontevedra). Junto a las viviendas se encontraban los pastos y los
corrales para los animales.
Sus
sacerdotes, los druidas, eran los garantes de las tradiciones del grupo, de su
ciencia y de los ritos religiosos, muy vinculados al sol y los árboles. Más al
interior, otros celtas, los constructores de verracos (o bichas), serán la base
de los celtiberos.
Todos estos
pueblos estaban agrupados en tribus y clanes, unidos por lazos de parentesco, más
amplias que la mera familia nuclear. Los propietarios ganaderos formaban la
aristocracia del grupo, donde, al parecer, no existía la esclavitud y de ahí la
resistencia a ultranza que opondrían estas tribus a la dominación romana,
basada en un sistema de producción esclavista.
1.3. Los
celtiberos
Los
celtíberos eran un grupo nacido de la progresiva mezcla y mutua influencia
entre íberos y celtas, que ocuparon la meseta norte, Extremadura y Portugal,
siendo su más importante núcleo Numancia. Eran ganaderos y vivían en ciudades
estado pobres y separadas políticamente.
Importantes
fueron también los vacceos eran otro pueblo celtibero que ocupó el valle del
Duero. Se caracterizaron por practicar el comunismo o colectivismo agrario.
Según esta práctica, las tierras eran trabajadas por todos los miembros hábiles
de la tribu. Cuando se recogía la cosecha, se repartía entre todos según las
necesidades de cada cual. Otro ejemplo serán los celtiberos.
1.4.
Tartesos.
Conocemos
de la existencia del reino de Tartesos, teóricamente asentado en valle del
Guadalquivir, por las referencias de la Biblia y de historiadores antiguos, pero la
escasez de restos hacen que nuestro conocimiento se encuentre entre la leyenda
y la historia demostrable.
Su economía
estaba relacionada con la explotación del estaño, el cobre (en las proximidades
de Aznalcóllar y Ríotinto), la plata y el oro. Su organización política era la
monarquía, donde su rey Argantonio (el hombre de la plata) nos ha sido
trasmitido como un dios vivo, y que vivió entre el 630 y el 550 a .C.
El contacto
con los fenicios y los griegos vino motivado por el comercio de los metales,
que se exportaban desde los puertos de Cádiz y Huelva. Unos y otros influyeron
en su moderna civilización (cultivo del olivo y de la vid, técnicas de
conservación del pescado, torno de alfarero, medicina, astronomía, construcción
naval, etc.).
Su poder
militar y su opulencia les hizo temibles y dominadores de sus vecinos, a los
que "chuleaban". Su sociedad semilibre y su sistema político diárquico
les convertía en una rareza en el panorama de la época. Sus grandes ciudades
eran Tarsis, Carambolo y Carmona.
La
decadencia de Tartessos se produjo a raíz del agotamiento de sus minas, del
abandono de las colonias fenicias tras la caída de Tiro y Sidón, y la derrota
griega ante los cartagineses en Alalia, lo bloqueo su comercio. A partir de
entonces, la economía de intercambio decayó el reino se dividió entre diversas
tribus o pueblos (turdetanos, accitanos, bastetanos, etc., que serían
asimilados por los iberos. La teoría de que vinculados a los atlantes,
desaparecieron con estos, carece a día de hoy de base.
En todo
caso formaron la cultura más antigua del primer milenio a.C.
1.5. Cántabros.
Forman
junto a astures y vascos, el conjunto de pueblos asentados entre el Cantábrico
y la Cordillera
Cantabrica. Hostiles y atascados en el epipaleolitico,
recibieron muy pocas influencias (tan solo algo de metalurgia y religión de los
celtas). Vivian en reducidas sociedades clánicas en abrigos o castros, con base
social matriarcal y política asamblearia. Permanecerían libres y al margen de
la historia española hasta su derrota en el siglo I a.C. ante Roma.
2. Los
colonizadores del hierro
2.1 Los
griegos en la Península
Ibérica
Podemos
considerar a los griegos la primera gran cultura europea de la antigüedad. En
realidad con ese nombre no hablamos de un estado, sino de un grupo de ciudades
estado que compartían una lengua, cultura y creencias comunes. Llegaron a
España en busca de territorios donde asentar colonias, ciudades nuevas,
hermanadas con otras griegas y dependientes de ellas, con las que ampliaban sus
mercados, obtenían nuevas fuentes de materias primas y aliviaban las tensiones
demográficas de sus ciudades originarias (metrópolis). Parece que la mayoría de
los griegos llegados a la
Península Ibérica provenían del estado griego de Focea, uno
de los mas dinámicos en el terreno comercial, hasta que su derrota frente a los
cartagineses (otra potencia mediterránea) en la batalla de Alalia, les apartó
de la lucha por el mercado europeo, lo que explica la reducción de su presencia
en la Península
desde el siglo VI a.C. Sin embargo, sus escasas colonias en la segunda mitad
del milenio resultaron muy importantes en la conexión comercial de la Península con el Mediterráneo
oriental.
No quedan
casi restos de la mayoría de las colonias que se supone existieron, por lo que
lo mas probable es que fueran barrios de otras iberas o fenicias, en los que
sus navegantes repostaban y desde donde comerciaban con los pueblos del
interior.
La mayoría
de estos asentamientos se encuentran en Gerona, Alicante y Cádiz. El más
importante fue el de Emporion (Ampurias), en la costa gerundense, fundada por
colonos llegados de Marsella.
Intercambiaban
cerámicas, vino y aceite, a cambio de sal, esparto y telas de lino. Su
influencia sobre las poblaciones peninsulares es notable en las formas de arte,
el sistema político oligárquico y democrático después y en la lengua.
2.2. La
colonización fenicia
Denominamos
así a una importante cultura comercial originaria de las costas del actual Líbano,
y que tomando como base las ciudades orientales de Tiro y Sidon crearon un
imponente imperio comercial en el Mediterráneo, hasta su derrota por el imperio
persa, que descabezo su imperio, el cual desaparecería en la parte oriental y adoptaría
el nombre de Cartaginés en la occidental.
Sus
asentamientos se limitan al área andaluza, y parece que están muy asociados al
comercio y la alianza con la mítica Tartesos. Sus asentamientos eran factorías
comerciales, pequeños núcleos pensados para comerciar, no para asentar y
colonizar, con las ciudades metalúrgicas del interior. También practicaban la
agricultura, pero con fines de autoabastecimiento.
Fuera del Cantábrico,
ellos introdujeron la metalurgia del hierro, y además introdujeron, a través
del comercio el torno de alfarero, las técnicas comerciales, el lenguaje
alfabético, la técnica de conservación del pescado o el laboreo de la sal.
Sus factorías
más importantes estuvieron en Gadir (Cádiz), Malaca (Málaga), Sexi (Almuñécar)
y Abdera (Adra)
2.3.
Cartago
Cartago,
una prospera ciudad fenicia del norte de África heredo el imperio colonial
fenicio occidental, después que sus capitales Tiro y Sidon fueran arrasadas por
los persas. Este estado fuertemente militarizado y oligárquico alcanzo su máximo
esplendor entre los siglos IV y III a.C. Los cartagineses sustituyeron a los
comerciantes fenicios y se instalaron en factorías al modo fenicio. Obtenían de
Iberia minerales, materias primas vegetales y mercenarios para sus poderosos ejércitos
al mismo tiempo que dejaban su influencia sobre las culturas ibéricas,
especialmente en el campo de la organización social y la religión (extendieron
el culto a la diosa Tanit). Sus asentamientos más importantes fueron Baria
(Almería), Gades (Cádiz), Ebusus (Ibiza), por su estratégica posición para el
control marítimo, y Cartago Nova (Cartagena), capital de la Iberia púnica
Los
cartagineses toman una gran importancia en nuestra historia, porque frente a
los grupos anteriores adoptaron una política expansiva en el Mediterráneo, enfrentándose
abiertamente con griegos y romanos, lo que les llevo a ocupar nuestro país,
reclutar tropas, explotar nuestros recursos y combatir, lo que atraería a otras
potencias a nuestro suelo, en su afán de luchar o defenderse de ellos. se
consideraron herederos de los fenicios y disputaron a los griegos el dominio
del Mediterráneo.
Se
extendieron por amplias zonas al sur del Ebro, dominando o aliándose con ciudades
locales. Desde el siglo III a.C. desataron un feroz conflicto contra los
romanos (guerras púnicas). Su derrota en ellas, los destruiría y abriría el
camino a la colonización de Hispania por Roma.
Imagen de portada viajealtiempodelosiberos.com
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