Reina española (1830-1904) gobernó en España entre 1834 y 1868, si bien los primeros diez años bajo la regencia de su madre Mª Cristina.
Su llegada al trono provocó un grave problema sucesorio, al no admitir su tío (Carlos de Borbón) su derecho al trono, por no reconocer la vigencia de la Pragmática Sanción (ley que anulaba la Ley Sálica de Felipe V por la que no podían gobernar las mujeres) y por creer que su reinado simbolizaría el triunfo de los liberales sobre los partidarios del Antiguo Régimen. Triunfantes sus armas en la I Guerra Carlista, su reinado estuvo marcado por la consolidación del estado liberal, imponiéndose en España, definitivamente, constituciones, separación de poderes y sufragio. Sin embargo, la corrupción política, las graves diferencias sociales y el atraso económico, desatarían la revolución democrática de 1868, que acabaría con su reinado
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