lunes, 21 de noviembre de 2011

El dia del comienzo


Si algo se aprende en educación es a aprender de todo, de todos, y en todo momento. Como en la noche electoral exponía Rajoy a sus seguidores, el domingo era día de festejar, el lunes de trabajar, y con muchas dificultades. A la gente más joven es difícil transmitirle de manera correcta todo el significado y la importancia de un proceso electoral, en una circunstancia tan adversa como esta en que nos encontramos o en cualquier otra. Y, sin embargo, la lectura de las cifras siempre es sencilla. Lo dijo Rajoy varias veces en campaña, en una frase sumamente educativa “no nos peleamos con nadie, no competimos con nadie”. Y esa es la esencia de un proceso electoral.

Un proceso de elección, un acto de elegir, sin que ello implique la derrota de nadie, ni la victoria de nadie, más allá de la legítima satisfacción de quien habiendo propuesto un camino para la gestión del país encuentra en sus conciudadanos el respaldo a sus valores personales, a su capacidad organizativa y a sus ideales políticos. Pero por encima de ello, la victoria siempre corresponde a la nación, que en cada día, electoral o no, triunfa como colectivo que construye su futuro libremente, y acorde a unos valores cívicos y comunes que hemos dado en llamar democracia.

La “victoria”, casi nunca es individual. Rajoy ha demostrado las cualidades y los valores de la tenacidad y el esfuerzo, logrando llevar a su partido a una situación exitosa, que más que de poder se ha convertido en de suma responsabilidad. Pero su éxito no solo depende de él y de su organización, de su capacidad para generar ideas, llevarlas a la práctica y alentar un espíritu colectivo de superación. También depende de nuestra capacidad como país para colaborar, para construir con nuestro esfuerzo las soluciones y el futuro que todos deseamos. Cinco millones de compatriotas se encuentran en paro, cuatro millones en riesgo de exclusión y pobreza. Esa dramática situación no la resuelve solo un presidente, veinte ministros y trescientos cincuenta diputados, sino, además, la actitud responsable del país, si bien es cierto que este ha dado sobradas muestras de esfuerzo, responsabilidad y sensatez, y ahora le toca el turno de demostrar lo mismo a los políticos.

Pero junto a la responsabilidad que asume el que obtiene más votos en unas elecciones, también es educativo apreciar la actitud de quien no logra tantos, del que pierde lo que, en realidad, no es una competición.
Quien gana es el elegido para servir a los demás, y él lo sabe, y quien pierde ofrece también a los demás unos valores dignos de tener en cuenta.

El pasado abril un grupo de alumnos de La Paz tuvieron la oportunidad de mantener un largo encuentro con el entonces vicepresidente Pérez Rubalcaba, en aquella entrevista, que posteriormente publicó eolapaz, se traslucía un hombre derrotado de antemano. Cansado y con la vista puesta en recomponer, a largo plazo, un partido descosido y abatido, Rubalcaba sabia entonces que cinco semanas después, como se titulaba nuestro artículo, iniciaría la marcha del desierto son su partido. Cinco semanas después sería candidato, afrontaría la lapidación pública de su organización y comenzaría a levantarle, o dejaría el camino para que otro lo hiciese. Y pese a ello a sumió su responsabilidad, y no salió huyendo, por más que por encima de toda, y lícita, ambición personal, se sabia perdedor. Pero asumió una responsabilidad para con sus compañeros. Y eso debemos aprender.

Aunque con resultado muy distinto, Rajoy y Rubalcaba, con sus defectos, errores, tópicos y esclavitudes, son el reflejo de un hecho muy educativo. No darse por rendidos. En el interior de su partido, y ante buena parte de la opinión pública, Rajoy ha sido cuestionado, zancadilleado y ofendido. De igual manera que Rubalcaba, que ha enterrado a unos cuantos amigos asesinados por ETA, ha sido tildado hasta de amigo de terroristas. Está de moda atacar a los políticos, y se lo han ganado a pulso, y generalmente en eolapaz somos muy críticos con ellos. Pero el esfuerzo debe ser también reconocido y la honra mantenida. Ambos han sido servidores públicos y han dedicado buena parte de su vida al progreso social. Hoy Rubalcaba ha sufrido una sangrante derrota, pero debe asumir desde hoy el importante papel de liderar el control al gobierno. Rajoy ha obtenido, contando mayo, una segunda y apabullante victoria, y eso no hace más que iniciar su camino, cuyo éxito será el de todos. La crítica a ambos, y a los demás políticos de nuestro país debe estar presente en nuestra vida diaria, pero el respeto a ambos, la cordura y el espíritu constructivo, debe primar sobre todo. Tanto como dos lecciones que la vida nos inculca a cada palo diario, debemos saber perder, y más aun saber ganar.

Hoy toca a unos festejar el triunfo de sus convicciones y el apoyo de la sociedad. A otros cerrar heridas y aprender de errores. A todos, mañana, nos espera trabajo, porque mañana es el día del comienzo. Mañana comienza una misión colectiva en la escuela, en el trabajo, en la calle, en la cultura y en la solidaridad. Colaborar con ilusión con el nuevo gobierno y pedirle cuentas a diario del que es nuestro único objetivo, que nadie se quede atrás, que ningún español se quede ni sin futuro ni sin presente. Porque nos lo pide el corazón, y nos lo manda Dios.

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