Thelmas y pelmas

Thelma Ortiz, la hermana de la princesa Leticia, llevó hace unas semanas a juicio a media profesión periodística, para evitar que esta la sacase fotos como quien saca pipas de una bolsa. La juez ha dicho ahora que no tiene razón, y que hasta que no la amarguen la vida del todo, no puede darla amparo. Lo primero que se me ocurre es que en un mundo con tantas desgracias, que la prensa y la televisión dediquen tanto esfuerzo, tiempo y dinero en explicar una noticia tan sencilla es un desprecio a los males de media humanidad, colocados por debajo de este tema en orden de interés, al tiempo que nos tratan a los demás de tontos, porque no veo la necesidad de explicar y debatir una cosa tan sencilla tanto tiempo. Ha perdido un juicio, paga 50.000 pavos y a correr. Si cada vez que alguien pierde un juicio le sacan en la tele ocho días, habrá que hacer canales temáticos, casi uno por español. “Es que es una mujer pública”, dicen. Bueno cada uno hace con su cuerpo lo que quiere ¿no?.

Lo que me llama la atención, aunque claro, que voy a saber yo, una pobre niña de provincias, es eso de que no se pueden tomar “medidas cautelares”, porque no ha pasado nada. Aun. ¿Os imagináis a una señora corriendo por una calle con el bestia de su “compañero sentimental” detrás con un cuchillo jamonero, y ella pidiendo auxilio, y que el juez la dijese que no puede tomar “medidas cautelares”, porque aun no la ha hecho nada?. Seria muy fuerte. Desde luego si yo tuviese a una nube de “profesionales” todo el día detrás cámara en mano, me chinaba y me liaba a palos. Y entonces el juez me empapelaba a mi seguro. Porque al final la cuestión para mi es esa. Nos obligan a estudiar la constitución española desde crios, y a hacer un día al año el tonto en el patio del instituto celebrándola. Si el tonto, por no decir el gilipollas, porque a mi me interesa más sacar nota y estudiar lo que yo quiero, más que tanta chorrada como hacemos en el instituto, que una cosa es aprender valores y conocer el mundo y otra convertir el insti en una feria, todo el día con trabajitos, exposiciones y cartelitos. Que para divertirme ya tengo el finde y a mis amigos. Y cuando me siente en la facultad, si es que llego, me voy a acordar de todos los días temáticos, cada vez que no entienda nada de química.
Pero, volviendo al tema, ¿y el derecho a la intimidad, a la dignidad, el buen nombre… Y ya de paso a la vivienda, el trabajo y a que un cabron no te magree por ser tía?. Yo propondría que los periodistas de corazón, si de verdad quieren llenar páginas y horas de televisión y si quieren, tal como dicen, dar un servicio público, cogiesen la cámara y el micrófono y se pasasen el día detrás de los gurus de la educación preguntando hasta decir basta quien les paga para intentar convertir a toda una generación en analfabetos funcionales. O acosar a alguno de esos jueces que meten en la cárcel a inocentes o dejan sueltos a asesinos de mujeres. O podrían haberse ido el otro día a Campogiro y haberse puesto en fila junto a los guardias civiles que “celebraban” su fiesta con un muerto entre ellos. ¡Ah!, ya se, podrían ir a la casa de los padres y los hermanos de los hijos de puta que pusieron la bomba de Álava y preguntarles “¿Fue muy difícil educar a un asesino?, ¿Se sienten orgullosos de que su hijo sea tan cabron?. ¿Qué tal duermen por las noches?. Seria flipante grabar 24 horas en las Herriko tabernas de Hernani?. Y ya lo más sería montar guardia en la puerta de la casa de algún mafioso ruso de la costa del sol, para grabarle y preguntarle a cuantas mujeres explota en sus burdeles o cuando llegará el próximo cargamento de coca. Pero claro, eso no tiene interés, es una cosa sin importancia, a quien pueden interesarle memeces así. Es mucho más importante y de mayor interés social la vida de Thelma Ortiz. Donde va a parar. Quizá la cosa este en que meterle un micrófono en la boca a Mas hiel, en la cola de un aeropuerto para preguntarla por el la,la,la, agobiar a un pobre demente como Pajares, o acosar a un torero de tercera como Jesulin sea más fácil, carece de riesgo. Como mucho algún empujón de pascuas a ramos, que ya se encargaran ellos de dar importancia y multiplicar por ocho. Pero hay gente a la que no se toca, de la que no se habla, a la que no se molesta. Es peligrosa.
Es una buena oportunidad para cambiar el nombre a la prensa rosa, en realidad es la prensa pauperrima, la que se ceba en los débiles, en los tontos que ponen la cara en la feria de la televisión. La mujer barbuda, el borracho sereno y la tetona silicosa. Pero carece de un par para disparar una foto y sacar a la luz a quienes sobran de este mundo. Y luego la prensa rosa nos llama a los jóvenes “gilichorraz”. Lo que hay que oír.